Un día histórico para Reino Unido. Este lunes ha tenido lugar el último adiós a la difunta reina Isabel II, que falleció el pasado 8 de septiembre. La Familia Real británica ha liderado la marcha fúnebre hasta la Capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor, donde 800 invitados han asistido a la última ceremonia religiosa en honor a la monarca y, donde no han faltado los otros miembros de la Corona británica: los corgis.

La devoción de la reina británica por esta raza de perros era conocida en todo el mundo y, por ello, los que convivieron con ella en sus últimos momentos de vida han sido testigos también de su muerte y despedida.

En las imágenes difundidas por medios británicos y la propia Casa Real, se ha podido ver en la escalinata de la Capilla de San Jorge a Muick y Sandy, los dos últimos corgis de Isabel II, los cuales eran custodiados por miembros del servicio de la Corona británica.

 

No obstante, estos no han sido los únicos animales que han estado presentes en la llegada del cortejo, ya que uno de los ponis de la monarca también estaba en las inmediaciones de Windsor a la llegada de la Armada Británica con el féretro.

El linaje de Susan, la primera corgi real

La monarca británica era una fiel amante de los perros corgis, tanto que tuvo durante su vida un linaje de más de 30 ejemplares. Su amor por estos animales se remonta a la década de los 40, cuando su familia le regaló a Susan por sus 18 años y, desde entonces, el linaje desciende de esta primera perrita.

Cabe destacar que la sucesión de los corgis reales también ha declinado en una raza que la propia mandataria de Buckingham ha creado: los dorgis, un cruce de corgis y dachshund.

La regla de no tener más perros en la familia se rompió justo el año pasado, cuando el príncipe Andrés le regaló a su madre el corgi Muick y el dorgi Fergus, aunque este último falleció tres meses después, por lo que Isabel II adquirió a Sandy. Pero esta no fue la única, ya que también en 2021 la reina adoptó a Lissie, un cocker spaniel de cuatro años.