El presidente de Estados Unidos (EEUU), Donald Trump, explicó en su toma de posesión sus primeras órdenes ejecutivas, que marcarán la que será la hoja de ruta del responsable republicano durante su segundo mandato. Contra la diversidad sexual, la migración o el cambio climático, Trump se quiere erigir como líder irrevocable de la oleada ultra fuera de Europa.

Batalla cultural, migratoria, de género o climática

Otra vez bajo el Make America great again, el primer presidente condenado de la historia del país de las estrellas y barras está dispuesto a dar la particular batalla (reaccionaria) a nivel cultural, sexual, migratorio o climático y en favor de sus simpatizantes. Prueba de esto último es que entre las intenciones del político se encuentran la de indultar a los asaltantes del Capitolio. En este sentido, el gobierno republicano prevé perdonar a las más de 1.500 personas que en 2021 atacaron uno de los edificios más importantes del país. En concreto, la intención es indultar con carácter inmediato a las personas condenadas por delitos no violentos y conmutar las sentencias de lo que lo fueron por delitos más graves algo que, si bien no eliminan los antecedentes, sive para restaurar derechos civiles como la posesión de armas o el derecho al voto.

En el resto de las decisiones anunciadas de forma oficial por el ya oficialmente primer responsable del territorio americano destacan la seguridad de que en Estados Unidos, a partir de ahora, “solo hay dos géneros”; toda una declaración de intenciones esta segunda contra las políticas de igualdad, diversidad e inclusión.

Por supuesto, la cuestión migratoria sigue siendo una de las principales en el programa del presidente estadounidense, que promete la declaración de una emergencia nacional para movilizar recursos y soldados. De hecho, es aquí por donde empezó a describir sus objetivos. “La primera orden ejecutiva será declarar la emergencia nacional en la frontera del sur”, emitió, para después añadir que “los ilegales serán detenidos” y que iba a “devolver a millones de criminales a los lugares de los que vienen”. “Voy a terminar con la política de atrapar y soltar (…) Enviaré tropas para reparar el desastre para nuestro país”.

Tampoco escapa a las intenciones de Trump el negacionismo del cambio climático, sobre el que asegura que retirará a su país del acuerdo climático de París. Se trata de una decisión recurrente a través de la cual el político considera que aporta mucho más a la Organización Mundial de la Salud (OMS), que su gran rival, China.

Después del pasado lunes no ha lugar a dudas, prácticamente todo el programa que puso en marcha la administración de Joe Biden dejará de tener valor en la era Trump. Él mismo despejaba cualquier incógnita en su discurso, si es que la había.

“Cada orden ejecutiva radical y absurda de la administración Biden será revocada en cuestión de horas después de que preste juramento al cargo. Se van a divertir mucho viendo la televisión. Alguien me dijo que no firmara tantos en un día, que lo hiciera en un período de semanas. Yo dije que no, que al diablo”, sostenía. Dentro de estas “órdenes absurdas” se encuentra, por ejemplo, anular la retirada de Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo.

Asimismo, el líder internacional confirmó que considerará a los cárteles mexicanos entidades terroristas extranjeras, sin llegar a descartar incluso el empleo de fuerzas especiales del ejército contra ellos; y que recurrirá a una ley de 1797 para dar poderes suficientes al Ejecutivo. El asunto es más polémico de lo que puede parecer a simple vista a nivel legal, ya que se trata de una normativa que, según rige el texto, se puede utilizar en caso de que “se declare una guerra entre EEUU y cualquier nación o gobierno extranjero” o cuando “se perpetre, intente o amenace con una invasión o incursión depredadora contra el territorio de Estados Unidos por parte de cualquier nación o gobierno extranjero”, y tras ello “el presidente haga una proclamación pública”.

Para que se pueda poner en práctica, Trump debería declarar a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras, como cuando EEUU, 24 años atrás, comenzó la guerra contra el terror o el terrorismo.

También queda claro que Trump quiere plantar la batalla en redes sociales. Más allá de los movimientos de los magnates Elon Musk y Mark Zuckerberg, el presidente electo adelantó la decisión rápida mediante la cual prorrogaría durante 75 días la aplicación de ley que exige que desliguen la propiedad de sus dueños chinos.