La masacre en la escuela de Uvalde (Texas) ha reabierto el latente debate sobre el fácil acceso a las armas en Estados Unidos. Con el dolor de los familiares de las víctimas aún sobre la mesa, los republicanos han optado por lavarse las manos y poner el foco de la discusión en la salud mental de Salvador Raimondo Ramos, el joven de 18 años que perpetró la matanza, justificando que tragedias de esta índole son obra de un “maniaco”.

El líder de la minoría en el Senado, Mitch McConnell, ha optado por arrastrar el debate público en Estados Unidos hacia los problemas psicológicos del autor de la masacre de Uvalde. Eludiendo cualquier alusión al fácil acceso a las armas, eterno debate abierto en la sociedad americana, el republicano ha calificado como “repugnante” que las vidas de inocentes hayan sido “robadas sin sentido”.

McConnell ha insistido en que la matanza en la escuela de Uvalde ha sido obra de un “joven trastornado” y un “maniaco”, despejando los intentos para restringir el acceso a armas de fuego, avalado por la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos. “La investigación aún está en curso”, ha justificado el líder de la minoría.

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La posición republicana ha derivado en una incendiaria sesión en el Senado de los Estados Unidos, en la sempiterna confrontación que mantienen con los demócratas. El argumento de la salud mental ha recibido todo tipo de ataques por sus adversarios, que lo han llegado a calificar como “bobada”, aduciendo que estos crímenes no se pueden justificar desde ese prisma, sino que requieren un nivel mayor de inmersión.

Crudo debate en el Senado

Ahórrenme esas bobadas”, ha espetado el senador demócrata Chris Murphy en la sesión del miércoles, que pivota sobre la idea de que “no se puede explicar esto a través de este prisma”. No obstante, previo a este reproche, a instado a los republicanos a apoyar las reformas que harían “menos probable” tragedias como la de Texas.

Murphy ha expuesto que Estados Unidos no es un país “atípico” en lo relativo a enfermedades psicológicas, pero sí lo es, en cambio, en el “acceso a las armas de fuego” y en la capacidad de los “delincuentes y personas muy enfermas” para conseguirlas. Una línea que también ha seguido el líder de la mayoría demócrata, Chuck Schumer, quien les ha afeado que señalen a una enfermedad mental como “verdadera villana”, en lugar de asumir que residen en una nación “asfixiada por las armas de fuego”.

“Estados Unidos no destaca por tener altos índices de enfermedades mentales, pero sí somos únicos entre las naciones desarrolladas del mundo en las que a día de hoy la principal causa de la muerte entre los niños no es un accidente en carretera, una enfermedad o la desnutrición, sino las armas de fuego”, ha zanjado.