El ambiente digital entre la extrema derecha y sus propios protagonistas ha sumado un nuevo capítulo con el choque entre Vito Quiles y Bertrand Ndongo, a raíz de un vídeo que Ndongo publicó, en el que abordaba al diputado Gabriel Rufián en la calle, instándolo con preguntas personales que buscaban desencadenar una reacción virulenta. En ese contexto, Quiles ha denunciado lo que considera un “acoso” de Ndongo hacia Rufián, mientras que Ndongo ha respondido con desdén, calificando a Quiles como “el Charlie Kirk de AliExpress”.

El origen del enfrentamiento se sitúa en un vídeo recientemente publicado por Ndongo donde se le ve persiguiendo a Rufián por la ciudad de Madrid con preguntas sobre su vida privada, más allá de su actividad pública como diputado.

Un acoso, habitual en Ndongo e imposible de practicar sin la connivencia de Partido Popular y Vox, al que, sorprendentemente, Vito Quiles reaccionaba de una manera bastante contundente. “Esto es lamentable. No puedes estar persiguiendo a un político 8 minutos por toda la ciudad y menos por temas personales que nada tienen que ver con su servicio público. Una cosa es un par de preguntas, cuando son de actualidad, pero esto no puedo apoyarlo nunca”, señalaba en su cuenta de X -anteriormente conocida como Twitter-.

Y Ndongo no dudaba en entrar al fango cargando con todo contra Quiles: “El Charlie Kirk de Aliexpress anda algo picado jejejejeje”.

¿Qué hay detrás del choque?

Este encontronazo no es solo un rifirrafe personal entre dos personajes polémicos: representa también varias dinámicas más amplias en el ecosistema mediático-político español. La estrategia de provocación mediática diluye la frontera entre cobertura informativa y agitprop, cuando lo que prima es la viralidad y no el esclarecimiento público. A su vez, la persecución de lo privado sobre lo público —y el espectáculo de un diputado siendo abordado por la calle— dan cuenta de cómo la política se reduce muchas veces a un show digital, en el que se debilita la institucionalidad y se banaliza el papel parlamentario.

En ese contexto, el desgaste del discurso progresista adquiere matices preocupantes: si la izquierda no articula formas de afrontamiento que conjuguen rigor, transparencia y visibilidad, el conflicto acaba definiéndose por los términos del adversario y no por las propuestas.

Bertrand Ndongo, anatomía de un agitador

Yves Bertrand Ndongo Meye, nacido en Camerún en 1990, es un activista mediático afincado en España y estrechamente vinculado a Vox, donde se ha hecho conocido bajo el apodo de “El Negro de Vox”. Llegó a España alrededor del año 2010, instalado inicialmente en Alcorcón, donde trabajó en el sector de la limpieza y posteriormente como encargado en una empresa de mantenimiento. Su historia personal, en la que pasó de inmigrante trabajador a asesor político, ha sido utilizada por él mismo como símbolo de “integración” en el relato de la derecha española, aunque sus mensajes han generado gran controversia por la manera en que ataca a los colectivos migrantes y al movimiento feminista. Ndongo se define como un “liberal conservador” y asegura sentirse más identificado con el discurso antiinmigración europeo que con las luchas antirracistas, afirmando que “el racismo en España no existe como lo pintan”.

Su salto a la primera línea política se produjo en 2019, cuando fue contratado como asesor de Rocío Monasterio, líder de Vox en la Comunidad de Madrid. Desde entonces, ha cultivado una intensa presencia mediática a través de redes sociales, entrevistas y apariciones en programas de televisión, donde suele protagonizar enfrentamientos con periodistas o representantes de partidos de izquierda. Su perfil se ha consolidado como el de un agitador digital, con una comunicación basada en la provocación, el sarcasmo y la confrontación directa, especialmente hacia figuras públicas progresistas.

A lo largo de los últimos años, Ndongo ha protagonizado varios episodios polémicos. En redes sociales ha difundido mensajes en los que negaba la existencia de la violencia machista o defendía la “mano dura” contra la inmigración irregular. También ha sido señalado por compartir bulos y desinformaciones, algo que le ha llevado a ser suspendido temporalmente de plataformas como Twitter (hoy X). Sus publicaciones más virales suelen centrarse en ataques a medios de comunicación, feministas o representantes de la izquierda, combinando un tono humorístico con un discurso ideológico extremo.

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