Rambo es un zorro que lleva poniendo en jaque a las autoridades australinas desde hace cuatro años. Un animal tan escurridizo y peculiar que, después de agotar los recursos técnicos, con un sinfín de cacerías e infructuosas redeadas por la región forestal de Pilliga, se ha ganado a pulso el mote inspirado en el papel que intepretase Sylvester Stallone en Acorralado y su entrada de cabeza en The Australia's Most Wanted List. O, dicho de otro modo, el Rambo australiano ha escalado al primer puesto en la lista de depredadores más buscados.

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Angus Fontaine, escritor y periodista australiano, narra con detenimiento las peripecias del ingenioso animal y los dolores de cabeza que están sufriendo sus detractores.

Haciendo un poco de historia, en el año 2019, Wayne Sparrow, jefe de operaciones de la zona forestal de Pilliga, recibió una misiva del Organismo australiano encargado de la conservación de la flora y fauna, al respecto de las inversiones millonarias realizadas para introducir especies de animales autóctonos que estaban en vías de extinción. 

Sparrow, con algunas dosis de ironía y sin tiempo que perder, dio el santo y seña para que a ninguno se le ocurriera reintroducir especies de animales en la zona antes de proteger los terrenos la zona.

Y es que, bajo los planes diseñados por el Organismo de Nueva Gales del Sur, el zorro conocido como el Rambo de cuatro patas, no dejaría vivo ni un solo animal mientras siguiese merodeando por los cuatro puntos cardinales de la región. En este sentido, el principal responsable de la región forestal no titubeo lo más mínimo para evitar que el zorro causara una terrible masacre.

 Recursos utilizados para atrapar al Rambo de cuatro patas

Durante los cuatro años de idas y venidas del Rambo de cuatro patas, eludiendo la vigilancia y el acecho de sus enemigos, Sparrow explicaba a Fontaine que, a pesar de ofrecer recompensas cuantiosas, no lograron atrapar al animal

Acto seguido, la institución Parques Nacionales del Estado de Nueva Gales del Sur, que vela sobre todo por el cuidado y seguridad de los animales autóctonos, tomó el mando para atrapar a Rambo.

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Lo primero fue poner en marcha un plan de ataque compuesto un Ejército de cazadores, guardabosques, rastreadores y personal científico. Además, no escatimaron esfuerzos y dinero para emplear al personal durante 41 noches de cacerías a la intemperie e instalar casi 3.000 dispositivos especiales para atrapar al zorro.  

Pero eso no es todo: con el afán y el empeño de encontrar a la presa más codiciada de la región se emplearon 25 perros rastreadores, un helicóptero con dispositivos especiales para disparar a media altura y 97 cámaras infrarrojas, filmando las idas y venidas del Rambo animal. 

Sin embargo, comentaba Sparrow, “a pesar de todos los esfuerzos y las 4.500 horas de trabajo que empleamos no logramos atraparlo”. 

De igual modo, añadió el jefe de operaciones de la zona forestal, “fueron inútiles los esfuerzos que hicimos construyendo un vallado gigantesco de 5.800 hectáreas con el slogan: salvar nuestros animales autóctonos”.

Animales nativos que, a los pocos meses de construir la empalizada, el zorro se encargó de no dejar ni uno vivo, tras entrar y salir del vallado como Pedro por su casa.

Modus operandi de los zorros en zonas urbanas

Estos animales se adaptan de maravilla en cualquier lugar del mundo e incluso en las temperaturas extremas del Ártico. También deambulan por pueblos y ciudades en busca del menú preferido a base de insectos, gusanos y una buena variedad de frutas y verduras. En cierto modo, son parecidos a otros animales. 

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Ahora bien, a preguntas sobre el mundo de las aves, Grant Barlow, australiano de pura cepa que vive en las alturas de Mount Dandenong, en comunicación telefónica con ElPlural.com, comentó que con gallinas, pollos o pájaros suelen darse problemas graves. Los zorros destrozan a sus víctimas, pero no necesariamente los matan.

De igual modo, este periódico conversó con Eloy Corral, oriundo de León, quien llegó a Australia hace muchos años desde Suiza, para convertirse en labrador, sembrando cebada o canola en zonas comarcales de Geelong y Ballarat. Corral comentó que, en ocasiones, los zorros con astucia enseguida encontraban donde se refugiaban gallinas o corderos para hincarles el diente. Pero, mayormente, los animales domésticos sobrevivían al ataque y solo en contadas ocasiones el zorro mataba a su presa.

Wayne Sparrow, el encargado principal de la zona forestal de la región de Pilliga, comentaba la desazón que le estaba causando su lucha contra el zorro Rambo. Sparrow asegura que lleva el campo -el Bush como se le llama en Australia- en las venas y que durante toda su vida ha trabajado en profesiones vinculadas a este mundo: guardabosques, cowboy, bombero… "Ha sido muy frustrante, muy desmoralizador los cuatros años de perseguir sin descanso al Rambo de cuatro patas", añadía. “Un zorro al que solo he podido ver en dos ocasiones, en una toma fotográfica, y pienso a veces que nos mira, nos desafía y dice...Catch me if you can... Cógeme si puedes’".