La pregunta del millón, una expresión que también ha llegado al castellano, tiene todavía mayor arraigo en los países de habla anglosajona. Muchos señalan su origen en el programa Take it or leave it, que emitió la estadounidense CBS en 1940, aunque el reto final en realidad otorgaba 64.000 dólares. No fue hasta su versión moderna, el británico How wants to be a millonaire, en 1998, cuando la frase se correspondió con el premio. Sin embargo, en Australia, la pregunta del millón ahora es otra: ¿Quién secuestró a la niña Cleo Smith? Y es que un millón de dólares australianos era la recompensa que se ofrecía a quien desvelara la ecuación, pero el premio podría quedar desierto. Las autoridades han rescatado a la niña, sana y salva, pero, incluso con el sospechoso detenido, la identidad del secuestrador sigue siendo una incógnita.

En esta ocasión, a la postre, nadie se llevó el millón de dólares de recompensa, después que fuerzas de la seguridad encontraran a comienzos de esta semana a Cleo Smith, la niña de cuatro años de edad secuestrada durante 18 días en una casa abandonada en Carnarvon, localidad costera a 900 kilómetros de Perth, en el Estado de Australia Occidental. El suceso ocurrió cuando los padres acamparon el pasado 15 de octubre en una tienda de campaña y durante la noche fue raptada mientras dormía.

La noticia estremecedora conmovió a todo el país y dio la vuelta al mundo, nunca mejor dicho, porque medios de todo el planeta se hicieron eco de una noticia que recordaba bastante al caso de la niña británica Madeleine McCann, desaparecida en 2007 de un complejo vacacional en el Algarve portugués. El primer ministro Scott Morrison, de viaje por tierras escocesas para asistir a la cumbre sobre el Cambio Climático de Glasgow envió un mensaje de apoyo a los padres de la criatura.

La fotografía de un aborigen que podría acabar en multa

Por otro lado, la noticia fue ayer comentada por el Canal 7 de la televisión en la que aparecía la imagen distorsionada de un aborigen, supuestamente sospechoso del rapto. La noticia enseguida apareció en las redes sociales de la plataforma Facebook. Sin embargo, al poco tiempo de aparecer en pantalla el propietario del Canal 7 de televisión ordenó, tajantemente, anular la imagen. Una imagen que, según un abogado encargado en litigios de carácter comercial, podría costarle al jefe ejecutivo del Canal 7 de televisión 432.000 dólares.  

Aparte de esta insólita noticia en un país donde el racismo contra los aborígenes sigue siendo un tema muy delicado y, tras restablecerse la calma y la infinidad de parabienes con mensajes solidarios a la familia australiana, los detectives han estado trabajando a destajo, para desentrañar el misterioso rapto.

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En primer lugar, a través del servicio telefónico Crime Stopper, un servicio comunitario para prevenir raptos o crímenes de distinta naturaleza, en el que se filtraron más de 1.000 llamadas. Una por una, varios detectives escucharon las grabaciones con miras a encontrar alguna pista, o información sobre el autor del secuestro.  

A resultas de las pesquisas interrogaron a un presunto sospechoso, y a continuación le llevaron al hospital, para hacerle un reconocimiento médico, e inmediatamente, fue trasladado a las dependencias policiales, para pasar la noche en el calabozo.

La recompensa de un millón de dólares

Sin embargo, Col Blunch, segundo de a bordo de la Comisión policial, dijo este jueves a los informadores que el detenido no ha sido inculpado con cargos y, será en breves horas o este viernes, cuando será interrogado en la corte de justicia.

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Tirando del hilo de lo que decíamos al comienzo sobre el millón de dólares de recompensa fijado por las autoridades policiales, Blunch, comentó que “difícilmente algún ciudadano podrá conseguir el botín, pues el milagro no surge de la gente que pasan horas y horas, para encontrar la respuesta sobre el raptor de turno”. Mayormente, agregaba el dirigente de la comisión policial, "son los detectives, los analistas, y especialistas que exploran, minuciosamente, todas las fuentes de información que tienen a su alcance, para esclarecer el caso".

Y para terminar con buenas dosis de ironía, comentaba a los periodistas: “Saben ustedes que todo lo que he dicho no creo que sea verdad".