El Papa Francisco ha vuelto a desatar la polémica afirmando que "los cotilleos son cosas de mujeres" y que los hombres "debemos decir las cosas" porque "llevamos pantalones". Estas nuevas declaraciones, que han levantado una gran polvareda, llegan justo después de que el responsable eclesiástico asegurara que había mucho “mariconeo” dentro del obispado.

La última salida de tono tenía lugar al pasado jueves, cuando otro medio italiano publicó que el argentino, en una nueva reunión a puerta cerrada, esta vez con jóvenes sacerdotes, les emplazó a dejar de lado los chismes porque “son cosa de mujeres”. “Nosotros llevamos pantalones, debemos decir las cosas”, incidió, según los medios italianos, pidiendo a quienes le acompañaban que fueran de cara para afrontar determinadas cuestiones.

Los hechos no han dejado de sorprender dado que, si bien la Iglesia se mantiene como ente altamente conservador, para muchos Francisco le había dado un lavado de cara. Sin embargo, las críticas no han tardado en llegar después de las afirmaciones de la última semana. A más a más, los dos episodios chocan de lleno contra dos de los temas con los que el Papa ha intentado convencer a la opinión pública de una cierta apertura de la Iglesia en su discurso.

Así la cosas, el Papa ha tenido gestos respecto de la inclusión femenina en órganos de decisiones y puestos ejecutivos de la Iglesia y el Vaticano. En concreto, ha cerrado la puerta de forma clara a su ordenamiento como diaconisas, pero insiste en una idea de feminizar la entidad. Ejemplo de esto en que en marzo escogió una cárcel de mujeres para la tradición de lavar los pies a los reclusos.

Respecto de los abusos en la Iglesia, Francisco consideró que dar más funciones a las mujeres no resolvería el problema, pero dijo que el “estilo” femenino debe integrarse en el pensamiento de la institución. Además, el Pontífice destacó que “invitar a hablar a una mujer no es entrar en la modalidad de un feminismo eclesiástico, porque a fin de cuentas todo feminismo termina siendo un machismo con faldas”.

Tras sus palabras sobre el “mariconeo”, el Papa argentino se excusó mediante un comunicado de la oficina de prensa del Vaticano por sus palabras sobre el “mariconeo” y dictar que no deben aceptarse homosexuales. El Pontífice justificó que no quería ser “homófobo” y pidió perdón a “quien pudiera sentirse ofendido por el uso de un término al se han referido otros”.

El 20 de mayo, Francisco se reunió en la antigua sala del sínodo del Vaticano con los obispos italianos durante su asamblea de primavera. Se trata de un momento clave para un intercambio directo -de tú a tú- entre Francisco y la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), con preguntas y respuestas a puerta cerrada. Aquí volvió a surgir esa idea de que en los seminarios católicos hay demasiados homosexuales.

Según publicaron en primera instancia la web Dagospía y después confirmó el periódico La Repubblica, el Papa fue muy directo: no debían admitirse personas homosexuales en los seminarios. En el encuentro, el responsable argentino señaló que ya hay demasiado “mariconeo”, en referencia a una supuesta alta presencia de personas homosexuales en los seminarios.