El Papa ha pedido disculpas por sus comentarios sobre el "ambiente marica" de los seminarios, pronunciadas el pasado 20 de mayo durante una reunión a puerta cerrada con cerca de 230 obispos italianos en el Aula del Sínodo del Vaticano. El Pontífice pedía a los prelados que no permitan la admisión de homosexuales en los seminarios.
"El Papa nunca ha pretendido ofender ni expresarse en términos homófobos, y presenta sus disculpas a quienes se hayan sentido ofendidos por el uso de un término, divulgado por otros", ha asegurado el director de la Oficina de Prensa del Vaticano, Matteo Bruni.
Bruni ha explicado que Francisco está "al corriente de los artículos publicados recientemente sobre una conversación, a puerta cerrada, con los obispos de la Conferencia Episcopal Italiana".
Según las reconstrucciones de los diarios 'Repubblica' e 'Il Corriere della Sera', Francisco, cuya lengua materna es el español, no el italiano, y que a menudo utiliza un lenguaje coloquial en la conversación, sorprendió a los obispos al utilizar una palabra italiana "frociaggine", que es un término despectivo para designar a los homosexuales que podría traducirse como "ambiente marica" en italiano.
En todo caso, el Papa afirma que "en la Iglesia hay sitio para todos., ¡para todos! '¡Nadie es inútil!, nadie es superfluo, hay sitio para todos'. ¡Como somos, todos'", según recoge el comunicado vaticano.
De este modo, el Vaticano deja patente que el Pontífice no era consciente del carácter ofensivo de la palabra. Del mismo modo, 'Il Corriere della Sera' citaba varias fuentes de los obispos que consideraron que la fatídica frase del Papa fue recibida con algunas "risas ridículas" ya que "era evidente que el Papa no era consciente de lo ofensiva que resulta esta palabra en italiano".
En todo caso, las palabras del Papa no difieren de lo que ha sido la posición oficial del Vaticano desde el año 2005, cuando la Congregación para la Educación Católica, con la aprobación del entonces papa Benedicto XVI, emitió un documento sobre la cuestión, titulado 'Instrucción relativa a los criterios para el discernimiento de las vocaciones con respecto a las personas con tendencias homosexuales en vista de su admisión al seminario y a las órdenes sagradas".
"La Iglesia no puede permitir al seminario y a las órdenes sagradas a quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostienen la así llamada cultura Gay", se lee en el documento, que fue refrendado por el propio Papa Francisco en el año 2016.
Un momento clave
Que el tema de la homosexualidad y los seminarios se abordase durante la reunión del día 20 no es casualidad. Hace solo unos meses los obispos italianos ya dieron su visto bueno a un nuevo reglamento para seminaristas que aún debe recibir el plácet final del Dicasterio para el Clero, responsable de supervisar los asuntos relacionados con sacerdotes y diáconos.
¿Giro de discurso? Más que por el fondo, el comentario del Pontífice ha llamado la atención por dos factores: el cómo y el cuándo. Desde que inició su pontificado, en marzo de 2013, Francisco se ha caracterizado por suavizar el tono de la Iglesia hacia los homosexuales, apostando por un tono más conciliador que su predecesor, Benedicto XVI. "Si alguien es gay y busca al señor y tiene buena voluntad, ¿quien soy yo para juzgarlo?" reivindicaba tras iniciar su papado.
No ha sido su único guiño. A finales de 2023 llegó incluso a permitir la bendición de las parejas del mismo sexo, así como otras uniones en "situación irregular" a sus ojos. La bendición no los equipara en cualquier caso al matrimonio y poco después, en enero, el Vaticano matizaba que el gesto no implica una aprobación.
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