Los pasillos de la Comisión Europea son un hervidero desde primera hora de la mañana. En Bruselas, centro de operaciones del Viejo Continente, la actividad comienza con los primeros rayos de sol y acaba bien entrada la noche. Especialmente prolíficos han sido los debates esta semana, focalizada en la presentación del libro blanco de defensa con el que Europa preparará su rearme a medio plazo en un momento de máxima expectación, con un contexto cambiante en el que los anuncios históricos caen por minutos y es necesario adaptarse a la volatilidad de un mapa repleto de conflictos modernos, híbridos y que requieren de invertir las reglas del juego. 

El acuerdo entre los Veintisiete no es sencillo, como se ha visto en el Consejo Europeo posterior a la presentación del white paper por parte de Kaja Kallas, vicepresidenta de la Comisión Europea y alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores. A las tradicionales quejas húngaras se suma la idiosincrasia particular de cada uno de los estados miembros, con España, por ejemplo, a la cola de inversión en defensa y un panorama interno donde los socios del Ejecutivo reclaman desprenderse del mapa de operaciones continental. De esta forma, y mientras Sánchez busca rebajar el tono belicista evitando el término "rearme", la UE mira con especial atención a nuestro país, Italia y Bélgica -los tres que más tiempo han dilatado la necesidad de aportar un mayor porcentaje de su PIB al gasto en Defensa-. Necesidades que se alimentan y convierten en urgentes con el debilitamiento del eje transatlántico, dependiente de las algaradas de un Donald Trump al que desde la capital europea perciben con cierto temor a que materialice sus inimaginables amenazas

Pero no solo preocupa Estados Unidos. La necesaria puesta en marcha de un plan conjunto, cifrado por la Comisión en 800.000 millones de euros de inversión extra para la defensa europea, responde a la elevada preocupación de que Vladimir Putin prosiga en sus pretensiones imperialistas, a la evidencia de que China trata de imponer todos sus mecanismos aprovechándose de la debilidad europea a medio plazo con ciertas materias primas críticas y a la sensación de que en en el medio plazo, si la Unión quiere formar parte de la mesa de debate, debe robustecerse, aprovechar sus fortalezas -como la guerra espacial- y reducir sus puntos flacos -excesiva dependencia de terceros en áreas clave-. 

Un complejo horizonte a corto y medio plazo en el que hay que ponerse a trabajar, máxime teniendo en cuenta la volatilidad de la nueva administración de la Casa Blanca. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha reiterado, tanto en ruedas de prensa como en entrevistas, que ha dejado de estar interesado en financiar la seguridad europea y ha aludido a su intención de obligar a los miembros de la OTAN a aumentar sus respectivos gastos militares. Esto, sumado a su cercanía a una guerra comercial y arancelaria de difícil resolución, obliga a Europa a tomar decisiones valientes, decididas y lo suficientemente rápidas para dar la estimada cobertura en 2030 -incluso aunque estas, como está ocurriendo, obliguen a una simplificación administrativa que ataque directamente a la línea de flotación del Green Deal tan prometido por la presidenta von der Leyen y codiciado por la vicepresidenta Ribera-. 

"Estamos en una guerra caliente en suelo europeo, así que hemos de hacer mucho más. Y lo tenemos que hacer conjuntamente. Nuestros objetivos rebasan el 2%, sin que sean importantes las cifras sino cómo suplir las carencias", sostenía Kallas este miércoles en la presentación del libro blanco. "Si no lo hacemos ahora, en tres años será demasiado tarde", proseguía. Una firmeza que hemos podido escuchar también a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, quien tanto en ruedas de prensa como en diferentes entrevistas ha sostenido que "la era del dividendo de paz se fue hace mucho tiempo y la arquitectura de seguridad sobre la que nos apoyábamos ya no puede darse por sentado". 

Por ello, la nueva prioridad de la Unión es invertir en una industria militar y defensiva que sea autosuficiente y que dependa de la marca “made in Europe. “Una nueva orden internacional se formará en la segunda mitad de esta década y más allá”, ha reivindicado Von der Leyen, expresando que Europa no está dispuesta a quedarse atrás.

Financiando la defensa

Dentro de este planteamiento en el que la seguridad entra con fuerza en la reconfigurada agenda 2030, la Unión Europea ha anunciado una serie de paquetes que financiarán el impulso intenso hacia el rearme del continente. Las áreas principales en las que buscan invertir son: defensa aérea y de misiles, sistemas de artillería, munición y misiles, sistemas de drones, la guerra nuclear, cuántica, de inteligencia artificial y electrónica, y las capacidades de combate junto con la protección de infraestructura.

El plan, dividido en diferentes planteamientos financieros, se llama ReArm Europe. De los 800.000 millones de euros anunciadas inicialmente por Von der Leyen, una parte está destinado a la activación de una cláusula mientras que la otra se enfoca en un instrumento que se ha denominado “Safe”. Dicho instrumento está compuesto por 150.000 millones de euros en préstamos a los países miembros de la Unión Europea que está “disponible por encargo”, pero solo estará disponible para aquellas entidades que están basadas en la Unión y que utilizan un mínimo del 65% de productos europeos.

Los 650.000 millones de euros restantes son una estimación del impacto de la activación de una cláusula del Pacto de Crecimiento y Estabilidad, lo que quiere decir que se implementará una flexibilidad en la regulación fiscal para que los países miembros puedan aumentar sus presupuestos militares a un máximo de un 1,5% de sus respectivos PIBs sin que compute en sus déficits presupuestarios. Esto se podrá activar si un país lo solicita y la Comisión considera que es apto para una recomendación.

Bruselas anima a que los países de la Unión utilicen esta cláusula y activará estas medidas durante los próximos cuatro años, partiendo de 2025. Además de conseguir financiación de la propia Unión, se buscará financiación privada como la del Banco Europeo de Inversiones (BEI).

No solo tanques y drones 

Desde la guerra comercial hasta la exploración de tierras raras en busca de materias primas críticas para la UE. Todos los paquetes están relacionados y deben coordinarse para potenciar las posibilidades de éxito de la Unión en su pretendida autonomía estratégica. Tres son las reglas esenciales: gastar más, gastar mejor y gastar europeo. Un nuevo marco proteccionista y simplificado que permita cumplir objetivos tan dispares como proteger el aceite de oliva español o los quesos franceses de los aranceles de Trump o encontrar litio y cobalto en nuevas minas abiertas a lo largo y ancho de Europa, como pudo saber ElPlural.com en una comida de periodistas con el vicepresidente de la Comisión Stéphane Sejourné. 

"Necesitamos garantizar el acceso de la UE a materias primas estratégicas. Hemos identificado 17 materias primas estratégicas para nuestra transición verde, digital, defensa y espacio, para una mayoría de las cuales tenemos una enorme dependencia del suministro exterior", explicaba el dirigente francés. "¿De qué hablamos? De materiales como el litio, el cobalto y el níquel, utilizados para producir baterías; de galio para paneles solares; de boro bruto para tecnologías eólicas; de titanio y wolframio, en los sectores espacial y de la defensa", exponía, antes de narrar que será este martes cuando presenten los primeros proyectos estratégicos del plan. 

Una búsqueda de materias que incide en la idea de buscar aquello que no tenemos, pero que está directamente correlacionado con proteger nuestros productos para salir airosos de una guerra comercial aventurada por Trump. El primer escenario sigue siendo el de negociar y reducir las pretensiones del magnate neoyorquino, alcanzar acuerdos y garantizar la estabilidad en el corto-medio plazo. No obstante. y pese a que actualmente Europa ha pospuesto la entrada de sus aranceles a Estados Unidos en busca de calmar las aguas y reconducir las relaciones, el aviso es claro desde los inicios de la confrontación y los avisos desde el Despacho Oval: el principio de reprocidad será claro y transparente, protegiendo a los mercados y aportando estabilidad frente al histrionismo de Washington

Nuevos socios

Ucrania es un eje central para la defensa europea. La presidenta de la Comisión ya ha señalado que su uso de la guerra moderna servirá como hoja de ruta para Europa y una lección que aprender. Por ello, su integración en la estructura militar europea se ha señalado como clave y esencial para defender al continente frente a las amenazas. La incorporación de la industria defensiva ucraniana a la europea permitirá que la Unión trabaje en sintonía con Ucrania, habilitando, por lo tanto y según ha anunciado Von der Leyen, la creación de un comité conjunto dedicado a la defensa. Como se ha calificado en varios comunicados de la Comisión, la inminente unión de Ucrania a la Unión Europea -algo que la Comisión ha adelantado que sucederá antes de 2030- señala a la defensa ucraniana como una prioridad vertebradora en sus estrategias de seguridad. Europa se ha propuesto brindar apoyo y asistencia militar al país en su camino hacia la paz y como señal de solidaridad.

Además de Ucrania, la Unión Europea ha extendido su visión más allá de sus fronteras y a lo largo de todo occidente. Un aumento en la cooperación con Canadá no es solo un objetivo que busca mejorar la seguridad del continente, sino que es un hecho que se ha estado manifestando estas últimas semanas. Sus representantes y su anterior primer ministro -cedió el puesto la semana pasada y ha sido reemplazado por Mark Caney-, Justin Trudeau, han obtenido un asiento visible en las reuniones de la Unión Europea que sobrepasan la cooperación y que priorizan la defensa europea. Reino Unido también es protagonista de la nueva esfera de socios principales de organización a pesar de su desvinculación en 2016. Presenta una oportunidad exterior a la Unión que está geográficamente cercana, por lo que se ha enfatizado el aumento en su cooperación en materia de seguridad y defensa.  

Pese a su independencia de la UE, se ha señalado la profundización en la cooperación con Noruega en “la adquisición conjunta y en proyectos principales”, debido en gran parte a su riqueza minera y suministro de minerales críticos. A la par, está claro que las iniciativas de la Unión Europea armonizan con las de la OTAN y han señalado que su relación con la organización es esencial, por lo que buscan potenciarlo todo lo posible. No obstante, también buscan fortalecer su cooperación más allá de la organización transatlántica hacia el Indo-Pacífico. La India, Japón, Corea del Sur y Australia se han señalado como socios prometedores para promover alianzas de defensa.  

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