El secretario general de la ONU, António Guterres, ha pasado esta semana de dar un golpe en la mesa en favor de los derechos humanos a ser calificado de “peligro para la paz mundial" por el ministro de Exteriores de Israel, Eli Cohen. La gravedad del escenario gazatí, con una población civil hacinada y bombardeada en lo que queda de enclave palestino y un sistema sanitario al borde de colapso, ha llevado al secretario general de la ONU a recurrir a una herramienta muy pocas veces utilizada. “Acabo de invocar el artículo 99 de la Carta de las Naciones Unidas por primera vez en mi mandato como Secretario General [desde 2017]. Ante el grave riesgo de colapso del sistema humanitario en Gaza, insto al Consejo a que ayude a evitar una catástrofe humanitaria y pido que se declare un alto el fuego humanitario”. Así de tajante se mostraba este jueves Guterres.

De hecho, no se había invocado el artículo 99 de la ONU desde la escalada del conflicto en Líbano en 1989, por Javier Pérez de Cuéllar, el sucesor de Guterres. La otra vez que se utilizó fue para hacer frente a la crisis de rehenes estadounidenses en Irán en 1979, por el ex secretario general de la ONU, Kurt Waldheim. Ahora, la inmensa cantidad de víctimas civiles en la Franja de Gaza ha convertido el uso de este artículo en indispensable. Al menos 17.177 personas han muerto en el territorio desde el 7 de octubre, 350 en el último día en el que se cumplen dos meses desde que comenzó el conflicto, según los datos del Ministerio de Sanidad de la Franja controlado por Hamás. Cabe recordar además que de estas víctimas mortales más de 7.000 son niños, un contador que no para de subir y de recordar al mundo el lado más amargo de la guerra.

En la carta que el secretario general de la ONU ha publicado este jueves se explica que el artículo 99 es invocado ante “un sufrimiento humano atroz, destrucción física y trauma colectivo en todo Israel y el territorio palestino ocupado” tras dos meses de hostilidades y solicita el incremento de ayuda humanitaria para la población civil del enclave palestino. Así, Guterres ha urgido al Consejo de Seguridad a actuar ante la amenaza que significa el conflicto entre Israel y Hamás para la paz y la seguridad internacional, tras varias peticiones de un alto el fuego en el territorio que se han zanjado con más bombardeos indiscriminados contra una población asediada.

El difícil equilibrio del Consejo de Seguridad

La Carta de las Naciones Unidas es el tratado internacional sobre el que se levantó toda la ONU en 1945 y establece los derechos y obligaciones de sus estados miembros, así como los principios básicos de la organización. En concreto, el Artículo 99 pertenece al Capítulo XV, que recoge las funciones de la secretaría general de Naciones Unidas, el cargo que Guterres ostenta. El artículo recoge: “El secretario general podrá llamar la atención del Consejo de Seguridad hacia cualquier asunto que en su opinión pueda poner en peligro el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales”.

La consecuencia que se busca por tanto al invocar esta herramienta es que el Consejo de Seguridad de la ONU establezca un alto el fuego inmediato y el fin de las hostilidades, pues el consejo es el órgano que tiene la responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales. Además, este es el único órgano de la ONU que obliga a los Estados Miembros a cumplir sus decisiones, conforme a la carta.

El Consejo de Seguridad tiene 15 miembros, cada uno con un voto, y las decisiones del órgano sobre cuestiones de procedimiento son tomadas por el voto afirmativo de nueve miembros. No obstante, el sistema de votación también incluye el derecho a veto de cinco miembros, una cuestión que añade gran complejidad a escenarios como el actual.

A finales de la Segunda Guerra Mundial, China, Francia, la antigua URSS, Reino Unido y los Estados Unidos desempeñaron una función fundamental en la constitución de las Naciones Unidas. Los creadores de la Carta de las Naciones Unidas estaban seguros de que estos cinco países seguirían desempeñando un papel importante en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales. Por esta razón, a los “cinco grandes” se les otorgó un poder de voto especial, conocido como el “poder de veto”. De esta manera, se acordó que en caso de que uno de estos cinco países – los miembros permanentes del órgano - ejerciera su poder de veto dentro del Consejo de Seguridad, la resolución o decisión no se aprobaría.

Los cinco miembros permanentes en uno u otro momento han ejercido el derecho de veto, algunos con más frecuencia que otros; Rusia (y la antigua URSS) es el país que ha ejercido más veces el derecho a veto. En concreto, en 153 ocasiones hasta julio de 2023, pues Rusia es un miembro permanente del Consejo y no existe un camino legal internacional para cambiar esa realidad. El siguiente país pujante en el ejercicio del veto es Estados Unidos, con 87 ocasiones, muchas de ellas relacionadas con el periodo de la guerra fría y, después, precisamente por su vínculo con Israel.

Es más, el país de la Casa Blanca ha vetado el 90% de las resoluciones que se han hecho desde este órgano contra Israel, aprovechándose de su condición de miembro permanente. Uno de los ejemplos más recientes sería el del pasado 18 de octubre, cuando Estados Unidos vetó una resolución presentada por Brasil al Consejo de Seguridad en la que se solicitaba la revocación de la orden impuesta por Israel de evacuación de civiles de la zona norte de la Franja de Gaza para dar comienzo a ataques terrestres en el territorio.

No obstante, existe una posibilidad para evitar el veto, pues si un miembro permanente no está totalmente de acuerdo con una propuesta de resolución, pero no desea emitir un veto, puede optar por la abstención, lo que permite que la resolución se apruebe si obtiene el número requerido de nueve votos favorables.

“La situación se está deteriorando rápidamente en una catástrofe con implicaciones potencialmente irreversibles para los palestinos en su conjunto y para la paz y la seguridad en la región. Este desenlace debe evitarse a toda costa. La comunidad internacional tiene la responsabilidad de utilizar toda su influencia para evitar una mayor escalada y poner fin a esta crisis. Insto a los miembros del Consejo de Seguridad a que presionen para evitar una catástrofe humanitaria. Reitero mi llamamiento para que se declare un que se declare un alto el fuego humanitario. Es urgente”, concluía la carta de Guterres. Sin embargo, la posibilidad del veto estadounidense empaña la posibilidad de aplicación del artículo 99 que el secretario general de la ONU invocaba en su carta. La presión se cierne así sobre Joe Biden que tendrá que decidir si Estados Unidos respalda o se abstiene en la declaración el alto al fuego, o se inclina por el veto para no dañar su relación con Israel.