Estados Unidos se acuesta de nuevo con otro episodio de violencia armada en sus calles. Poco más de una semana después de la masacre de Uvalde (Texas), Tulsa, en el estado de Oklahoma, ha sido el escenario de un nuevo tiroteo que acabado con la vida de cuatro civiles. El tirador también ha muerto, aunque los agentes policiales desconocen si abatieron al sospechoso o si este se suicidó.

Este 1 de junio, fecha en la que se conmemora el 101º aniversario de la masacre racista de Tulsa, en la misma ciudad, y una semana después de la matanza de Uvalde, se ha registrado un nuevo tiroteo. En esta ocasión, un hombre armado con un rifle y una pistola disparó sobre los civiles que copaban la segunda planta del hospital Saint-Francis, en el estado de Oklahoma.

El agresor, cuya identidad y motivaciones aún no han trascendido a la opinión pública, tendría entre 35 y 40 años. La policía ha confirmado que un sospechoso ha sido abatido. No obstante, se desconoce si el tirador se suicidó o recibió un disparo por parte de los agentes desplegados en las inmediaciones del campus hospitalario.

“Hay cuatro personas fallecidas, tenemos el tirador que está muerto y creemos que se suicidó”, ha señalado el subjefe de la policía de Tulsa, Eric Dalgleish. Por su parte, el sargento Richard Meulenberg no ha podido confirmar si el agresor se quitó la vida y fue abatido las fuerzas del orden. Lo que sí ha afirmado con pleno conocimiento es el “escenario catastrófico” que ha dejado el tiroteo, así como que aún se investigaban las instalaciones en busca de más víctimas.

Una respuesta rápida de la policía en Tulsa

Al contrario de lo ocurrido en Uvalde, donde la actuación policial se puso en entredicho, la respuesta de los agentes ha sido “muy rápida”, según las autoridades locales. La ágil actuación ha evitado que el número de víctimas se duplicara, pues apenas tardaron cuatro minutos en personarse en el campus del Saint Francis tras recibir la llamada de alerta.

De hecho, interrogado por los protocolos de respuesta ante tiroteos, Dalgleish confirmaba ante los periodistas que “está fresco en la mente de todos”. “Diré que Tulsa revisa estos puntos regularmente”, agregó el sargento, quien se mostró satisfecho con lo que hasta ese momento conocían de la respuesta policial.  

El sonido de los disparos guio a la policía hacia el agresor, situado en el segundo piso del edificio Natalie, según reveló el propio Dalgleish a los periodistas. Apenas cinco minutos después de iniciar la intervención, los agentes dieron con las víctimas y con el sospechoso de la matanza.

En un primer momento, el jefe de la policía de Tulsa reveló vía Twitter que los agentes se enfrentaban a un “tirador activo”. Asimismo, instaron a los vecinos a mantenerse “alejados” de la zona y a ceder el paso a todos los vehículos de emergencia mientras hacían frente al sospechoso.

Acceso a las armas

Esta misma semana, tras lo acontecido en Uvalde y varios rifirrafes públicos, demócratas y republicanos iniciaron los contactos para elaborar un texto que limite la posesión de armas en Estados Unidos. Congresistas de ambos partidos movieron ficha e iniciaron las negociaciones ante la cotidianeidad de los tiroteos.

El senador demócrata Chris Murphy explicó en declaraciones a la cadena ABC que podrían presentar propuestas concretas en el plazo de una semana. "Tenemos un plazo corto", apuntó.

Los congresistas abordaron medidas como controles de antecedentes, leyes de "bandera roja" --que permiten a la policía o a familiares limitar el derecho a la tenencia de armas a través de un juez-- o normas más restrictivas sobre el almacenamiento de armas de fuego, ha explicado Murphy en la CBS.