En la madrugada del pasado martes al miércoles en España, un pequeño colegio de Texas era el escenario principal de una nueva tragedia. Salvador Ramos irrumpió en el centro, con un fusil semiautomático en mano, y cercenó la vida de 19 niños y dos maestras. Entre tanto, fuera del recinto, las fuerzas del orden se debatían entre intervenir o no. Esta respuesta se ha puesto en tela de juicio por los familiares de las víctimas y la opinión pública. Por ello, previa petición del alcalde de Uvalde, Don McLauglin, el Gobierno de los Estados Unidos investigará la actuación de la policía.

El Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció el pasado domingo que abrirá una investigación en torno a la respuesta policial al tiroteo perpetrado por Ramos en Uvalde. A través de un comunicado del portavoz, Anthony Coley, se ha anunciado que los resultados se harán públicos en cuanto concluyan las pesquisas.

El alcalde de Uvalde, Don McLaughlin, fue el que elevó la petición al Departamento de Justicia después de que la respuesta policial fuera cuestionada por familiares de las víctimas y la opinión pública al completo. De hecho, testigos oculares de la masacre manifestaron su reprobación a las fuerzas del orden por una presunta e inusitada pasividad.

El padre de una de las niñas fallecidas durante el tiroteo, Javier Cazares, corrió hacia el colegio en cuanto tuvo conocimiento del ataque, describiendo un despliegue policial de “al menos 40 agentes armados hasta los dientes”. Sin embargo, los efectivos policiales “no hicieron nada hasta que fue demasiado tarde”.

“Éramos cinco o seis padres escuchando los disparos y los agentes de policía nos decían que teníamos que apartarnos”, reveló Cazares a The Washington Post. El padre de Jacklyn aseguró que el grupo de padres en los aledaños de la institución “solo quería entrar en el edificio”. “No estábamos preocupados por nosotros, queríamos sacar a nuestros bebés”, agregó.

Retomando la iniciativa adoptada por Justicia, desde el Gobierno estadounidense trasladan que el objetivo de las investigaciones pasa por la obtención de una versión independiente de la respuesta policial y de cada uno de sus actos durante la masacre. En este sentido, se espera que las conclusiones deriven en la identificación de problemas y actualización de protocolos de cara a futuros tiroteos.

Asunción de errores

Steven McCraw, director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, admitió el pasado viernes que los agentes tomaron una “decisión incorrecta” al no derribar la puerta del aula donde se parapetaba el tirador.

Según revela McCraw, tras escuchar múltiples disparos en el aula y estimar que las balas se dirigían a la puerta cuando los agentes intentaban traspasarla, el mencionado responsable consideró que no había nadie con vida tras el umbral, a excepción de Ramos. Por lo tanto, esperaron hasta que un destacamento de la Patrulla Fronteriza entró en el habitáculo y abatió al tirador. En el suelo, muchos niños yacían fallecidos, pero algunos otros seguían con vida.