La Unión Europea (UE) pone sobre la mesa un plan de defensa multimillonario para cubrir la guerra de Ucrania después del giro de Estados Unidos (EEUU).

El proyecto, que se debatirá en la cumbre de urgencia que celebrarán los jefes de Estado y de Gobierno este jueves en Bruselas, implicará un desembolso más que considerable para hacer frente a distintos retos, acelerados desde el pasado fin de semana tras el desencuentro de Donald Trump con Volodimir Zelenski.

Entre los planes de los que quiere disponer el continente europeo se encuentra la emisión de la deuda conjunta para financiar proyectos de defensa cruciales y compras compartidas por valor de hasta 100.000 millones de euros, utilizando para ello el margen de maniobra presupuestado que ha dejado la parte del fondo de recuperación para el Covid, Next Generation, que no se ha utilizado.

También se podría reasignar a objetos militares fondos de cohesión que no se han empleado, enfocados a investigación y desarrollo, movilidad militar e infraestructuras, dado esos fondos no se pueden emplear directamente, por ejemplo, para propósitos de adquisición de material militar.

Asimismo, se ha planteado destinar a defensa líneas de crédito del Banco Europeo de Inversiones (BEI), y sumar otros instrumentos como el Fondo Europeo de Defensa mientras que se ha anunciado la primera medida ya segura: activar la cláusula de escape del pacto de estabilidad para que el gasto en defensa de los Estados miembros no cuente como endeudamiento, con lo que no penalizaría a los Estados en la rendición de cuentas de la Comisión.

"Mentalidad de urgencia"

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, enviará previsiblemente una carta este martes a los máximos representantes de los Estados miembros con detalles de sus propuestas para que debatan en la cumbre del jueves, centrada en el apoyo a Ucrania y la defensa del Viejo Continente. Con una “mentalidad de urgencia” tras lo ocurrido en la Casa Blanca, se plantea un debate sin “líneas rojas” y del que resulte un “esfuerzo europeo común”, según apuntan voces cercanas a El País.

En cualquier caso, las decisiones finales todavía están pendientes de la jornada que tiene lugar esta semana y de lo que opinen los 27 gobernantes de los países europeos, así como de las señales que emita el que se postula como nuevo canciller alemán, el conservador Friedrich Merz.

El plan último podría incluir más margen y otras vías para alimentar el instrumento financiado con deuda común, a través de algún tipo de eurobonos o una fórmula parecida a la que se usó durante la pandemia del Covid-19, o la creación de un nuevo fondo intergubernamental concreto para la partida de defensa.

Algunos Estados han dejado pistas de por dónde irán los próximos movimientos. Así las cosas, Francia aboga por la mencionada fórmula de deuda común con diferentes vías, mientras que Alemania se encuentra en negociaciones para alcanzar un gobierno de coalición bajo el que se cree un fondo especial por valor de cerca de un billón de euros. Con este montante, la intención es financiar gastos urgentes de defensa e infraestructuras que escapen al freno de deuda que impone el sistema alemán. Otros enclaves, como Países Bajos, se han opuesto a emitir deuda común, mientras que los países nórdicos se han mostrado muy receptivos a la idea, dado que para ellos incrementar el gasto militar es una prioridad.

Según Bruselas, es necesaria una inversión de 500.000 millones de euros adicionales en defensa para los próximos años, mientras que hay voces como la del responsable francés, Emmanuel Macron, que habla de unos 200.000 millones de euros de forma rápida. De hecho, este segundo ha sugerido usar el fin de semana usar el conocido como fondo de rescate, que desempeñó un papel fundamental durante los peores años de la crisis financiera. Aunque el empleo de estos fondos no resulta sencillo desde el punto de vista político, podría tener una capacidad de hasta 400.000 millones de euros.

Entre 2021 y 2024, el gasto total en defensa de los Estados miembros que conformaban la UE aumentó más del 30% hasta los 326.000 millones de euros; un 1,9% del PIB de la UE, según datos de Bruselas. Pero mientras hay países, como Polonia, que gastan más del 4% de su PIB en defensa otros como España no llegan al 2% marcado que marca la OTAN.