Consumado el fracaso de la jornada laboral y la conciliación, el Partido Popular se adentrará en el pantanoso terreno de la vivienda. Los conservadores, con Alberto Núñez Feijóo a la cabeza, buscarán el asalto a otra de las banderas clásicas de la izquierda para cazar en dicho caladero al votante frustrado del bloque progresista. Según adelanta 20minutos, el líder de la oposición escenificará a partir de este lunes el viraje discursivo que acompañará con una proposición de ley que registrará en este mes de octubre. Todo ello, después de recolectar críticas de dirigentes y ex de su partido, como Isabel Díaz Ayuso y Esperanza Aguirre, con sus iniciativas sobre trabajo.
Génova robustece su estrategia de pesca de arrastre de votos en el caladero del electorado de izquierdas frustrado. Aunque todavía no han conseguido capitalizar el golpe de timón estratégico, el líder de la oposición hará mayor énfasis en cuestiones sociales que son a la postre puntales para las fuerzas progresistas como la jornada laboral y la vivienda. El discurso pasa por presentar la Ley de Vivienda del Gobierno como una iniciativa fracasada que ha derivado en el “aumento de los precios del alquiler, la ocupación y la escasez de viviendas en el país”.
Al menos así se han pronunciado en las últimas fechas desde el Partido Popular. La vicescretaria del área de Desarrollo Urbano, Paloma Martín, avanzaba el pasado mes de mayo el primer esbozo del diagnóstico en el que trabajaban en Génova. Sin embargo, lo que en aquel momento era el mero anuncio de una ley en esta materia como contrapartida a la medida socialista, ahora ha cogido forma más corpórea tras las reuniones de los conservadores con diversos sectores. Según esta información, el PP registrará su propuesta en calidad de ley estatal, que a su vez contemplaría medidas de aplicación autonómica, como incentivar el acceso a la vivienda de los jóvenes.
Esta ley integral contemplará medidas “fundamentales” ya recogidas en el Plan + Vivienda que presentaron en el pasado mes de abril. En este sentido, antes de presentar el texto final, servirán como aperitivo un diagnóstico fruto de las mencionadas reuniones y que expone cómo los precios han alcanzado máximo históricos o incluso abundan en la falta de agilidad administrativa para la construcción de nueva vivienda. Asimismo, se focalizaría en el aumento de la okupación y la creencia de que hay una vivienda por cada tres hogares que la necesitan.
En el Plan + Vivienda ya quedaba recogida una bonificación del 100% en el impuesto de sucesiones y donaciones de las cantidades donadas a familiares para la compra de primera vivienda para menores de 35 años, así como una deducción total de las rentas de los propietarios que formalicen nuevos contratos de arrendamiento de aquellas viviendas en desuso durante al menos dos años y que, a la postre, sean residencia habitual de jóvenes por tres años como mínimo. En este sentido, se mostraban proclives a habilitar más suelo para construir viviendas, generar pisos de alquiler a precio asequible o allanar el acceso a los jóvenes a alquileres mediante una bonificación de las fianzas de los mismos.
Fracasos y tirones de oreja
Feijóo lleva unos meses reorientando su acción política hacia la agenda social, más allá de los mantras arquetípicos de Cataluña y Venezuela, acentuados por la financiación singular y las elecciones en el país latinoamericano. La intención es “morder donde más le duele al PSOE”, que no es sino la cartera social sobre la que han cimentado los últimos seis años. Sin embargo, la apuesta es arriesgada, especialmente de puertas para dentro de Génova y en las relaciones con entidades históricamente apegadas al Partido Popular como la CEOE.
La patronal no tardó en exhibir su rechazo al plan de Feijóo para la conciliación familiar. O lo que es lo mismo, para adelgazar la semana laboral. “Hay que separar la política del día a día”, deslizó Antonio Garamendi, cabeza visible de los empresarios, en una entrevista concedida a Espejo Público la pasada semana. Críticas que no sólo recopilaron de los agentes sociales, sino que se manifestaron en las entrañas de Génova.
La espada la blanden tanto Esperanza Aguirre como Isabel Díaz Ayuso. La expresidenta siguió la línea marcada por la que en tiempos fuera su pupila ante las cámaras de La mirada crítica de Telecinco. “Yo creo que defender las ideas de la izquierda nos arriesgamos a que nos pase como Churchill. El que estaba a cargo del partido conservador le die: ‘Primer ministro, hemos perdido las elecciones”, recuerda la que fuera jefa del Ejecutivo autonómico. “Pues no me choca porque si hemos estado haciendo gobiernos socialistas pues la gente prefiere el gobierno original a la copia”, remataba Aguirre.
La exlideresa continuaba con su distanciamiento de la agenda política de la que en tiempos fuera su casa: “La verdad es que los costes laborales no paran de subir. Los comercios, por ejemplo, ya tienen muchas dificultades y cortar el horario laboral quiere decir que hay mucho más coste y yo me temo que se va a reflejar en que bajará el empleo. En este omento, que tenemos un índice de paro que es más del doble de la media de la UE, lo que tenemos que hacer es fomentar el empleo, no aumentar los costes laborales.
Críticas que ya pronunciaron desde la Puerta del Sol con anterioridad. Desde el Ejecutivo regional se posicionaron en favor de la CEOE, situándose contrarios de lo que “podría ser una reducción de jornada laboral”. Así lo exponía el pasado miércoles Miguel Ángel García Martín, portavoz del Gobierno de Ayuso. “En un contexto como el actual, en el que nuestro país necesita mejorar su competitividad, su productividad (...) con un tejido productivo formado principalmente por pymes y autónomos (...) lo primero que tenemos que hacer es pensar en ellos, pensar que nuestro país no es una isla, y que una medida como la reducción de la jornada laboral no va en la buena dirección”, proseguía el portavoz madrileño.