Este miércoles el reloj de Alberto Núñez Feijóo comenzaba a correr con la fijación de la fecha de su investidura para el 26 y 27 de septiembre. Dos días marcados en rojo fuego en el calendario de Génova y para los que van a estar haciendo una intensa cuenta atrás desde cada planta del edificio. Y es que los apenas cuatro votos que le faltan al presidente del Partido Popular para alcanzar la mayoría absoluta marcada por ley se tornan muy complicados a la luz de la ardua aritmética actual que maneja el dirigente popular. El nuevo cerrojazo del PNV a apoyar una legislatura que esté sostenida en la ultraderecha de Vox deja a Feijóo con el ábaco en su tope, sin visos de poder mover ninguna ficha más hacia su lado.

Así, si no hay un gran giro de guion en estos escasos 30 días, solo existen dos posibilidades sobre la mesa: conquistar a Junts per Catalunya, para lo que ya han colocado las primeras piedras con un sonado choque de versiones en el seno de las filas populares, o convencer al PSOE. La primera opción es lejana mientras la segunda es prácticamente imposible teniendo en cuenta el portazo de los de Pedro Sánchez a dejar vía libre a su principal oposición. Sin embargo, la esperanza de los populares podría pasar ahora por ubicar a al menos cuatro Albertos Caseros socialistas que le faciliten por sorpresa su investidura. Esto pasa por un error a viva voz de algunos críticos del sanchismo o un Tamayazo en la sombra que ya sobrevuela por el Congreso.

El PP se acerca a Junts y apela al PSOE

Alberto Núñez Feijóo no tiene los números suficientes para que la investidura a la que se va a presentar el próximo mes salga adelante. Actualmente solo cuenta con 172 síes -los de sus 137 diputados, los 33 de Vox y los dos de UPN y Coalición Canaria- sin opciones de que esta cifra vaya a aumentar. Son solo cuatro votos los que le separan de la mayoría absoluta, por lo que no quitan la mirada tampoco de la mayoría simple. Sin embargo, los populares mantienen la esperanza de lograr superar este margen y que no protagonice una votación fallida. Un objetivo para el que van a echar toda la carne al asador aunque en Génova reconocen que es una tarea "muy complicada". "Lo tenemos que intentar, no vamos a tirar la toalla", admiten.

Para ello, la cúpula popular no solo ha insistido hasta el último momento en acercarse al PNV, que ha vuelto a evidenciar su lejanía con la derecha a causa de su estrecho vínculo con la ultraderecha de Vox, sino que ha abierto su campo de visión a la luz de la aritmética "endiablada" que maneja. Cabe destacar que los vascos han rechazado apoyar a Feijóo aunque no a sentarse en la mesa, algo a lo que parece agarrarse la dirección del PP para no dar "nada por imposible". Pero en estas difíciles cuentas han entrado como potenciales y sorpresivas sumas los siete escaños de Junts per Catalunya, a quienes algunos dirigentes han hecho sendos guiños para intentar rebajar el tono con los hasta ahora "enemigos de España" y el "prófugo de la justicia", por Carles Puigdemont.

Representantes como la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, o su vicesecretario de Asuntos Institucionales, Esteban González Pons, sostenían este miércoles -horas antes de conocer las fechas de forma oficial del debate- que los catalanes no solo forman parte de esos partidos que están "en el marco de la Constitución" sino que incluso su "tradición y legalidad no está en duda". Por su parte, el coordinador general de la formación, Elías Bendodo, se mostró algo alejado de sus compañeros y reconoció que, aunque sí deben sentarse con ellos a dialogar, también "ve complicado" llegar a algún acuerdo dado que los de Puigdemont están "fuera" de la Constitución al "promover el independentismo". Un choque de posturas que el jueves salía a matizar tibiamente Borja Sémper, que habló de no dirigirse solo a los barones.

Feijóo, en busca de cuatro 'Caseros' socialistas

Por eso el foco ahora se coloca sobre el PSOE, a cuyos "críticos" e "incómodos" están apelando desde el principal partido de la oposición para intentar que faciliten su proyecto en la futura votación. Y es que aseguran que hay socialistas que no comparten el devenir "sanchista" del grupo parlamentario así como las alianzas con EH Bildu o Junts. "A los socialistas les vamos a decir: ¿Qué preferís, un acuerdo con nosotros o con Bildu? ¿Qué preferís, un acuerdo con nosotros o con Junts? Podéis elegir", ha dicho Pons este miércoles en una entrevista en Onda Cero, en la que también ha definido a Sánchez como un "tipo" dispuesto a "despiezar el Estado español y venderlo por partes" para "comprar una investidura". Por su parte, otros dirigentes más cercanos a Feijóo también se han lanzado el guante a los socialistas.

"Mucha gente entendería que lo más razonable es que los dos partidos, el primero y el segundo, se pongan de acuerdo como ha pasado en otros tiempos", manifestaba por su parte Bendodo en la Cadena Ser. "Estamos convencidos de que hay una parte del electorado socialista y dirigentes socialistas a los que este escenario descabellado les incomoda", expresaba Sémper en esRadio. Palabras a las que añadía este jueves en Es la mañana de RNE una puntualización asegurando que "no es tanto apelar a diputados incómodos sino al propio PSOE" para "que se hable de los intereses generales de todos los españoles". "Es casi contracultural, pero es lo mejor. Que haya más grandeza y menos política partidista. Se habla muy poco de concordia", sostenía antes de acusar al PSOE de "alterar" los resultados de las elecciones cediendo escaños a ERC y Junts.

Posible Tamayazo

Sin embargo, siendo conscientes de la imposibilidad que los de Pedro Sánchez dejen el camino despejado a Feijóo, el posible plan pasa por intentar convencer a aquellos críticos socialistas, que a juicio de los populares no son pocos. Para ello podrían intentar repetir el caso Casero pero esta vez a su favor. Y es que Alberto Casero, ya ex diputado del PP, protagonizó un "error" que permitió sacar adelante la reforma laboral. En este caso la votación es a viva voz, por lo que todo el mundo conocería en directo quienes son los que cometen una "equivocación" de este estilo, lo que provoca que el escenario se parezca más a un Tamayazo no acudiendo al pleno que a un simple error dado que la informática -principal argumento del expopular- no entra en juego esta vez. De hecho, el PP ya ha aireado el fantasma de un posible nuevo transfuguismo en los socialistas de Castilla-La Mancha.