A pesar de que los ojos de la práctica totalidad del mundo se posan sobre la Franja de Gaza, en el plano nacional ondea el debate sobre la amnistía. El independentismo fijó como condición sine qua non esta figura constitucional para facilitar la investidura de Pedro Sánchez. Sobre ella se ha pronunciado por primera vez el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Lo ha hecho ante los micrófonos de Más de uno, en Onda Cero, desde donde ha bendecido la estrategia de la coalición para abrir un tiempo de reconciliación y diálogo en Cataluña. El ex secretario general de los socialistas, sin embargo, ha fijado las líneas que, bajo ningún concepto, han de traspasarse; siempre bajo el paraguas de la Constitución. “Amnistía, sí; autodeterminación, no”, ha resumido Zapatero, precisando que, en cualquier caso, el uso de esta “institución” ha de estar plenamente “justificado”, aunque a su juicio lo está.

José Luis Rodríguez Zapatero ha sido claro. Por primera vez desde que Carles Puigdemont destapara el tarro de las esencias en el arranque del pasado mes de septiembre, el expresidente del Gobierno ha valorado públicamente las exigencias del independentismo. En particular una muy concreta: la amnistía. “Estoy a favor”, ha sentenciado con rotundidad ante los micrófonos de Onda Cero. El histórico líder socialista la describe, de hecho, como un instrumento necesario para solucionar el “conflicto político” en Cataluña y consolidar este nuevo tiempo iniciado por el talante dialogante del Ejecutivo de Pedro Sánchez para sofocar el fuego iniciado en 2010 y que se descontroló en 2017.

La aprobación de una ley de amnistía generará un profundo debate en la sociedad española. Zapatero lo sabe y lo asume. No obstante, admite que algunos pronunciamientos al respecto escapan a su entendimiento, máxime cuando lo que se está tratando es una herramienta que cabe en “todas las democracias homologables” a la española. Ha recordado que en la Grecia clásica, la cuna de la democracia, ya se hizo uso de una suerte de gracia al perdonar a 30 tiranos que dieron un golpe de Estado. Se adoptó la medida para “pacificar”. Un precedente histórico que le ha valido como paradigma para, con todas las distancias existentes, esbozar la comparativa con el momento presente en Cataluña. De hecho, ha puntualizado que se han recopilado “decenas de amnistías” desde la Segunda Guerra Mundial. Así las cosas, concluye que no existe ningún país occidental que “haya renunciado” a ella, figuren o no explícitamente en sus respectivos ordenamientos.

Zapatero: "Hay que intentar que haya Gobierno. Ayudaré en lo que pueda"

Por ello, se ha preguntado por qué España “tiene que renunciar a esta institución ante una eventualidad”. Rodríguez Zapatero ha verbalizado que la amnistía tiene plena cabida en el ordenamiento jurídico español, al igual que en otros estados democráticos. “Todos reconocen la división de poderes y el principio de igualdad, pero contemplan situaciones excepcionales para que este instituto actúe en favor del interés público y el interés general”, ha precisado el ex presidente del Gobierno, al tiempo que se ponía a disposición de todos los actores para “ayudar” a que se reedite la coalición. “Hay que intentar que haya Gobierno. Ayudaré en lo que pueda”, ha explicado ante los micrófonos de Onda Cero, recordando su participación activa en la pasada campaña electoral.

Referéndum, frontera intraspasable

El contexto político de España ha colgado a Sánchez el papel protagónico en un nuevo proceso de negociaciones para su investidura, después de la consumación del fracaso de Alberto Núñez Feijóo. Los socialistas tienen por delante algo menos de mes y medio para seducir a los partidos independentistas y al resto de sus potenciales socios. Zapatero ha percutido en la imperiosa necesidad de reeditar la coalición, esta vez con Sumar como coprotagonista del Ejecutivo en detrimento de un Podemos orillado en la estructura orgánica de Yolanda Díaz. Tras relatar las bondades de las recetas progresistas durante la pasada legislatura, el expresidente, pese a bendecir la eventual amnistía, ha fijado las líneas rojas. Un alegato que entronca con los postulados que durante semanas han verbalizado desde fueros socialistas: “Amnistía, sí; referéndum, no”.

En otras palabras, el histórico dirigente socialista enmarca todo tipo de negociación al amparo de la Constitución. Todo lo que se salga de ahí, es inasumible. Palabras similares a las que han reproducido en incontables ocasiones diversos miembros del PSOE con peso específico en el gabinete presidencial. Por ello, asumiendo que la amnistía es una parte crucial para consumar la investidura de Sánchez, Zapatero precisa que esta “institución” ha de estar “motivada, amparada y justificada adecuadamente”. Entre otras cosas, por la polvareda que la adopción de esta medida puede levantar en el sector conservador del país, proclive a someter este tipo de cuestiones a escrutinio del Tribunal Constitucional. Algo que ya ocurrió, como se ha encargado de recordar el expresidente, con el Estatut de Cataluña en 2010.

Precisamente la derecha ha recordado con vehemencia la postura del presidente del Gobierno sobre la amnistía en estas semanas de debate. El propio Sánchez se posicionó en contra de la medida de gracia, aunque su discurso fue modulándose en función avanzaban las fechas tras el 23 de julio, aún con mayor motivo tras la comparecencia de Puigdemont desde Bruselas en la que sentó las bases para abrir las negociaciones. Un cambio de opinión que Zapatero justifica con arreglo a la responsabilidad intrínseca a la Presidencia del Gobierno. “Si hay que cambiar de opinión se cambia”, ha precisado. Eso sí, siempre y cuando esta metamorfosis se adecúe al interés general.

Por ello, ha insistido Zapatero, la amnistía debe estar “justificada y razonada”. “Creo que, por supuesto, tiene que haber un nuevo contexto, un nuevo clima y una nueva actitud. Se hace camino al andar”, ha resumido el ex jefe del Ejecutivo español, quien subraya la necesidad de perseverar con “cada palabra y cada gesto” en la búsqueda de ese ansiado “reencuentro” en el marco del conflicto catalán.

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