El PP se queda solo respecto de la amnistía también en la Senado, donde esperaba exhibir músculo a través de su mayoría. Después de salir a la calle en Madrid y Barcelona, ya en medio de las negociaciones de Pedro Sánchez con el resto de los grupos, a los populares parece que solo les queda resignarse y afear las fotos con algunos de los posibles socios gubernamentales. A saber, EH Bildu y los partidos independentistas.

Y es que el presidente del Gobierno en funciones parece que ha logrado asentar de manera definitiva el respaldo de sus barones, que han cerrado filas en torno a la figura de su líder. Sobre el papel, ninguno de ellos acudirá a la Cámara Alta para pronunciarse acerca del perdón a los condenados por todo lo relacionado con el referéndum del 1-O. Así se lo han confirmado fuentes socialistas a ElPlural.com que, si bien aseguran que la asistencia obedece a una decisión unipersonal de cada responsable autonómico, todo apunta a que estos optarán por no acudir. 

El ‘tamayazo’ no le sale a Feijóo

María Chivite (Navarra), Adrián Barbón (Asturias) y Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha), casi con total seguridad no irán al Senado el día que se les había citado, lo que supone un varapalo para las aspiraciones del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que tras la fallada investidura solo le queda encomendarse a la posibilidad de una repetición electoral y de no producirse,  usar el Senado para retrasar lo máximo posible la previsible ley de amnistía.

Desde la Comunidad Foral emplazan que ese mismo día tienen pleno autonómico y que no van a dar alas a Feijóo en lo que consideran como una maniobra de “desgaste”. Por su parte, el equipo de Barbón emplaza que le coincide con la entrega de los Premios Princesa de Asturias y que es aquí donde debe estar, mientras que la agenda de Page la marca también una sesión plenaria de su territorio.

La estrategia de la formación conservadora se enmarca en el contexto de que en los últimos meses han aparecido voces discordantes contra la medida más oída en medios de información y tertulias. Muchas de ellas obedecen a la vieja guardia socialista, como Felipe González o Alfonso Guerra -quienes no han escatimado en polémicas a la hora de criticar la deriva socialista-, pero también dentro del nuevo PSOE, siendo el líder castellanomanchego el que más ha afeado la medida, razón por la cual el presidente del PP buscó en él un apoyo que éste le ha evitado dar.

Génova lleva tiempo insistiendo en que los líderes autonómicos tienen “mucho que decir” sobre la cuestión. Sin embargo, se da de bruces con la fidelidad de los hombres de Sánchez más allá de que alguno no vea del todo acertada la medida, así como con el reglamento del Senado, que recoge que no existe la obligatoriedad de que los presidentes autonómicos acudan a la cita, pudiendo estos delegar el acto de presencia en otra persona de su equipo.

Por otro lado, en un desayuno informativo en Europa Prees, el líder popular ha tachado de "rendición" los acuerdos que espera el presidente en funciones. "¿Qué obtiene la democracia española de la capitulación del señor Sánchez? ¿Estabilidad? ¿Seguridad jurídica? ¿Garantías de que el independentismo aceptará las reglas del juego? Nada de eso. El independentismo lo obtendrá casi todo y España, nada.

Los planes del PP con la ley de amnistía

La idea del PP pasa ahora por poner todas las trabas políticas y parlamentarias a su alcance para frenar el proyecto de ley orgánica que albergará una posible amnistía. Todo ello a pesar de que la presunta norma aún se desconoce y de que incluso dentro del partido hay lío a la hora de referirse al texto.

Así las cosas, y aunque la formación al completo mantiene su opinión acerca de la medida, los hay que -como el vicesecretario de Organización, Miguel Tellado- no descartan decantarse por otra cosa que no sea el “no”. “No puedo valorar una ley que no ha sido registrada en el Congreso, que ni siquiera se ha presentado”, apuntalaba.

En relación a todo lo anterior, los conservadores quieren aprovechar su mayoría en la Cámara Alta para bloquear la tramitación de esa previsible ley de amnistía, manejando a su interés tiempos y debates. Para ello, pretenden demorar la ratificación de la norma una vez llegue aprobada de la Cámara Baja hasta el próximo diario de sesiones, que comenzaría en febrero.

En Ferraz también contemplan este escenario y entienden que si Sánchez consigue la mayoría progresista para seguir en Moncloa, el respaldo le permitirá asimismo “controlar y apurar” la agenda, incluso por la vía de urgencia, lo que reduciría los tiempos, aunque el PSOE reconoce que si la investidura se retrasa resultará complicado que salga de manera definitaria antes de Navidad.

Segunda semana de negociaciones

Entre tanto y entre reproches del PP, Sánchez pisa el acelerador para con las negociaciones, a menos en lo que a conversaciones se refiere, ya que todavía se desconoce la fecha en la que se celebrará la sesión se investidura que le puede catapultar nuevamente a la presidencia de España.

El Gobierno confía, pero cauto, y apunta a que no hay nada cerrado aún, aunque no da por imposible el acuerdo. El Ejecutivo en funciones entra en la segunda semana de contactos y emplaza la comisión negociadora al próximo martes para que pueda estar presente el secretario general, después de que especialmente la formación de Carles Puigdemont escenificara su lejanía al refrendar las reclamaciones máximas que su líder exigió desde Waterloo.

Asimismo, el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, dejó claro que las condiciones de su formación paran por la amnistía como condición sine qua non, así como “votar en una urna” y “dignificar el día a día de la gente”, ya en referencia a cuestiones económicas como el déficit fiscal y los problemas que afectan a los trenes de cercanías. En la misma línea, el líder de los republicanos, Oriol Junqueras, refrenda como "imprescindible" la amnistía para poder "negociar en igualdad de condiciones" el fondo del "conflicto político" catalán.