Tras la primera reunión con Junts en Ginebra, ya desvelada la identidad del verificador, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha inaugurado la semana desde los micrófonos de la Hoy por hoy de la Cadena SER. Defiende la primera tentativa con los neoconvergentes y rechaza “secretismo” en las mismas al figurar en los “acuerdos” con las dos fuerzas soberanistas. De esta manera, confirma que habrá otros encuentros, también con Esquerra Republicana de Catalunya, en los que estará presente un mediador diferente. Ante las críticas de la derecha a esta figura, el jefe del Ejecutivo recuerda que el expresidente José María Aznar ya mantuvo encuentros con la banda terrorista ETA en Suiza, aunque admite que “en circunstancias mucho más complejas”. “Me llama la atención la actitud del PP”, ha percutido.

“En estas reuniones se negocia lo que está escrito, publicado y lo que ya conoce la opinión pública”. Así ha explicado el presidente del Gobierno las interioridades del primer encuentro concertado entre Junts y Partido Socialista, marcadas por las críticas de buena parte de la derecha, política y mediática, coronadas con una manifestación este domingo en el madrileño enclave del Templo de Debod. Sánchez se ha desquitado de las acusaciones de opacidad a tenor de estas citas fuera de las fronteras españolas. Las dos delegaciones se vieron las caras en Ginebra (Suiza), con la participación de la controvertida figura del verificador, cuya identidad ya se ha hecho pública, no exenta del “ruido” habitual.

El encargado de tutelar las citas entre Junts y PSOE es el diplomático salvadoreño Francisco Galindo. Así lo acordaron sendas formaciones, tal y como apuntaban fuentes socialistas. Sin embargo, el jefe del Ejecutivo, en su paso por los micrófonos de la Cadena SER, ha confirmado no sólo que habrá reuniones con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) -de tal modo “figura en los acuerdos”-, sino que el encargado de velar por los acuerdos será una persona distinta, cuya identidad, por cierto, aún no se ha desvelado.

En cualquier caso, Sánchez ha asegurado que la de Ginebra es la primera de “otras muchas reuniones” que mantendrán sendas fuerzas tanto fuera como dentro del país. Encuentros que, según defiende el jefe del Ejecutivo, tienen el “noble” objetivo de “restaurar los puentes rotos en 2017”. Sobre este argumento ha pivotado la intervención del jefe del Ejecutivo ante los micrófonos de Hoy por hoy, especialmente como contrarréplica a la “actitud de la derecha”. Por ello, ha recordado que uno de sus predecesores, José María Aznar, en calidad de presidente del Gobierno, “se reunió también en Suiza con la banda terrorista” ETA. Por ello, ha precisado, PSOE y Junts mantienen estas citas “a nivel de partidos”, con el fin de superar la crisis territorial abierta en septiembre y octubre del fatídico año. “Merece la pena”, ha resumido.

Dentro de la Constitución

En cualquier caso, Sánchez ha reiterado que todos los acuerdos que emanen de las reuniones con sus socios neoconvergentes se encapsularán en la Constitución Española. “Somos un partido constitucionalista y trabajaremos siempre con el horizonte de la superación del conflicto”, ha precisado, al tiempo que deseaba que el proceso de negociación desemboque en un acuerdo ambicioso, aunque admite que “es muy prematuro” ese escenario. Para ello, justifica el jefe del Ejecutivo, es crucial la figura de una tercera parte que medie en las interlocuciones.

Sánchez: “El compromiso es la Constitución como marco. Cuando lleguen los acuerdos se darán a conocer a la opinión pública”

Lo cierto es que el Partido Socialista ha envuelto la reunión con Junts en manto de “discreción” que muchos consideran opacas. Sánchez, amén de redundar en que el PSOE es una fuerza constitucionalista, ha establecido una frontera entre el “secretismo” y la “discreción”, una cualidad cuasi obligatoria en política. “El compromiso es la Constitución como marco. Cuando lleguen los acuerdos se darán a conocer a la opinión pública”, ha destacado el presidente. Asimismo, ha desgranado que serán dos mesas con cada una de las formaciones: “Una para todo lo que tenga que ver con el autogobierno y la otra para resolver el contencioso territorial y político”.

¿Por qué en Ginebra?

El enclave escogido para -al menos- la primera reunión no ha pasado desapercibido. Sánchez ha esgrimido que la elección de Ginebra no comporta ningún simbolismo especial, sino que se limita a que “algunos de los actores no viven en España, sino en Bruselas”. “Son decisiones que se toman”, ha abundado el jefe del Ejecutivo, citando de nuevo la reunión de Aznar con ETA “para resolver una violencia que estaba dañando a nuestra democracia”. Por ello, cree que la derecha se pone ante su espejo con las críticas, aferrándose a “cualquier excusa” para torpedear “objetivos nobles” como la consecución de la convivencia y la superación de la crisis catalana.

Sánchez ha subrayado que la amnistía no se ha redactado sobre el vacío, sino que hunde sus raíces en un contexto con dos ramas que se bifurcan en el “freno al avance de la ultraderecha” en Europa y allanar un escenario para el “reencuentro en la sociedad catalana” con un Gobierno de corte progresista. “Nos quedó muy claro cuál sería la consecuencia de un gobierno de PP y Vox en estos términos”, ha justificado.

Beneficio a medio plazo

Sánchez cree que la derecha vive en un bucle temporal, que se replica ahora con la amnistía, pero que ya tuvo sus precedentes con los primeros pactos con los nacionalistas y, en segundo término, los indultos. En este sentido, considera esta medida de gracia como un camino al “punto previo a 2017”, que fue donde España y Cataluña escenificaron su divorcio completo. Por ello, insiste en que tanto los indultos como la amnistía no supone “poner la memoria a cero”, sino que todos y cada uno de los actores políticos deben extraer lecciones de lo acontecido. También un Carles Puigdemont que, al contrario que los líderes procesistas indultados, no ha respondido ante la Justicia española.

Sánchez, sobre la amnistía: "Esto es poner el contador a cero, pero no la memoria a cero. Todos debemos extraer lecciones"

Sánchez no pone en duda tal afirmación, aunque ha pasado de puntillas por la situación procesal del expresident de la Generalitat y líder aún de las tropas neoconvergentes desde Waterloo. El jefe del Ejecutivo ha evitado el debate, centrándose en los “efectos balsámicos” que tuvieron los indultos a pesar del “ruido” de la derecha en su momento. “Si uno piensa en el medio plazo, tanto la amnistía como los indultos eran pasos que teníamos que dar antes o después”, ha argumentado, al tiempo que precisaba que lo importante era renovar la agenda progresista durante otros cuatro años más. De hecho, ha recordado que en Génova ya “no ponen en cuestión” el perdón a los independentistas y ocurrirá lo mismo con una legislación que, en el horizonte, también beneficiará al Partido Popular. “Estamos reincorporando al sistema político español a fuerzas que han tenido una conducta ajena al mismo”, ha expuesto.

Lawfare y el PP

Saliendo, en parte, de la cuestión catalana, se ha interrogado a Sánchez sobre el concepto de lawfare que figuraba en el acuerdo con los de Puigdemont. Si bien no lo ha encuadrado explícitamente en el marco de los procesos abiertos con los líderes independentistas, ha apuntado abiertamente al Partido Popular. Ya lo hizo en la primera entrevista tras la investidura, concedida a TVE, donde sugirió que los conservadores pusieron en tela de juicio a la Justicia cuando justificaron que el caso Gürtel era una persecución contra el PP.

No obstante, Sánchez ha puesto de ejemplo de esa guerra judicial al bloqueo a la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), del que este lunes se cumplen cinco años. “No hay caso más paradigmático que este secuestro en el que tiene sumido el PP al órgano de gobierno de los jueces”, ha apuntado el jefe del Ejecutivo, quien ha confirmado que llamará al líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, para una nueva tentativa. “No tengo ningún problema”, ha apostillado.

A su juicio, la negativa del Partido Popular a renovar el CGPJ responde a una suerte de “sentimiento patrimonialista” de la “democracia, el poder y las instituciones”. De hecho, Sánchez ha vinculado ese “secuestro” al tiempo que lleva a Sánchez en La Moncloa, haciendo ver que es una estrategia de los conservadores para torpedear al Ejecutivo progresista.