Desde que se gestó la idea de la guerra arancelaria, en Moncloa se han cuidado de pisar el acelerador. No sólo por afrontar un terreno ignoto ante la principal potencia mundial, encabezada de nuevo por un Donald Trump ávido de poder, sino porque están firmemente convencidos de que la respuesta del Gobierno de España ha de ir de la mano de la Unión Europea. Por ello, hasta que a las 05:00 horas de este jueves Ursula von der Leyen no verbalizaba su reacción, los muros del Complejo presidencial han contenido cualquier tipo de reacción. Hasta ahora, a escasos minutos de que el presidente desgrane su plan de respuesta, fuentes del Ejecutivo avanzan que se “activarán los instrumentos comerciales y financieros” de los que disponga el Estado para el despliegue de un blindaje de “protección inmediata” y una “estrategia de relanzamiento de los sectores afectados”.
Una vez roto el silencio y escuchado a la gurú europea, Moncloa lanzó una advertencia a Donald Trump, avisándole de que los Veintisiete disponen de las “herramientas necesarias” para velar por los intereses comunitarios y “proteger a nuestros ciudadanos y empresas”. Eso sí, estas mismas voces, replicando la pauta marcada por Von der Leyen, insisten en el diálogo y la “negociación” porque, a pesar de que ni España ni Europa “desean el conflicto comercial”, aseguran que es imposible “ignorarlo”. De ahí se desprende la “red de protección” y la estrategia de relanzamiento a la que aluden fuentes cercanas al jefe del Ejecutivo.
Fuerte impacto
Ya en clave diagnóstica, estas voces resaltan la magnitud de la colisión que supondrán las medidas arancelarias de la Administración Trump sobre la economía española, aunque amortiguan la exactitud en su primer boceto aduciendo que “aún es pronto para tener una cifra precisa”. No obstante, son conscientes de que España “tiene una exposición directa limitada”, aunque “el efecto indirecto por la exposición de nuestros principales socios europeos” es aún mayor. Por tanto, sugieren que el impacto será “asimétrico”, máxime cuando existen sectores para los que las exportaciones a Estados Unidos suponen “una parte importante de su cifra de negocios”.
Moncloa quiere curarse en salud, pero tampoco pecar de pesimista. Por ello, transmiten un “mensaje de confianza” que se cimienta sobre el plan que el presidente Sánchez desgranará este jueves al filo del mediodía. Una respuesta que “complemente” las recetas europeas y que sea capaz de activar “los instrumentos comerciales y financieros a disposición del Estado” para el despliegue de la red de seguridad y protección inmediata, a la par que una estrategia de rearme de los sectores a los que alcance la onda expansiva del anuncio de Trump.
Reacción de Europa
Todos los Gobiernos de los Veintisiete aguardan a una respuesta europea que no termina de llegar, pese a que Trump lleva tiempo telegrafiando sus aranceles, y que, como sucede siempre con la Comisión Europea, se enreda ante las discrepancias que puedan aparecer entre los miembros. La reacción discursiva, por el contrario, ya ha llegado en la madrugada de este jueves, a través de la presidenta del Ejecutivo europeo, Úrsula von der Leyen, que ha considerado la política proteccionista yanki “un duro golpe para la economía mundial”.
“El anuncio de Trump sobre aranceles universales para todo el mundo, incluida la Unión Europea, supone un duro golpe para la economía mundial”, ha reiterado la mandataria alemana desde Samarcanda (Uzbekistán), donde se encuentra participando en la primera cumbre bilateral entre la UE y la región de Asia Central y ha desde donde celebrado hace escasas horas una conferencia para reaccionar a la entrada en vigor de las barreras comerciales. “Lamento profundamente esta decisión", ha añadido. Asimismo, ha vuelto a insistir en retornar a los cauces del diálogo.
“Hay que pasar de la confrontación a la negociación", ha defendido. A De no encontrarse puntos comunes, “la economía mundial sufrirá enormemente, la incertidumbre se disparará y desencadenará un mayor proteccionismo” y “las consecuencias serán nefastas para millones de personas”. "Se sentirán de inmediato”, ha anticipado. “Millones de ciudadanos se enfrentarán a facturas de supermercado más altas. Los medicamentos costarán más, al igual que el transporte. La inflación aumentará. Y esto perjudica especialmente a los ciudadanos más vulnerables. Todas las empresas, grandes y pequeñas, sufrirán desde el primer día”, ha apostillado.
Sin embargo, más allá de grandilocuencias y lamentos no ha definido ninguna medida de respuesta concreta, aunque ha asegurado que los países de la UE están “preparados para responder”. “Estamos ultimando un primer paquete de contramedidas en respuesta a los aranceles al acero", ha trasladado, y "nuevas contramedidas para proteger" los intereses en el caso de que "las negociaciones fracasen". "También estaremos muy atentos a los posibles efectos indirectos de estos aranceles", ha zanjado.