La sección II de lo Penal de la Audiencia Nacional ha comenzado este martes el juicio por la pieza de Boadilla del Monte, en la que el PP se sienta en el banquillo bajo la acusación de ser responsable civil como partícipe a título lucrativo de los tejemanejes de la red Gürtel, por una cantidad superior a los doscientos mil euros.

No hay nada nuevo para el partido de la derecha. Ya fue condenado en 2018, por esa participación no gratuita en la famosa sentencia que aún pende como una desgracia sobre la formación y que fue refrendada, punto por punto, por el Tribunal Supremo.

Recientemente, además, el PP fue condenado como responsable civil subsidiario por el pago en negro de las obras de rehabilitación de la casa madre, en la calle Génova 13 de Madrid. En este caso, los hechos habían ocurrido en una época en que la ley no consideraba responsables a las personas jurídicas por lo que puede decirse que les salvó la campana.

Pero, este juicio tiene mucha más enjundia. De los 25 acusados, una docena ya han admitido su responsabilidad y apuntan a otros, en la trama de presuntas adjudicaciones irregulares desde el consistorio de Boadilla del Monte, regido por el PP en la época. Quienes así se han dirigido al tribunal, son viejos conocidos: Francisco Correa y su segundo en la trama Gürtel, Pablo Crespo; Arturo González Panero, alcalde entonces, más conocido como “el Albondiguilla”; el empresario José Luis Ulibarri, también un clásico en estos asuntos de corrupción  -todos ellos cumpliendo extensas penas- o el que fuera diputado del PP, Alfonso Bosch.

Uno de los protagonistas más sonados en la lista de acusados es Tomás Martín Morales, que se ocupaba de las campañas del PP en la localidad y que ha escrito a los jueces, afirmando que se contrataba a ciertas empresas para compensar lo que contribuían a las siglas del PP. Para más datos, añadió que Pío García Escudero, entonces presidente del PP de Madrid, aparte de otros cargos institucionales como el de la presidencia del Senado, era quien recomendaba a quienes adjudicar. Esta sucedió en un largo recorrido que va de 2001 a 2009, instruido por el juez José de la Mata y que ahora tendrán que dirimir los magistrados de la Audiencia Nacional.

También Correa reconoció ese "reparto de dádivas" a cambio del trabajo que desde el ayuntamiento se encargaba a sus empresas. Y su número dos, Crespo, admitió su mediación en adjudicaciones a favor de mercantiles como Teconsa, Constructora Hispánica y UFC a cambio de medio millón de euros. Tales confesiones, y las que puedan producirse hacen temer que la presunta inocencia del PP tenga en este caso muy poco eco.

Cada día que pasa resulta más complicado desentenderse de aquellas tropelías y el partido sigue siendo el mismo, por lo que valdría más refundarlo. Lo hizo Convergència Democrática de Catalunya. Y aunque ahora puede haber perdido el norte, mantiene su red de influencias que llega hasta el pueblo más pequeño.

Así las cosas, pese a la corrupción y a los desmanes, un refundado PP seguiría siendo el partido de la derecha española. Y ahí estaría además su enorme cantera de votos.