Unos sesenta periodistas políticos, económicos, tertulianos cámaras, fotógrafos y mucha prensa del corazón se apretujaban o esperaban de pie a José Bono, que por fin iba a contar su diario escrito entre 1992 y 1999 contratado por 800.000 euros con editorial Planeta y que es el primero de una trilogía que llegará hasta su cese en diciembre del 2011 como presidente del Congreso de los Diputados. Ramón Perelló, editor de Planeta anunció que esa misma mañana en que el libro acababa de llegar a los puntos de venta, la editorial había tenido que iniciar una segunda edición.

Le animó a publicar Calvo Sotelo
Bono relató que el primer ejemplar de su libro Les voy a contar, lo recibió ayer Felipe Gonzalez. “Quien me dio ánimos para que lo publicara fue Leopoldo Calvo Sotelo que leyó algunas de mis notas y me dijo: “Tú eres de los que debes publicar. Y debes dejar algo sin publicar para que cuando alguien llame y proteste digas: ¡pues aún tengo más! Eso sí, cuenta la verdad”.

De regalo, dejó de escribir
Bono comenzó a escribir el 8 de abril 1992 cuando era aún guerrista. Una discusión con Alfonso Guerra que da inicio al libro originó su distanciamiento. Se lo contó a Ramón Rubial y el presidente del PSOE le dijo: “Lo que has contado tienes que escribirlo”. Dice Bono: “Así empecé, hasta que dejé de ser presidente del Congreso en diciembre de 2011, dos días antes de mi cumpleaños. Mi regalo fue dejar de escribir el diario”.

Con la libreta hasta en el baño
Bono iba siempre con su libreta. “Había sitios donde podía tomar nota, otros en que no era conveniente o podía ser delicado. A veces interrumpía una reunión con la excusa de ir al servicio y allí escribía. Puedo dar fe de que todo son testimonios literales o casi literales. Por la noche dictaba a un magnetófono las notas y luego mi secretaria lo pasaba todo a un ordenador donde tengo 17.000 folios”.

Felipe, citado 700 veces
No hay referencias a la intimidad de los personajes citados ni a la del propio diarista. “No he escrito para ajustar cuentas a nadie ni atacar a mis adversarios del PP. Me he conformado en ganarles continuamente en Castilla-La Mancha”. Luego añade que no hay héroes ni villanos pero que sobresale un nombre que se refleja 700 veces: el de Felipe González. “El tono con que le trato es el que tengo con él. No voy a incrementar su autoestima pero hablo con verdad del afecto que le tengo”.

El segundo tomo y el Rey
Afirma Bono que ha sido especialmente cuidadoso con lo que ha escrito sobre el rey, “Cuestión más delicada- afirma en el prólogo- se me planteará cuando aborde, en el segundo tomo, mis relaciones como ministro de Defensa con el Jefe del Estado, pero para ese menester aún tengo todo un año de reflexión”.

Felipe, un dios
Es crítico con su partido, como señala al inicio de la obra: “A Felipe González lo convertimos en un dios cuando su liderazgo llevó al PSOE de ser un partido con relativa presencia en la lucha contra Franco a convertirse en el partido que gobernó casi catorce años. El electorado fue generoso con los aciertos de su liderazgo que, aunque discutido internamente, porque en aquel PSOE se discutía todo, fue afirmándose no solo como fruto de sus excepcionales cualidades, sino también como consecuencia de la interesada labor del aparato, a cuyo frente estaba instalado un semidios: Alfonso Guerra”.

Guerra el vicario de dios
De Guerra afirma: “Era el vicario de dios en el partido. En realidad el guerrismo durante un tiempo fue más que nada el felipismo militante, a fin de administrar en la tierra, sin que faltara el provecho para los propios, el maná de cargos públicos que Felipe conseguía en las elecciones”. De hecho, el libro comienza con la ruptura Bono-Guerra con quien por otra parte se le puede ver en fotos familiares en mejores tiempos.

Felipe se fue para llevarse a Guerra
Como señala en el libro, él mismo sufrió el guerrismo en sus carnes: “El guerrismo se convirtió en una corriente opuesta a la renovación del PSOE, cada vez más sectaria, cuyo último éxito fue impedir mi elección como secretario general del PSOE en el año 2000, otorgándole cien de sus votos a Rodríguez Zapatero en lugar de a su propia candidata Matilde Fernández. ¡Así se las gastaban! y nada me sorprendió. Ciertamente, este hecho no altera hoy mi ánimo”. Este libro “es testimonio del vaivén de muchos políticos socialistas que nos confundimos en la espesa niebla de un cosmos partidario en el que dios reconocía ser, al mismo tiempo, la solución y el problema. Felipe se fue para llevarse a Guerra, tal y como tantas veces nos había dicho”.

El fichaje de Garzón
A lo largo de su diario, José Bono descubre las bambalinas del poder: la opinión de Felipe sobre sus ministros y sobre la oposición, los conflictos internos del partido, sus problemas con Borrell, la política interna en la Comunidad que preside, Castilla-La Mancha, las artimañas de Mario Conde y su influencia en los medios de comunicación y con la Casa Real. Habla de los casos de corrupción que empiezan con Juan Guerra y van en avance con Filesa hasta el punto de aconsejar ante el inminente encuentro electoral, el fichaje del juez Garzón que propone el propio Bono, la complicada situación que se produce con la huida de Luis Roldán director general de la Guardia Civil a quien Felipe había pensado en nombrar ministro de Interior o el procesamiento de José Barrionuevo y Rafael Vera.

Reivindicar la política
Bono explicó en la rueda de prensa que “los huéspedes de este libro conforman una generación valiosa y he aprovechado para reivindicar la política. Creo que este trabajo es útil para conocer las tripas de ese periodo. Los políticos no somos mejores ni peores que por ejemplo los periodistas, pero cualquier fallo de un político se acaba sabiendo porque lo cuentan los periodistas como es su obligación o, exageradamente, lo cuenta el partido contrario. Si se les pasara a ambos, siempre habrá un correligionario generoso que lo contará. Los políticos gracias a la condición democrática de la política española no podemos ocultar nada. Pero a veces me pregunto: ¿Otras profesiones se someterían a esta prueba del algodón? No lo sé”.

Imposible ganar con los suplentes
Continúa Bono: “He tenido la suerte de que mis jefes no se han molestado con mi autonomía. Lleve a los tribunales el Plan Hidrológico del Gobierno de Felipe González, o Cabañeros o Las Hoces del Cabriel. Me fui y sin embargo Felipe me propuso como presidente del Congreso”. “El diario empieza en 1992 con las glorias, las Expos, Felipe en el poder… y termina en 1999 cuando como dice Txiqui Benegas en una carta a Felipe: ‘¿Cómo vamos a ganar si nos empeñamos en hacer política con los suplentes cuando los titulares no están lesionados?”, resalta José Bono.

Rubalcaba nos sustituyó
Bono comienza este diario por consejo del veterano socialista y presidente del partido Ramón Rubial y concluye el primer tomo con la muerte de Rubial, tras cuyo funeral Alfredo Pérez Rubalcaba se permite la broma de que no debería tomar el mismo avión que el resto de dirigentes del PSOE para poder sustituirles en caso de un accidente. “No hizo falta que se estrellara el avión para que nos sustituyera a todos”, concluyó irónico Bono.