El Gobierno de coalición encarará a partir de septiembre su última etapa de la legislatura. En los próximos meses pisarán el acelerador para apurar el calendario legislativo mientras, en paralelo, se rearman a nivel orgánico para la contienda electoral venidera. El rival, a juzgar por lo que proyectan las encuestas, es de gran envergadura. El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, lidera los sondeos, es el mejor valorado y se mantiene en el margen del empate técnico con Pedro Sánchez como los preferidos para ser ocupar la Moncloa. La otra (extrema) derecha, Vox se ha desinflado, pero aún cuenta con un importante grueso de parroquianos. Por ello, tanto en Ferraz como en el fuerte morado son perfectamente conscientes de que necesitarán aportar ambos si se quiere reeditar Ejecutivo y ya se han puesto manos a la obra.

La dimisión de Adriana Lastra como vicesecretaria general del PSOE ha precipitado la renovación en Ferraz. Una semana de cábalas y rumorología que se zanjará este mismo sábado con la reunión del Comité Federal, que se espera que ratifique el rediseño orgánico perpetrado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Tres nombres de calado. Un trío de perfiles con gran predicamento para que los tres grandes ejes (Moncloa, Ferraz y Congreso) de la maquinaria socialista giren en perfecta y milimetrada sintonía.

Sánchez abandona la promoción de la cantera en una apuesta clara por el vigor de “voces fuertes” del catalogado con aires despectivos como “Viejo PSOE”. María Jesús Montero, Patxi López y Pilar Alegría conforman el 3 en 1 al que el presidente del Gobierno fía el sprint hacia el próximo -y cercano- ciclo electoral del 2023 y la mejoría en materia de comunicación de la acción legislativa, uno de los principales pagarés de los socialistas.

La batalla con Feijóo

Los cambios se producen, amén de la mentada renuncia de Lastra, a la sazón figura fuerte y de confianza del secretario general, en un contexto de recesión demoscópica en clave socialista. El auto de fe de un ciclotímico Pablo Casado y el consiguiente advenimiento de Alberto Núñez Feijóo cambiaron las tornas. El PP sentía el aire fresco proveniente de Galicia y se recuperaba después de un inicio turbulento de año.

El movimiento de placas tectónicas se resintió en Andalucía. El 19-J fue un duro varapalo para los socialistas, que veían cómo Juanma Moreno se alzaba con la mayoría absoluta en una plaza histórica del PSOE. A la amargura electoral le sucedió una reunión de la Ejecutiva Federal en la que Sánchez agitó por primera vez el fantasma de los cambios. El presidente del Gobierno advirtió a ciertos dirigentes que tomaría distancia para reflexionar sobre la estrategia política y un más que posible lavado de cara del partido.

El relevo en la sala de máquinas del PSOE agudizó el intenso enfrentamiento entre la entonces vicesecretaria general y el secretario de Organización, Santos Cerdán. El enésimo choque entre ambos obligó a Sánchez a intervenir. El jefe del Ejecutivo los llamó a capítulo, aunque semanas después, un embarazo de alto riesgo obligaba a Lastra a presentar su dimisión.

Así las cosas, el rearme socialista se salda con el aterrizaje de las ministras de Hacienda y Educación, María Jesús Montero y Pilar Alegría, en Ferraz. Sobran las palabras en lo que respecta a la dirigente andaluza, siendo una de las personas de máxima confianza de Sánchez y cuyo nombre se ha barajado para puestos de relevancia, incluso encabezó las quinielas para encabezar la candidatura socialista a la Junta de Andalucía.

Alegría, por su parte, ha adquirido un peso notorio a ojos del presidente. La ministra de Educación ha heredado el perfil de apagafuegos en Moncloa, heredando, además del traje de bombero de Félix Bolaños, la portavocía orgánica. La Secretaría de Estado de Comunicación, de hecho, veía en ella un pilar fundamental sobre el que reposar una porción de la estrategia informativa.

El Congreso será territorio de Patxi López. Sánchez premia con la portavocía del Grupo Parlamentario a un hombre con una trayectoria inmaculada e idóneo para combatir la estrategia de Núñez Feijóo. Cabe señalar, además, que fue uno de los rivales contra los que compitió Sánchez en las primarias de 2017.

Todos ellos se aglutinarán en un renovado núcleo duro, del que forman parte nueve personas de la máxima confianza del presidente, siendo ministros cinco de ellos: María Jesús Montero, Isabel Rodríguez (ministra portavoz), Pilar Alegría, Félix Bolaños y Miquel Iceta. Este último, además, sustituirá a Patxi López como vicesecretario de Memoria Democrática. Óscar López, jefe de gabinete de Sánchez, también conformará esta nueva guardia pretoriana.

Objetivo tercera fuerza

Unidas Podemos pulsó el botón rojo con la salida de Pablo Iglesias. Necesitaban reinventarse para reencontrarse con sus votantes y volver a ilusionar a aquellos a los que otrora emocionaron, pero se fueron perdiendo por el camino. El exlíder morado y exvicepresidente segundo entregó el testigo a Yolanda Díaz, un verso suelto que se ha desmarcado más de lo que esperaban. No fueron pocas las voces críticas con su estrategia de articular un nuevo proyecto al margen de las siglas de Podemos, pero saben que es su último cartucho.

Se esperaba que la plataforma de la ministra de Trabajo mostrara sus primeros compases en primavera, pero hubo que esperar hasta el 8 de julio. Aquella tarde de viernes, con más de 35 grados y a pleno sol, Díaz logró congregar a más de 5.000 personas, superando con creces todas las expectativas. Ante la atenta mirada de los allí congregados y, tras escuchar primero a varias voces de la sociedad civil, la líder explicó en qué consistía Sumar: “Sumar va de esperanzas. Sin esperanza un país no tiene futuro y no nos vamos a resignar. Sumar no va de partidos. Sois vosotros. Va de pensar nuestro país. De tomarnos las cosas importantes en serio. Que sí, son las cosas del comer y del soñar”.

Aterrizando tan abstractas ideas, anunció los siguientes pasos. Iniciaría una gira por toda España articulando diversos grupos de trabajo y equipos temáticos formados por profesionales, activistas, académicos y colectivos que elaborarían propuestas que, junto a las registradas en la página web, sentarán los mimbres para “un contrato social para la próxima década”.

El primero de estos encuentros tuvo lugar también en la capital con jóvenes para abordar la crisis climática y la transición ecológica. El rol de los partidos, por el momento, queda relegado al apoyo logístico. Podemos estará, solo queda ver cómo. Díaz pretende fraguar el proyecto a fuego lento, con pasos cortos y lentos, pero firmes y seguros. Y parece funcionar, ya que en el último CIS, los morados, a rebufo de la ministra de Trabajo, han arrebatado la tercera posición a Vox.