El anuncio del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, orientado a la promoción de las “lenguas cooficiales en las instituciones comunitarias” durante la presidencia de turno de la UE mantenía encallada las negociaciones con Junts hasta bien entrada la noche de este pasado miércoles. Los postconvergentes reclamaban “hechos comprobables” a sus interlocutores para desbloquear su voto favorable a Francina Armengol como Presidenta de la Mesa del Congreso de los Diputados. Dicho y hecho. Esos flecos que quedaban por pulir para seducir a los de Carles Puigdemont se han resuelto después de que el ministro de Exteriores en funciones, José Manuel Albares, registrara ante la Unión Europea oficializar el uso del catalán, euskera y gallego en el Parlamento Europeo.

Finalmente no ha hecho falta el apoyo de los siete diputados de Junts, pero el acuerdo ya ha entrado en escena. La guerra fratricida en la derecha ha desangrado a un Alberto Núñez Feijóo cada vez más aislado en el Parlamento. Vox ha promovido el apoyo a su candidato, Ignacio Gil Lázaro, frente a una Cuca Gamarra que se ha quedado en los 139 votos, frente a los solventes 178 cosechados por Francina Armengol, entre los que se cuentan los sufragios de los neoconvergentes. En cualquier caso, ese respaldo del independentismo no se ha cerrado hasta esta misma mañana, cuando ERC avanzaba un pacto cerrado con el PSOE, después de que la formación que dirige aún desde Waterloo Carles Puigdemont filtrara a primera hora del jueves un principio de acuerdo con los de Pedro Sánchez.

La llave del 'sí' de Junts

Situación desbloqueada después de que el PSOE hiciera tangibles las promesas extendidas a Junts. Al menos una de ellas, la que pivota sobre las lenguas cooficiales. Tanto republicanos como neoconvergentes pusieron como condición sine qua non la promoción de los idiomas “reconocidos en la sacrosanta Constitución” en las instituciones del Estado y que su uso fuese extensible también a los organismos comunitarios. El compromiso verbal del presidente del Gobierno era insuficiente para Junts, que exigían algo más para que cristalizara. Una primera piedra que se ha puesto en torno a las 08:20 horas de este jueves, tras las demandas de Carles Puigdemont de “hechos comprobables” antes de orientar el sentido del voto de sus parlamentarios en la sesión constitutiva.

El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, ha sido el detonante del apoyo de los siete de Junts a la candidata del Partido Socialista. El jefe de la diplomacia española lo ha hecho mediante el registro de una solicitud para que el catalán, el euskera y el gallego sean lenguas cooficiales también en la Unión Europea. Ha cursado la petición a la presidencia del Consejo de la Unión Europea, donde representantes de las administraciones de todos los Estados miembros se convocan para debatir y acordar modificaciones de algunos Tratados.

En el documento enviado por el ministro de Exteriores se solicita que se inicien ya los trámites para que esta cuestión se incluya en el orden del día del próximo Consejo, agendado para el 19 de septiembre. En caso de que el organismo dé luz verde, la solicitud comportará que el catalán, el gallego y el euskera adquieran el estatus de lenguas cooficiales de la Unión Europea. Esto implica que su uso es legítimo en el Parlamento Europeo, por lo que los representantes podrán dirigirse en esos tres idiomas a las instituciones comunitarias, además de que los documentos oficiales serán traducidos. Cabe recordar que este compromiso de promoción del catalán en instituciones españolas y europeas emana de la mesa del diálogo hace más de un año, aunque éste no ha cristalizado hasta este momento.

El Parlamento Europeo da cobijo a 24 lenguas y los documentos que de él emanan se traducen a todos los idiomas oficiales de la UE. Por lo tanto, todos los eurodiputados tienen derecho a expresarse en la lengua que prefieran, garantizando el acceso a todos los trabajos de la Eurocámara. De este modo, la institución se distingue de las demás por su “obligación de garantizar el mayor grado posible de multilingüismo”, tal y como se detalla en su reglamento. “Cualquier ciudadano o ciudadana de la UE tiene derecho a presentarse a las elecciones al Parlamento. No sería razonable exigir a los diputados un perfecto dominio de una de las lenguas más utilizadas, como el inglés o el francés. El derecho de cada miembro a leer y redactar documentos parlamentarios, seguir los debates y hablar en su propia lengua se reconoce expresamente en el Reglamento”, explica.

Primera tentativa, en 2004

En 2004, el Gobierno de España movió ficha por primera vez en este sentido, con José Luis Rodríguez Zapatero a la cabeza de la administración central. El jefe del Ejecutivo socialista solicitó a la Unión Europea que se reconocieran como idiomas cooficiales el catalán, el valenciano, el euskera y el gallego. Sin embargo, Bruselas replicó que esa maniobra requería de una modificación de según qué tratados, tal y como ha expuesto ahora Exteriores. Con todo, admitieron el uso de las lenguas cooficiales en reuniones de los representantes políticos y en los escritos de los ciudadanos a los organismos comunitarios.

A diferencia de esa primera tentativa liderada por el Ejecutivo de Zapatero, el acuerdo alcanzado con Junts es más ambicioso, incluyendo el uso del catalán en el Congreso. Una condición que se sumaba a la creación de una comisión de investigación sobre las cloacas del Estado, así como otra que indague sobre los atentados de Barcelona y Cambrils del 17 de agosto, cuyo sexto aniversario corresponde con esta jornada frenética de constitución de las Cortes Generales del Estado. Este último fleco no se ha cerrado hasta la mañana de este jueves, tras una intensa madrugada de contactos entre los equipos negociadores tanto de ERC como de los postconvergentes.