No habrá subida al 5% del gasto militar, pero el Gobierno sí se ha comprometido con la OTAN a incrementar en 14.000 el número total de efectivos militares. Tarea compleja que deberá culminar antes del año 2035. Por ello, según el diario El País, el aumento se distribuirá en dos quinquenios y contempla la incorporación de 7.000 nuevos soldados entre este ejercicio y 2029. Los 7.000 restantes deberán incluirse entre el 2030 y el 2034. En términos porcentuales, el pacto supone una inyección del 11% con respecto al número actual de miembros en activo en las Fuerzas Armadas.

Este compromiso está incluido en el denominado “Objetivo de Capacidades” que la Alianza Atlántica asigna a cada uno de sus miembros y fue dado a conocer por el presidente Pedro Sánchez durante su intervención ante el Congreso el pasado miércoles. La planificación coincide con el calendario establecido en la reciente cumbre de la OTAN celebrada en La Haya, donde los países aliados acordaron avanzar hacia una inversión del 5% del PIB en defensa. No obstante, el Ejecutivo español ha descartado alcanzar ese nivel, argumentando que puede cumplir sus obligaciones con la Alianza destinando un 2,1% del PIB, según un informe elaborado por el Estado Mayor de la Defensa.

El plan de Defensa

Actualmente, las Fuerzas Armadas españolas cuentan con unos 120.000 efectivos en activo (116.410 según el Observatorio de la Vida Militar a fecha 1 de enero de 2024), por lo que el aumento previsto no superaría el límite legal establecido por la Ley de la Carrera Militar de 2007, que fija un máximo de entre 130.000 y 140.000 efectivos. De este total, hasta 50.000 pueden ser oficiales y suboficiales, lo que evita la necesidad de modificar el marco legal vigente.

No obstante, el desafío para el Ministerio de Defensa no se limita únicamente a aumentar el número de reclutas, sino también a retener a los profesionales cualificados dentro de las filas. Tal como recoge El País, el jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante general Teodoro López Calderón, advirtió públicamente que el personal disponible actualmente es claramente insuficiente para cubrir las crecientes misiones que asumen las Fuerzas Armadas. En los últimos años, el Ejército ha perdido más de 10.000 soldados mientras se ha enfrentado a tareas cada vez más diversas, como la ciberdefensa, la vigilancia espacial, la lucha contra incendios, pandemias, desastres naturales como las danas y el incremento de misiones internacionales.

El real decreto aprobado el 11 de marzo de 2024, que establece las plantillas militares para el periodo 2025-2029, reconoce la necesidad de ampliar el personal ante nuevas amenazas, así como para cubrir la creciente complejidad de estructuras de mando, tanto a nivel nacional como dentro de los organismos internacionales de los que España forma parte.

Impulso tecnológico

El uso de tecnologías avanzadas, incluyendo inteligencia artificial y robótica, exige contar con técnicos altamente especializados cuya formación y experiencia los convierten en profesionales muy atractivos para el sector privado. López Calderón ha advertido que los salarios actuales del personal militar no son competitivos, lo que pone en riesgo la retención del talento. Aunque existen mecanismos para obligar a los militares a permanecer cierto tiempo tras recibir formación avanzada, desde el entorno de las Fuerzas Armadas señalan que estas medidas pueden ser contraproducentes y erosionar la motivación de los profesionales.

Además del incremento de personal, el documento de Capacidades de la OTAN - aprobado por los ministros de Defensa de los 32 aliados el 5 de junio y clasificado como secreto - impone a España otras obligaciones. Entre ellas se encuentran la mejora de su defensa aérea mediante la modernización de las baterías NASAMS y Patriot, el desarrollo de sistemas antidrones, el fortalecimiento de capacidades de guerra electrónica y el refuerzo de componentes clave del Ejército de Tierra, como artillería, ingenieros, transmisiones y apoyo logístico.

Algunos de estos programas ya están en marcha o cerca de iniciarse. Es el caso del nuevo buque espía de la Armada y los satélites de observación Paz II. Sin embargo, otros, como la adquisición de misiles Patriot, enfrentan retrasos debido a la alta demanda global y los cuellos de botella en la producción.

En el año 2029, la OTAN evaluará el grado de cumplimiento de los Objetivos de Capacidades por parte de sus miembros. Será entonces cuando se determine si España ha logrado cumplir sus compromisos manteniéndose en el 2,1% del PIB o si, por el contrario, deberá aumentar su esfuerzo presupuestario hasta el 5%, como propugna el nuevo secretario general de la OTAN, Mark Rutte.

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