Algunas voces en el Partido Popular lo avisaban cuando las hostilidades con Isabel Díaz Ayuso se desataron: “Esto perjudica a todos”. Pero las dos partes siguen enfrascadas en una batalla sin cuartel de filtraciones, que se entremezcla con el polémico libro de Cayetana Álvarez de Toledo. Dos frentes abiertos que Génova no puede parar y que ya están teniendo sus efectos en las encuestas. Ya no sopla el viento a favor. O al menos ha cambiado de barrio, dando aire a un PSOE que hasta hace nada peleaba contra el desgaste de la pandemia.

Ahora es el Partido Popular el que tiene que revertir la situación. Las cuitas internas laminan demoscópicamente a los conservadores, mientras asisten a la colocación de un anclaje más sólido a la legislatura con estos nuevos Presupuestos Generales del Estado. Es el momento, entienden en Génova, de dar un paso al frente y recuperar terreno perdido desde la calle.

Pero es mucho terreno por recuperar. Los conservadores han dilapidado una ventaja considerable con respecto al PSOE. Traducido a apoyos potenciales, los populares han perdido más de 600.000 votos, según destilan los datos recabados IMOP-Insights en su encuesta para El Confidencial.

Según este sondeo, los conservadores se erigirían como la fuerza con más peso parlamentario, con 113 escaños. Sin embargo, el PSOE (27,1) de Pedro Sánchez le habría adelantado por la izquierda en materia de sufragios (26,8). Para más inri, los parlamentarios de Pablo Casado se antojan insuficientes para pelearle la Moncloa a la izquierda.

El PP ni tan siquiera sumaría con sus socios habituales de Vox. La ultraderecha pescaría en río revuelto y recuperaría algunos votos que se habían fugado hasta la sede de Génova. Si el trasvase de sufragios de Vox a PP, hace escasamente un mes, se disparaba hasta el 23,3% - siempre según el sondeo de El Confidencial – ahora el porcentaje se reduce hasta el 15%.

Tampoco la ultraderecha de Santiago Abascal consigue un resultado tan elevado. Vox obtendría un 16,7% de los votos, traduciéndose este guarismo en 57 asientos; cinco más de los que obtuvo en las urnas el pasado 10 de noviembre de 2019.

Por su parte, Unidas Podemos persiste en la horquilla entre el 11 y el 12% de los votos. En este caso, el resultado que obtendría se correspondería con el primer el primero de los extremos. La presencia de Yolanda Díaz en la cúspide morada ha frenado en seco la sangría de votos de la formación otrora de Pablo Iglesias. Eso sí, de los 35 escaños cosechados en 2019, pasarían a los 27.

Las pésimas noticias serían para Ciudadanos. La formación de Inés Arrimadas desaparecería por completo del Hemiciclo. De celebrarse elecciones a día de hoy, seis años después de su irrupción, el Congreso se quedaría sin representación liberal; superando con dificultades el 2% de los votos.