A las puertas de fin de año, sobre la bocina y cumpliendo los plazos conminados por Bruselas en plena campaña de recepción de los fondos europeos, el Gobierno ha conseguido anotarse dos tantos: la puesta en marcha de la reforma laboral acordada junto a sindicatos y patronal en la mesa de diálogo social y la aprobación de los Presupuestos de 2022 en el Congreso de los Diputados con una amplia mayoría con la que contrarrestar los ataques de la oposición.

No es de extrañar que el último Consejo de Ministros del año haya contado con la festividad propia de las fechas: los agradecimientos de Yolanda Díaz en la rueda de prensa posterior a la reunión en Moncloa han sido extensos, generosos y han servido para hacer partícipes de la reforma laboral a todos los implicados –más allá de que el nombre de Nadia Calviño, vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, no haya sido referenciado claramente, no así como el del ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá-: “Gracias a los cientos de personas que han trabajado en esta reforma; a los agentes sociales, que han estado a la altura de España de nuevo; a ustedes, los periodistas, por seguirnos durante estos nueve meses en horas intempestivas sin poder conciliar; al Gobierno en su conjunto y a los técnicos especialmente, que, como sabe el ministro Escrivá, los dos ministerios en comandita sabemos de lo que estamos hablando”.

Esta no es una rueda de prensa más. Es mucho más. A veces justifica los trabajos que antes de ser ministros defendíamos en nuestras vidas. Hoy, humildemente, es uno de los días más importantes del Gobierno de España y dota de sentido al trabajo que hacemos frente al 'no por el no' de la oposición española”, ha proseguido la titular de Trabajo, encargada de presentar la reforma por su condición de líder en las negociaciones. “Tender la mano entre mi hija y mi padre en el mercado de trabajo no es menor. Todo está interconectado: mejorar el trabajo es mejorar las pensiones y tener un proyecto de país. Frente a los recortes de la última reforma y las normas de la austeridad, recuperamos derechos”, ha añadido.

De forma previa a la comparecencia de Díaz, especial triunfadora de la mañana, la ministra de Política Territorial y portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, también ha querido hacer balance de este importante Consejo de Ministros: “Cumplimos con nuestros compromisos. Estos son los segundos presupuestos en tiempo y forma, y lo hacemos además alcanzando grandes acuerdos que dan cuenta de la fortaleza de este Gobierno. Un Gobierno que cumple, tal y como le gusta decir al presidente Sánchez. Y además lo hace a través del diálogo y el acuerdo”, ha indicado, explicando que con la consecución del acuerdo de la norma regulatoria del mercado laboral el Gobierno consigue “estabilidad” para encarar con confianza lo que resta de legislatura.

Un trabajo realizado desde el pasado 17 de marzo “hasta hace escasas horas”, como ha asegurado Díaz, que no ha estado exento de problemas, tanto internos como externos. Merece la pena recordar que la voluntad de derogar la reforma laboral de Mariano Rajoy se retrotrae al pacto de Gobierno entre socios de coalición. De hecho, el pasado mes de mayo de 2020, Adriana Lastra estampó su firma con Unidas Podemos y EH Bildu para “derogar íntegramente” la reforma laboral, algo que, posteriormente, y tras los avisos del ala dura del Ejecutivo, fue rectificado. Tampoco fue sencilla la cuestión del relato: en Unidas Podemos molestó que Nadia Calviño y los ministros socialistas quisieran anotarse el tanto y pasar por delante de Díaz en las negociaciones. Finalmente, y tras llamada a filas de Ione Belarra en primera instancia y de Pedro Sánchez posteriormente, el trabajo se agilizó y los agentes sociales cedieron en lo necesario para cumplir con el imperativo de la Unión Europea.

Juego, set y partido, pensarán algunos. No es así. La norma ha sido tramitada como Real Decreto Ley y entrará en vigor este miércoles pero debe ser convalidada en el Congreso en el plazo de un mes. Sin embargo, los principales socios parlamentarios del Gobierno (PNV, ERC y Bildu) han dicho que de momento están en el "no" y han pedido que se tramite como proyecto de ley para poder incluir enmiendas: “No es una derogación de la reforma laboral, ni siquiera parcial, y tienen que cambiar muchas cosas para que realmente sirva en defensa de los trabajadores y trabajadoras”, ha expresado Mertxe Aizpurua, portavoz de la izquierda abertzale en la Cámara Baja. “Se necesita una reforma laboral que dé respuesta a las necesidades de los trabajadores y, lamentablemente, el acuerdo alcanzo no lo hace: pedimos la prevalencia de los convenios autonómicos y provinciales sobre los estatales, la necesaria autorización administrativa de los EREs y despidos colectivos, la ampliación de las indemnizaciones por despido o la recuperación de los salarios de tramitación”, ha sentenciado.

Serenidad y cariño

"Creo firmemente que el acuerdo social es la mejor receta para hacer reformas estructurales inclusivas y perdurables en el tiempo". Con estas palabras ha defendido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, los pactos por la reforma laboral y las pensiones con los agentes sociales. Además, ha añadido que esta es la línea a seguir en 2022 y ha pedido a oposición y socios de investidura “serenidad” para que España se convierta en un país de pactos lo más amplios posibles.

Tampoco se ha mostrado dispuesta a cambiar parte alguna de la reforma la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que, pese a ofrecer “diálogo y cariño” a los críticos, ha expresado que no han estado nueve meses trabajando para modificar aspecto alguno: “No hemos estado nueve meses para esto, la vocación es mantener este texto".

Cabe recordar que la patronal, con su presidente Antonio Garamendi al frente, ha advertido que su firma ha sido estampada en un pacto concreto y no aceptarán modificaciones. En este impasse, con los socios apretando por un lado y la patronal por el otro, el Gobierno arrancará un 2022 que confía en capear con la misma receta que ha acabado 2021.