El pasado viernes el Gobierno de coalición anunció a bombo y platillo un logro histórico: la reforma laboral había obtenido el respaldo de los sindicatos y la patronal. Yolanda Díaz celebró la buena nueva y, pese a las disputas entre la ministra de Trabajo y Nadia Calviño por reclamar su retoño, en Moncloa se descorchó el champagne. La reforma laboral era uno de los principales objetivos de la legislatura y tanto PSOE como Unidas Podemos querían desbloquear tan ansiada insignia. Sin embargo, el optimismo se disparó antes de tiempo. El camino andado hasta la fecha ha sido muy exigente, pero aún queda una última pantalla que no se puede ni omitir ni simular: el trámite parlamentario. Los socios del Gobierno ya advirtieron que Pedro Sánchez sudaría para cosechar su apoyo a los Presupuestos 2022. Y vaya que si sudó. Los socialistas se emplearon a fondo e incluso modificaron su estrategia negociadora. Ahora, deberán ponerse nuevamente el mono de trabajo, pues el bloque de la investidura ya ha avanzado que el actual borrador no les seduce.

Socialistas y morados afrontarán un complejo reto. Un auténtico juego de equilibrios. Este martes el Consejo de Ministros aprobará el proyecto definitivo de la reforma laboral y se conocerá el texto concreto. El presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi, ya ha advertido que si el documento introduce alguna modificación, por minúscula que sea, la patronal “saldría del pacto”. En el otro lado de la soga y ejerciendo no menos presión, los socios del Ejecutivo, que desde el pasado viernes deslizan que para obtener el apoyo de sus respectivas bancadas deberán modificarse algunos puntos e incluir otros. El desafío es de aúpa, pues hay poco margen de maniobra.

Conscientes de ello, los socialistas se han puesto manos a la obra. Felipe Sicilia, el portavoz del PSOE, convocó una rueda de prensa en Ferraz para pedir a sus socios parlamentarios que apoyen la reforma laboral. Tras reiterar lo complicado que ha sido lograr un quórum que integre a sindicatos y patronal, Sicilia poco menos que imploró al hemiciclo: "Todos los grupos saben de la importancia del acuerdo y la importancia de la reforma laboral para acompasar el crecimiento”.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, también ha hecho campaña por el ‘si´: “Es muy difícil decirle que no a una norma que recupera derechos de los trabajadores y mejora las relaciones laborales en España”. La dirigente morada destacó que el nuevo articulado supone un "cambio de paradigma" en las relaciones laborales del país, por lo que ha incidido en la importancia de dejar dialogar a las fuerzas políticas para facilitar el trámite: “Las fuerzas políticas tienen que dialogar, es el primer acuerdo que se fragua con el beneplácito de todos los agentes sociales”.

Mucho más optimista es el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, quien ha esgrimido que es una reforma tan “ambiciosa” que "no tiene ninguna duda" de que recibirá "un gran apoyo parlamentario”.

Los socios presionan

Si bien es cierto que Sánchez ha lubricado el bloque plurinacional, no es menos cierto que Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), PNV, y EH Bildu son duros negociadores. Nada más trascender que la reforma contaba con el respaldo de la patronal, fuentes parlamentarias cuestionaron el texto: “Si tiene el ‘sí’ de la CEOE… Veremos qué nos encontramos”.

El primero en recordar que el camino no había llegado a su fin fue Arnaldo Otegi. El líder de EH Bildu garantizó que se opondrían a la reforma “tal y como está redactada”, manifestando además su “decepción”. En la misma tónica se mueve ERC. Fuentes consultadas admiten a ElPlural.com que ya se mostraban renuentes durante las conversaciones de Díaz con la CEOE y el temor por si se descafeinaba la reforma era real. “Tiene muchas carencias”, insisten a este periódico.

A su llegada al pleno de Presupuestos 2022, tanto Esquerra como la izquierda abertzale ha manifestado su rechazo al actual borrador. "Venden humo", ha resumido el portavoz del Grupo Republicano, Gabriel Rufián, acusando al Gobierno de Pedro Sánchez de haber dedicado "muchas horas" a hablar con la CEOE y Cepyme y "cero horas" en negociar con sus socios. "Han empezado la casa por el tejado", sostiene. A su juicio, "faltan" cosas en esa reforma laboral y "hay muchísimo margen de mejora", por lo que, de momento, los trece diputados de ERC están en "un 'No' bastante claro”.

También la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua, ha resaltado a los periodistas que la reforma laboral liderada por las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanda Díaz no va a contar con el apoyo de su formación porque no da respuesta a las necesidades de los trabajadores. En todo caso, si se convalida, Bildu exigirá que se tramite en el Congreso como proyecto de ley para introducir cambios porque faltan "muchísimas cosas" para cumplir el compromiso de la derogación completa de las normas que impuso el PP. "Esta reforma no es histórica, pero puede serlo porque puede poner fin al recorte de tantos años -afirmó después en el Pleno del Congreso-. Esperamos que en la tramitación parlamentaria el Gobierno tenga una actitud constructiva, es necesario dialogar para cumplir la palabra dada, le parezca bien o mal a la patronal".

Por su parte, el PNV tampoco lo aprueba el acuerdo. Su portavoz parlamentario, Aitor Esteban, recordó el pasado sábado que las “dinámicas sindicales” y las “relaciones con el empresariado” en el País Vasco “son diferentes” a las del resto del país. En consecuencia, su formación no está satisfecha y espera introducir cambios.

Podemos al rescate

El portavoz parlamentario de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, tiene previsto iniciar una ronda de contactos en la Cámara Baja para recabar los apoyos necesarios. En declaraciones a TVE, admitió que habrá que "negociar y dialogar" porque las fuerzas que componen el Gobierno de coalición, PSOE y Unidas Podemos, no reúnen mayoría absoluta en el Congreso y necesitan otros 21 escaños.