“Sumar es la clave”. Esta fue la primera valoración que realizó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tras la aprobación en el Congreso de los Diputados de los Presupuestos Generales del Estado 2022. Unas cuentas vitales, pues se perfilan como las de la recuperación económica tras la pandemia de Covid-19. Conscientes de su importancia, el Gobierno de coalición (PSOE y Unidas Podemos) ha engrasado el bloque de la investidura con el objetivo de obtener una mayoría lo más holgada posible. Y lo consiguió: Sánchez logró reeditar los apoyos que cosechó en los PGE 2021, con un total de 11 partidos y 188 síes (hubieran sido 189 de no ser por la retirada del acta de diputado a Alberto Rodríguez, a quien Podemos guarda luto y espera que pueda volver). Socialistas y morados han seducido a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), EH Bildu, PDeCat, Más País, Compromís, Nueva Canarias, Teruel Existe y el PRC con paquetes de medidas. El respaldo del PNV no era necesario, pese a lo cual, el Ejecutivo mantuvo conversaciones puntuales permitiendo a los nacionalistas vascos la aprobación de más de 40 enmiendas, así como el traspaso al País Vasco de las competencias para la gestión del Ingreso Mínimo Vital (IMV). Las negociaciones de estos Presupuestos han forzado al Grupo Socialista a emplearse a fondo en una asignatura en la que, a juicio de sus socios, habitualmente flaquea: el diálogo.

Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) advirtió antes incluso de comenzar las conversaciones por los Presupuestos 2022 que su voto “se suda”, tal y como el propio portavoz parlamentario, Gabriel Rufián, avanzó. Y vaya si lo tuvieron que sudar. Sobre la bocina, a pocos minutos para que concluyera el plazo para registrar enmiendas a la totalidad, la formación independentista anunció un principio de acuerdo con el PSOE para no tumbar las cuentas a cambio de garantizar el cumplimiento de compromisos previos y el establecimiento de una polémica cuota de producción audiovisual en catalán, euskera y gallego que recogería la nueva ley audiovisual.

El nuevo portavoz del PSOE en el Congreso ha dado un vuelco a la forma de negociar con sus socios

Los de Rufián pretendían atar en corto al PSOE, pues creen que no es de fiar. En declaraciones a ElPlural.com, el diputado Joan Margall censuró la forma de negociar de los socialistas: “Nos mosquea la manera en cómo se tratan los reales decretos. Porque se aprueba [en Consejo de Ministros] sin que se nos diga absolutamente nada y luego vienen a buscar el voto a favor”. El cabreo en ERC era patente hasta hace pocos meses. “O nos llaman o no apoyaremos más reales decretos”, llegaron a espetar. Sin embargo, el modus operandi del PSOE ha cambiado en los últimos meses. Fuentes parlamentarias consultadas por este periódico admiten que se ha trabajado el diálogo con el resto de grupos para forjar y lubricar la colaboración parlamentaria.

El deshielo con Bildu

Fuentes del Grupo Socialista conocedoras de todas y cada una de las conversaciones en las que se abordaron los Presupuestos explican a ElPlural.com que “nosotros  siempre tenemos voluntad de diálogo” y “nos sentamos con todos”, tal y como demuestran unas cuentas aprobadas con el apoyo de “hasta 11 partidos, incluidos nosotros”. Estas mismas fuentes admiten que hubo, incluso, reuniones con Junts, pese a que públicamente los independentistas lo negaron.

Sorprendió también la naturalidad con la que los socialistas se fotografiaron con EH Bildu. Atrás ha quedado la etapa en la que se evitaba que las firmas de sus diputados compartieran paginado. Fuentes de EH Bildu conocedoras de las conversaciones valoran positivamente el deshielo: “Sánchez ha perdido la alergia que parecía tenernos”. Por su parte, los socialistas se escudan en que los independentistas vascos conforman un partido más del hemiciclo y, dada la apretada aritmética parlamentaria, no pueden obviar sus cinco diputados así como así.

EH Bildu: “Sánchez ha perdido la alergia que parecía tenernos. Esa manera de negociar a última hora era una constante antes, pero en estos Presupuestos se ha reconducido y las negociaciones han ido mejor”

En una rueda de prensa celebrada el 21 de diciembre en el Congreso, su portavoz parlamentaria, Mertxe Aizpurua, confirmó que “las relaciones son correctas” y el trato “se ha normalizado”; destacando que “hemos conseguido acuerdos en los PGE y estamos satisfechas”.

Eso en público. En privado, precisan que “esa manera de negociar a última hora era una constante antes, pero en estos Presupuestos se ha reconducido y las negociaciones han ido mejor”.

La discreción como arma, los técnicos como escudo

PSOE y ERC han tenido que firmar en hasta tres ocasiones el mismo acuerdo. La polémica ley audiovisual puso en jaque los Presupuestos hasta la rúbrica del pacto definitivo: un fondo de 15 millones de euros para fomentar las lenguas cooficiales en los Netflix, HBO, Disney+ y compañía. Las fuentes socialistas consultadas reconocen que “han sido unas negociaciones con mucha presión”, clima que no ha favorecido a los independentistas porque “mira el PNV, han arrancado más compromisos siendo silenciosos”. El PSOE, a nivel interno, bromea con que en ERC “les gusta lo mediático”.

Con respecto al choque por la polémica cuota del 6%, el Grupo Socialista esgrime que había consenso para abordar el asunto pero nunca se habló de “cuota” en un principio porque sabían que la normativa europea lo impedía. Héctor Gómez, portavoz parlamentario del PSOE, se lo trasladó a Rufián, pero “dio igual, fueron por ese camino”.

Según explican, los socialistas acostumbran a negociar en tres niveles: Gobierno, portavocías y con los técnicos. Esta última fase suele ser la más compleja porque es cuando se aborda concretamente la carcasa legislativa y, en ocasiones, se plantean cuestiones inabordables: “Se tiene claro el destino, pero se toman carreteras que no llevan ahí”. El PSOE justifica que, en esta ocasión, había un mundo entre la voluntad política y lo que “técnicamente se podía hacer”, pero “nunca hubo mala voluntad por parte del PSOE”.

Más diálogo, pero…

Los Presupuestos, salvo hecatombe serán aprobados en sesión plenaria en el Congreso el próximo 28 de diciembre tras ser devueltos por el Senado con motivo de una enmienda de Compromís en defensa de las lenguas minoritarias que, sorprendentemente, contó con el apoyo de un PP en plena cruzada contra el catalán a cuenta de la ley audiovisual.

El troleo de Génova al Gobierno ya lo vio venir Rufián: “Nosotros ya avisamos que esto podía pasar, que el PP y Vox harían todo lo posible por torpedear las negociaciones. El año pasado ya pasó y se controló bien, pero este año el PSOE cambió de portavoces y ha sido un desastre”.

El dirigente independentista, que mantiene una relación de amistad con Adriana Lastra, exportavoz parlamentaria del Grupo Socialista, deslizó así que si bien es cierto que la política de negociación de Héctor Gómez y el nuevo equipo es más voluntariosa, no es menos cierto que no cierra las bazas como corresponde.