Todo estaba dispuesto en la convención nacional del PP. Las encuestas sonríen a Pablo Casado y en Génova coinciden en que es el momento de atacar, aprovechar el rebufo, absorber en la práctica a Ciudadanos, dejar a la ultraderecha sin opciones y presentarse como la única opción capaz de desalojar a Pedro Sánchez de La Moncloa. Un cónclave con el que dar un golpe sobre la mesa y desprenderse de un pasado plagado de claroscuros, donde el presidente del PP ha tenido que compartir el liderazgo con sus baronías y acallar las críticas internas pidiendo un nuevo voto de confianza que tiene fecha de caducidad: las próximas elecciones generales. Su núcleo duro coincide en que Sánchez está tocado por la pandemia, por sus derivadas económicas y por cuestiones como el precio de la luz. Es el momento de Casado y nadie debe entrometerse, coinciden sus cercanos, pero en su ahora o nunca particular ha aparecido una piedra en el camino: Isabel Díaz Ayuso.

La presidenta de la Comunidad de Madrid ha presentado sus credenciales para hacerse con el control del PP de Madrid y acabar así con la extraña situación que atraviesa la delegación mayoritaria del partido a nivel nacional. Isabel Díaz Ayuso no ha escondido que esta es su gran aspiración a futuro después de conseguir un gran resultado electoral que acredita el respaldo social con el que cuenta en la región. Ayuso es la líder de la calle y nadie lo duda, pero Casado domina el aparato. Génova es consciente de que un choque frontal provocaría una auténtica guerra civil que acabaría dañando a ambas partes, por lo que apuestan por una lista conjunta con el alcalde José Luis Martínez-Almeida que haga de la rivalidad virtud y consolide a Casado como el que aplacó los desaires públicos.

De esta forma, además, conseguirían que Miguel Ángel Rodríguez, jefe de Gabinete y gran valedor de Ayuso, no tuviera tanto poder. No se fían de él y no quieren que marque el paso. Génova quiere fijar las líneas y el omnipresente Rodríguez no se caracteriza por ceder ante la jerarquía. Tampoco lo hace Esperanza Aguirre, auténtica defensora de Isabel Díaz Ayuso. Este lunes, la expresidenta ha provocado un auténtico tsunami mediático al calificar de “niñatos” y “chiquilicuatres” a aquellos que quieren torpedear la candidatura de su hija política. La respuesta no ha tardado en llegar: Almeida ha considerado anecdótico que, a sus 46 años, alguien lo llame niñato; Teodoro García Egea, más claro, ha invitado a Aguirre a la sede de Génova para que vea cómo se trabaja en la dirección nacional del PP y le ha recordado el pasado plagado de corrupción que arrastra su legado.

Fuentes cercanas al jefe de Gabinete de Ayuso explican en declaraciones a ElPlural.com que la voluntad de la presidenta es “hacer un equipo de integración”. “Ella nunca desconfiará de Casado. Ni del alcalde. Ella es del equipo”, explican las mismas fuentes, que prefieren no comentar nada sobre el clima de desconfianza recíproca que existe entre ambos equipos.

Sin embargo, el daño ya está hecho y el plan de la dirección nacional del PP para encumbrar a Pablo Casado en la convención estará diluido por un cruce de acusaciones tanto públicas como internas que evidencian que los problemas de liderazgo siguen siendo palpables. Además, Isabel Díaz Ayuso sigue monopolizando la atención mediática y el presidente del PP se muestra incapaz de mostrar el carisma necesario con el que vencer un pulso que se extiende desde el principio de la pandemia.

La asistencia de Ayuso a la convención, en el aire

Otro de los problemas a los que se enfrenta Génova en su convención pasan por la asistencia de Isabel Díaz Ayuso. La dirección nacional quiere que todos los barones cierren filas con Pablo Casado y la foto de familia sea completa, pero la presidenta de la Comunidad de Madrid tiene un viaje a Estados Unidos y por el momento se muestra dispuesta a cumplir su agenda en beneficio de los madrileños. En esta particular partida de ajedrez, el número dos del PP, Teodoro García Egea, ha movido ficha anunciando una mesa de presidentes autonómicos en la que el asiento vacío de la dirigente madrileña la dejaría en mal lugar.

Fuentes cercanas a Isabel Díaz Ayuso, preguntados por este movimiento, explican a ElPlural.com que están trabajando en ello, intentando cuadrar los horarios y asistir a sendas citas: “"Estamos viendo si podemos llegar. Un viaje de la presidenta se organiza con meses. Si convocan de un día para otro, la vida es complicada", sentencian.