Rafael L. Bardají, un hombre generalmente desconocido por casi todos pero que, desde la sombra, ha manejado algunos de los hilos más negros de la derecha española.

A inicios de 2018, Bardají se pasaba directamente al Comité Ejecutivo de Vox asegurando que “El nuevo PP nace tan domesticado como el viejo PP”. Pero, hasta ese momento, sus tentáculos fueron alargados en el Partido Popular, especialmente en el plano ideológico. Fundador del Grupo de Estudios Estratégicos (GEES) y vinculado a FAES, Bardají ha sido uno de los principales ideólogos del PP.

 Rafael L. Bardají en un acto de VOX.

En este sentido cabe destacar su etapa como asesor de los ministros de Defensa populares Eduardo Serra y Federico Trillo entre 1996 y 2002. Pese a permanecer entre bambalinas, Bardají es, sin lugar a duda, uno de los principales responsables de la intervención española en Irak y de la foto de las azores en la que Aznar posaba sonriente junto a George W. Bush y Tony Blair al acordar la invasión de este país justificándose con unas armas de destrucción masiva inexistentes.

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El actual ‘gurú’ de Abascal es un declarado sionista a favor de financiar a Israel en su lucha contra palestina y, ya de paso, para que pueda mostrar músculo ante unos vecinos árabes que practican una religión a la que identifica directamente con el terrorismo. El racismo galopante de Bardají se plasma en eslóganes clásicos de Vox como ‘los españoles primero’: “Los Juanes, Rodrigos y Marías son siempre los últimos frente a los Mohameds, Usnavies o Karinas”. Lo cierto es que con estas ideas ha conseguido marcar la agenda de sus rivales políticos, polarizando los discursos de Pablo Casado o Albert Rivera.

Defendiendo al Daesh

Pero tampoco podemos decir que este titiritero este a favor de la guerra santa ya que ha abogado claramente por la lucha abierta de los países occidentales contra el dictador sirio Bashar Al Assad. Pero no quiere terminar con este genocida para que la población Siria pueda salir de más de siete años de guerra civil si no para permitir al Estado Islámico asentarse en el territorio.

¿Por qué? Bardají entiende que el grupo terrorista, igual de genocida que Al Assad y responsable de buena parte de los ataques terroristas registrados en Europa, es un generador de estabilidad. Es decir, para Bardají es preferible que Daesh aplique la Sharia y continúe asesinando a diario a mujeres, homosexuales u opositores en un territorio más amplio en lugar de que la guerra Siria continúe amenazando con desestabilizar el polvorín que es Oriente Medio arriesgando la seguridad de Israel.

Esta distorsionada percepción del conflicto o del distinto valor de la vida humana en función de su origen se puede constatar en artículos del propio Bardají como ‘Siria. Assad no es la solución’: “El Estado Islámico no era un simple grupo terrorista, como nos gusta decir por aquí; era un aparato generador de seguridad y orden”, “negociar con Damasco sería un error estratégico de primera magnitud. Apuntalaría un régimen brutal y despiadado que durante décadas ha representado la mayor amenaza militar contra nuestro aliado Israel”; “El Estado Islámico les impone -a los sirios- la sharía más estricta, es verdad, pero les trae también protección y certidumbre.

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Los referentes: Donald Trump y Chuck Norris

Este licenciado en Ciencia Política y Sociología por la UCM formó parte del núcleo duro del 'aznarismo’ mientras alardeaba de su influencia en la Casa Blanca y el Pentágono. Una tendencia que continúa desde Vox. Mientras todo el mundo se escandalizaba con la elección de Donald Trump para dirigir el país más poderoso del planeta, Bardají lo defendía a capa y espada desde el primer momento. Tanto es así que Abascal decidió mandar a Bardají de viaje hasta la Torre Trump para, tal y como reza el comunicado, “en nombre de VOX, analizar el avance de la “Alt Right” europea y el futuro de Europa”. Además de fiel seguidor de la boyante ultraderecha europea, Bardají ha llegado a justificar a dictadores como Gadafi o declarar su amor por Chuck Norris en su artículo “Chuck Norris: patriotismo pata negra”.

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A la espera de ver el futuro crecimiento de la extrema derecha española, al menos es posible celebrar esta pérdida del Partido Popular.