El atropello perpetrado en La Rambla de Barcelona que ha provocado la muerte de 14 personas y más de un centenar de heridos ha provocado que una pregunta sobrevuele toda España: “¿Son los ataques con vehículos pesados el nuevo arma del terrorismo?”. Niza, julio de 2016, 85 muertos; Berlín, diciembre de 2016, 12; Londres, marzo de 2017, cinco; Estocolmo, abril de este año, cuatro; de nuevo Londres, junio de 2017, ocho y el de este jueves en España. Todos estos atentados, que suman 128 muertos, han sido ejecutados todos mediante camiones y furgonetas que irrumpieron en calles abarrotadas de gente sembrando el pánico. La sociedad evoluciona, las nuevas tecnologías cambiaron el modo de hacer la guerra y, ahora, ha surgido una nueva generación de tácticas y técnicas que los grupos terroristas emplean para llevar a cabo su particular cruzada.

En un artículo publicado en el diario El País en febrero de 2015, el geopolítico y profesor estadounidense Joseph S. NYE, Jr. relataba que en el Foro Económico Mundial de Davos de ese mismo la mesa redonda de varios líderes del sector de la Defensa estuvo marcada por una cuestión: “¿Para qué tipo de guerra deben prepararse hoy los ejércitos?”.

De las batallas cuerpo a cuerpo al ciberterrorismo

Antes de la I Guerra Mundial las batallas las libraban los soldados. La ecuación era sencilla: quien tuviera el mayor ejército ganaba la contienda. Las ingentes cantidades de soldados dejaron paso a la potencia de fuego de la I Guerra Mundial: “La artillería conquista y la infantería ocupa”. Ya en la II Guerra Mundial, Alemania popularizó el método blitzkreig, que consistía en introducirse en las filas enemigas desde atrás, pillándolas de improviso.

Ahora, en un mundo absolutamente globalizado y con unas nuevas tecnologías que han difuminado las fronteras físicas espaciales, surgió un nuevo método. Ya no era necesario librar la batalla adentrándose en el Estado al que se quiere atacar, sino que basta con drones o tácticas ofensivas informáticas. Propaganda online, publicidad en redes sociales, desinformación… Un híbrido que alterna ataques militares en territorio enemigo con ofensivas informáticas.

Esta tipología de táctica militar ha favorecido a grupos paramilitares, redes terroristas y otras organizaciones criminales que no pueden competir en potencia militar con los Estados.

En el artículo El teatro del terror, el autor Yuval Noah Harari asegura que “el terrorismo sabe que no puede derrotar a sus enemigos por sí solo. Su táctica es sembrar el pánico entre la población con acciones espectaculares y provocar una reacción excesiva que se vuelva contra su adversario”. Y en eso están.

Los atropellos, el nuevo arma del terror

Estado Islámico, desde sus inicios, emprendió una campaña de captación al tiempo que perpetraba ataques terroristas. Unas ofensivas que, en los últimos tiempos, han evolucionado. Los atentados con explosivos se han tornado en ataques con vehículos pesados. Una metodología militar que, sin potencia de fuego, es capaz de insuflar un enorme grado de terror en la población.

Barcelona ha sido el último atropello del ISIS, pero antes fueron Niza, Estocolmo, Londres en dos ocasiones y Berlín. La pregunta que hay ahora sobre la mesa es la misma que la que marcó el Foro Económico de Davos en 2015: “¿Para qué tipo de guerra deben prepararse hoy los ejércitos?”.