Si nada o nadie lo impide, el derbi catalán entre el Girona y el Barça será el partido de La Liga que se jugará en Estados Unidos. En concreto, en el estadio Hard Rock de Miami, que ha acogido cinco Superbowl y que, si nada lo impide, el 27 de enero servirá de escaparate mundial para el independentismo, a la vista de cómo han discurrido anteriores encuentros entre Barça y Girona.

El acuerdo firmado entre Javier Tebas, presidente de La Liga, y Relevent Sports, la empresa del dueño de los Miami Dolphins, exige que al menos un partido de la competición futbolística se celebre en Estados Unidos durante los próximos 15 años. Y, además, siempre tendrá que estar protagonizado por el Real Madrid o el Barça.

Pero, además del malestar de la Asociación de Futbolistas Españoles, el Real Madrid no se ha mostrado por la labor. Y el calendario solo dejaba dos opciones: o un Girona – Barça o un Betis – Barça. Y ha sido la primera opción la elegida por La Liga.

El problema es que ese derbi catalán se ha caracterizado, en el poco tiempo que el Girona lleva en Primera División, por ser una plataforma para que el independentismo dé rienda suelta a sus proclamas.

Miedo a la invasión del campo

El año pasado, a las puertas del referéndum del 1-O, el Girona – Barça hizo saltar todas las alarmas en las fuerzas de seguridad, por temor a que se produjese una invasión de campo de los aficionados en el minuto 17, segundo 14, en recuerdo del 11 de septiembre de 1714, cuando la ciudad de Barcelona capituló en la Guerra de Sucesión.

Esteladas en Montilivi durante el Girona - Real Madrid

Finalmente, no hubo invasión de campo. Pero un mar de esteladas inundó y los carteles independentistas inundaron las gradas cuando los equipos saltaron al campo. Y, llegado el minuto 17, ambas aficiones dejaron de lado la disputa deportiva para unirse en los cánticos a favor de la independencia de Cataluña. Además, en el palco estuvieron tanto el entonces presidente Carles Puigdemont -y exalcalde de Girona- como la entonces presidenta del Parlament, Carme Forcadell. Ambos fueron ovacionados a su llegada.

Eran los días previos al 1-O y tanto el Barça como el Girona ya habían manifestado de manera oficial su posición al respecto de los acontecimientos que estaban ocurriendo y de las maniobras del Gobierno de Mariano Rajoy para intentar de impedir el referéndum independentista.

El Girona pone facilidades

De momento, el Girona está movilizando todos sus recursos para facilitar a los aficionados la asistencia al encuentro en tierras americanas y compensarles por perderse el segundo derbi en casa y en Primera de su historia.

Según Sport, las primeras propuestas pasan por ofrecer 1.500 plazas de avión gratuitas a cambio de una fianza de 500 euros que será devuelta al retorno. Otra alternativa es pagar 600 euros a cambio de la noche de hotel y la entrada al partido. Existiría una tercera posibilidad: la de regalar 5.000 entradas a los aficionados para el Barça-Girona en el Camp Nou para compensarles. Por último, también se baraja la posibilidad de devolver a los socios entre el 20% y el 40% de su abono por haberse perdido la visita del Barça.

En cualquier caso, lo que parece insalvable es el favor que La Liga ha hecho al independentismo con este partido. En una de las mecas del fútbol americano, como es el estadio de los Dolphins, y en un encuentro que será visto por millones de personas en todo el planeta. Y todo, muy lejos de la UEFA -que ya ha multado al Barça por la exhibición de esteladas y “pancartas ilícitas”- y de la Policía Nacional que se dedicó a incautar banderas independentistas y camisetas amarillas en la última final de la Copa del Rey.