El desafío soberanista en Cataluña tiempo ha que copa la centralidad del debate político en España. La llegada de Quim Torra a la Generalitat no provocó ningún cambio de posiciones destacable. El expresidente del Gobierno Mariano Rajoy no se movió ni un ápice y Torra tampoco parecía dispuesto a ser el que diera su brazo a torcer. Con el aterrizaje de Pedro Sánchez en La Moncloa la situación parece que empieza a desencallarse. El líder del Ejecutivo ya anunció que implementaría una política basada en el diálogo con Cataluña, pero Sánchez no es el único que se ha puesto el mono de trabajo tras meses de parálisis. Pablo Iglesias ha hecho lo propio, hasta el punto de que parece la persona designada por Sánchez para distender el ambiente con los independentistas.

“Pablo está haciendo lo que ha hecho siempre, intenta ser útil y propiciar el diálogo” porque "ahora es posible"

En los últimos días el secretario general de Podemos ha intensificado su agenda con respecto a Cataluña. El pasado lunes, Iglesias se reunió con Quim Torra, 24 horas después, visitó a Jordi Cuixart en la prisión de Soto del Real, y este miércoles trascendió que el líder morado sería el portavoz de Unidos Podemos en la comisión de Política Territorial y Función Pública.

Los motivos del despliegue

El 1-O supuso un punto de inflexión del orden hegemónico. Los ejes del tablero político español fueron modificados y el partido más perjudicado fue Podemos. El asunto secesionista lastra electoralmente a los morados desde el pasado octubre. Los de Iglesias quedan relegados a la cuarta posición en las encuestas mientras Ciudadanos sube como la espuma. Los últimos sondeos sitúan a Podemos en torno a los 40/50 escaños.

Los resultados del 21D no fueron nada halagüeños a pesar de que Iglesias designó a uno de los perfiles más sobresalientes como candidato: Xavier Domènech. Desde Podemos admiten que "el bloqueo del problema catalán" ha provocado que solo se hable de ese tema y se tapen otros asuntos que afectan a la vida cotidiana de los ciudadanos, como la Sanidad, la precariedad del empleo o las pensiones. Por este motivo, el pasado enero, Iglesias diseñó la nueva estrategia de la formación y apremió en a los suyos a situar asuntos sociales, de nuevo, en la centralidad del discurso político.

Con la llegada de Sánchez, dicha estrategia quedó anticuada. El socialista apuesta por desencallar, e Iglesias no se quiere quedar atrás. Él mismo liderará este movimiento de placas tectónicas para evitar un nuevo desgaste. Según señalan a El Plural desde el equipo de Iglesias, sus últimas maniobras no corresponden en modo alguno a un cambio de estrategia.

“Pablo está haciendo lo que ha hecho siempre, intenta ser útil y propiciar el diálogo”, aseguran desde su en torno más próximo. “La diferencia ahora es que es posible. Rajoy y Puigdemont dinamitaron todos los puentes y ahora el escenario es, afortunadamente, otro”. Y sentencian: “El choque de trenes que tantas veces denunciamos no llevaba a ningún sitio, y el tiempo nos ha dado la razón”.

Iglesias, el puente para Catalunya

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se reunieron en La Moncloa la pasada semana a fin de encontrar puntos comunes de trabajo. Uno de ellos es el acercamiento de posiciones y diálogo con el Govern. Sánchez tiene previsto reunirse con Torra el próximo 9 de julio. El líder morado se le ha adelantado y, según anunció tras su cita, el president de la Generalitat no contempla la vía unilateral. Tras el encuentro que mantuvieron ambos, Iglesias informó al detalle a Sánchez y este gestionó con Instituciones Penitenciarias un permiso especial para que Iglesias pudiera visitar a Cuixart sin cristales de por medio. De hecho, el secretario general de Podemos se mostró muy agradecido con el líder del Ejecutivo.

Tanto Sánchez como Iglesias se han propuesto desencallar la situación en Catalunya. Iglesias ya se ha ofrecido como “mediador” y falta saber si el presidente del Gobierno enarbolará una hoja de ruta conjunta, lo que situaría a Pablo Iglesias como el ministro en la sombra para Catalunya.