Carmen Romero (Madrid, 1992) es, junto a Bianca Kovacs, la presentadora del podcast de humor 'Odio a la gente'. Tiene también un monólogo en solitario, 'Chochito', lleno de ironía y humor negro. La seriedad y el sarcasmo forman parte de la identidad de esta cómica que llegó a los escenarios de la mano de una tragedia que cambió su vida, el suicidio de su hermano, y que ahora relata en el libro autobiográfico 'Esto no está pasando'; (Planeta).

Con una sinceridad desgarradora, Carmen narra el doloroso proceso de aceptación y duelo que la llevó a convertirse en la persona que es hoy. A través de estas páginas, no solo revive momentos de profunda tristeza, sino que pone de relieve la necesidad de hablar sobre la salud mental y superar la estigmatización que rodea a temas como el suicidio. Todo ello, aunque parezca imposible, con un toque de humor. 

Escribir este libro ha sido terapéutico para ella y le ha permitido aceptar la pérdida de su hermano. "He podido sacar todo el dolor y el trauma que me había provocado el suicidio de mi hermano y ha sido una liberación más", nos confiesa en una entrevista, en la que nos ha contado, entre otras cosas que, se convirtió en cómica a raíz de la tragedia vivida. 

Tenemos asociado el suicidio a vergüenza, culpa... Es algo muy doloroso e incomprensible, pero no hay que acallarlo

PREGUNTA.- Cuentas en 'Esto no está pasando' una historia terrible, ¿ha sido muy duro tener que revivirlo todo?
RESPUESTA.- Ha costado muchísimo. Desde el principio pensé que sería duro, pero descubrí que era todavía más. Cuando lo empecé a escribir, lo hice desde la distancia y, cuando lo releí, vi que no tenía ningún sentido. Tenía que meterme a fondo, recordar todo y revivirlo para poder ser de nuevo esa Carmen de hace ocho años. Era la única manera de hacerlo y que sirviera para algo.

P.- ¿Para qué te gustaría que sirviera?
R.- Mi objetivo es que esto se sepa por si puede ayudar a alguien y que hablar de suicidio o salud mental deje de ser un tabú. Tenemos asociado el suicidio a vergüenza, culpa... Es algo muy doloroso e incomprensible, pero no hay que acallarlo. Hay que abordarlo precisamente para poder prevenir y ayudar a la gente que podría estarselo planteando. Todo el mundo conoce algún caso de suicidio, a todo el mundo le ha tocado más o menos cerca, pasa muy a menudo y, desgraciadamente, no hablamos de ello.

P.- ¿Tuvo tu hermano el apoyo médico debido?
R.- Esa es la gran impotencia de no haber podido hacer nada y no haber podido ayudarle. ¿Cómo es posible que su doctora le mandara a trabajar sin estar bien? El psiquiatra que le atendió en el hospital firmó el alta sin verle y creemos que lo hizo porque la póliza de su seguro solo cubría cuatro semanas al año y mi hermano ya llevaba tres. 

Mi hermano se suicidó al día siguiente de que le dieran el alta

P.- ¿Llegó a incorporarse al trabajo?
R.- No, él se suicidó al día siguiente de que le dieran el alta.

P.- ¿El especialista que le trató os ha pedido disculpas?
R.- No, él jamás lo reconoció. Quiso que fuésemos a hablar con él, supongo que para convencernos de que había sido un accidente. Le denunciamos, tuvimos un juicio y él dijo que el día del alta estaba perfectamente.

Tras la muerte de Miguel mi vida perdió el sentido por completo, me quedé en shock muchos meses. Si no hubieran estado mi madre y mi hermana creo que me habría ido también

P.- ¿Has necesitado terapia para superarlo? ¿Temiste en algún momento acabar mal?
R.- Sí, de hecho, pensar que yo también podía acabar mal fue el motivo por el que fui a terapia. Tras la muerte de Miguel mi vida perdió el sentido por completo, me quedé en shock muchos meses. Si no hubieran estado mi madre y mi hermana creo que me habría ido también. Hubo un momento en que dije: 'Vale, esto se me va de las manos y ni siquiera me puedo hacer cargo de mí misma'. Ahí tomé la decisión de ir a terapia.

P.- ¿Vivió cada una de vosotras vivió el duelo de forma diferente?
R.- Cuando empecé la terapia mi psicóloga me dijo que le estaba contando una película, como si no hubiese procesado nada, totalmente alejada de los hechos. Me recomendó que llorara, pero no me salía. Por ejemplo, mi hermana sí pudo llorar desde el primer momento. Cada uno de nosotros somos un mundo.

P.- ¿Sigues llorando ahora?
R.- Sí, sigo llorando mucho y me duele en el mismo sitio, aquí en el pecho. Ahora es más espaciado en el tiempo, pero el dolor es el mismo. Sigo echándole en falta y le necesito.

He aceptado que ya no voy a volver a ver a mi hermano en este plano, en esta vida, y escribir el libro me ha ayudado a llegar ahí, que era difícil

Portada libro Esto no está pasando, de Carmen Romero

P.- El título, 'Esto no está pasando', apunta a una fase del duelo, la negación. ¿En qué momento estás?
R.- El libro me ha servido muchísimo para la aceptación. Ha pasado el tiempo, he hecho terapia y ya me he acostumbrado a que Miguel no esté, pero nunca terminaba por asentarse esa idea. Creo que ahora sí, tras escribir mi experiencia,  he aceptado que ya no voy a volver a ver a mi hermano en este plano, en esta vida, y escribir el libro me ha ayudado a llegar ahí, que era difícil.

P.- ¿Ha sido entonces algo terapéutico para ti?
R.- Totalmente, aunque no lo hice con esa intención. He podido sacar todo el dolor y el trauma que me había provocado el suicidio de mi hermano y ha sido una liberación más.

P.- ¿El suicidio de tu hermano te convirtió en otra persona?
R.- Sí, para mí fue como si me sacaran de una vida y me metieran en otra, aunque estuviera en la misma casa, en el mismo cuerpo, con los mismos familiares y amigos, las mismas rutinas... Todo era completamente distinto. Fue un choque brutal.

P.- Paradójicamente fue también el trampolín que te ha permitido convertirte en cómica, algo que te ha aportado muchas cosas positivas.
R.- Así fue, buscaba no tanto un sentido, sino un propósito, algo con lo que entretenerme, un hobby que me mantuviera distraída. Así empecé, con las ideas que tenía apuntadas y con lo que siempre había pensado hacer.

Lo que más me gusta en el mundo es escribir e interpretar lo que yo he escrito

P.- ¿Todos los chistes, comentarios y anécdotas que cuentas en tus monólogos son tuyos, de tu cosecha personal?
R.- Sí, todo. Lo que más me gusta en el mundo es escribir e interpretar lo que yo he escrito. No descarto escribir algo con alguien en un futuro, pero será 50-50.

P.- ¿Cómo se consigue hacer humor cuando estás mal, en un momento personal complicado?
R.- Es difícil. Es mi trabajo y tengo que escribir, aunque sea un día de mierda. Consigues hacerlo, pero en un escenario se nota perfectamente si la persona está bien o mal. Lo tienes que hacer porque es trabajo, con lo bueno y lo malo. 

P.- El humorista Eugenio, salió al escenario horas después de la muerte de su mujer. Además de la profesión, compartís ambos el humor negro y que cuando contaba chistes adoptaba una pose muy seria. ¿Ha sido para ti una fuente de inspiración?
R.- Cuando empecé no lo conocía y después alguna vez me han comparado con él. Sí veo puntos en común, en la forma de actuar sería, aunque yo me río un poco más. Es una casualidad. Él es muy él en el escenario. Creo que el éxito de un cómico en gran medida, es ser tal cual en el escenario, potenciando o distorsionando algunas cosas, pero siempre partiendo de una realidad. Eso le da veracidad y el personaje es mucho más creíble.

No se deberían poner límites al humor en el contexto de humor, sobre todo en un escenario

P.- ¿Hay límites al humor?
R.- Para mí no. La gente que viene a mi espectáculo sabe lo que hay. Es que es un tema bastante amplio y complejo, creo que no se deberían poner límites al humor en el contexto de humor, sobre todo en un escenario. Entiendo que en las teles y en otros sitios, haya otro tipo de intereses y no convengan ciertas cosas. Ojalá no fuese así y se entendiese el humor como lo que es, una escopeta que dispara a todas partes para señalar y reírse de lo absurdo. Pero no es burlarse ni reírse de otro. Luego la gente recibe el chiste como lo recibe, pero eso es cosa suya.

Las redes son un altavoz muy grande para lo bueno y para lo malo

P.- Tenemos otro gran escenario, que son las redes sociales, donde sigues siendo humorista.
R.- Es un contexto totalmente distinto., pero yo sigo siendo yo en mis redes. El problema de las redes es que te expones a un público brutal que no te conoce y que recibe eso sin contexto, sin saber que soy humorista. Las redes son un altavoz muy grande para lo bueno y para lo malo.

P.- ¿Hay de algo de lo que te hayas arrepentido?
R.- No, porque mi intención ha sido siempre hacer reír y buscar el humor. Puede que lo haya conseguido o no, según a quién se lo preguntes, pero no pretendo gustar a todo el mundo. Eso es imposible.

Me encanta apropiarme de la crítica de los haters para poder reírme y descolocarles

P.- ¿Qué tal llevas lo de los haters?
R.- Hace poco, hablando con un cómico de esto, me dijo: '¡qué valor ponerle algo a un cómico, que va a tener todo el tiempo del mundo para contestarte!'. No me gusta responder, pero de vez en cuando sí lo hago. Me encanta 'apropiarme' de la crítica de los haters para poder reírme y descolocarles dándole una vuelta.

P.- ¿Cómo es Carmen en realidad, más allá de la Carmen pública?
R.- A lo mejor hay cosas que no muestro, por supuesto, como todos, pero soy bastante tal y como se me ve, tranquila, de apariencia seria, pero luego me gusta hacer chistes y reírme todo el rato y reírme. Soy bastante de apretar, buscar y picar.

Soy de pocos amigos, pero de calidad

P.- ¿Cómo es tu día a día?
R.- Me encanta madrugar y la gente me dice que parezco una jubilada. No soy nada nocturna. Me encanta trabajar desde casa y tener mis rutinas. Soy muy tranquila y mi trabajo en realidad es mi hobby y nunca sabes dónde está la línea de parar. También salgo, por supuesto, soy de pocos amigos, pero de calidad. Mis amigas desde los tres años, los de la universidad y Bianca.

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