Ángel Martín se ha convertido en uno de los fenómenos editoriales de los últimos tiempos. Su libro ‘Por si las voces vuelven’ acumula más de 500.000 lectores, 19 ediciones, ha dado nombre a un podcast donde el cómico charla con conocidos personajes (y algunos más anónimos) sobre salud mental y ha inspirado el monólogo Punto para los locos’, que tras construirse a lo largo del año con representaciones por toda España, culminará el próximo 28 de diciembre en el Wizink Center de Madrid, ante 12.000 espectadores y con las entradas agotadas desde hace meses. Por si fuera poco, sorprende ahora con Detrás del ruido’ (Planeta 2023), al que define como "una visita guiada por el interior de mi cabeza". En este nuevo libro trata de responder, nos explica en una entrevista, a la pregunta que más le han hecho sus seguidores: "¿Cómo la haces ahora para que no se vuelva a ir todo al carajo?"

Sin perder su ironía y su sentido del humor, Ángel Martín relata el proceso que ha vivido para evitar volver a romperse. "Generalmente todos tenemos cosas en común y es muy probable que, si algo me está funcionado, funcione también para los demás", asegura.

PREGUNTA.- ¿Qué es el ruido para ti?

RESPUESTA.- Todos tenemos en la cabeza una especie de barullo, de sensaciones, emociones, pensamientos, que no sabemos muy bien qué valor tienen ni cual es la intención. Probablemente están relacionados con cosas del pasado, miedo, ansiedad, agobio, preocupaciones del futuro, ruidos o preocupaciones que nos generan otros y que, básicamente, creo que lo único que pretenden es convencerte de que todo saldrá mal.

Es importante aprender a encontrar el sonido que te resulta útil y práctico para montarte ahí y convertir el resto en sonido de fondo. Probablemente muchas de las cosas que suenan ni siquiera son reales o ni siquiera tiene sentido preocuparse por ellas.

Generalmente todos tenemos cosas en común y es muy probable que, si algo me está funcionado, funcione también para los demás

P.- En 'Por si las voces vuelven' contabas cómo conseguiste salir del brote psicótico que sufriste. ¿En qué se diferencia de 'Detrás del ruido'?

R.- Trato de responder la pregunta que más veces me hicieron después de 'Por si las voces vuelven', que es '¿cómo lo haces ahora para que no se vuelva a ir todo al carajo?'. 'Detrás del ruido' es una visita guiada por el interior de mi cabeza, para que puedas ver como lo hago yo, como me enfrento a las cosas, cómo funciona mi cabeza, con el fin de evitar que no se repita lo que pasó. Si te sirve ahí lo tienes y sino, lo siento. Pero creo que sí sirve. Generalmente todos tenemos cosas en común y es muy probable que, si algo me está funcionado, funcione también para los demás.

Me he convertido en una especie de colega que ha pasado por una movida y al que no le importa contarte como lo vivió

P.- Siempre has dicho que nunca quisiste sentar cátedra de nada, pero lo cierto es que te has convertido en una especie de gurú de la salud mental. 

R.- No tengo esa sensación de que sea así. Yo tengo la sensación de que me he convertido en una especie de colega que ha pasado por una movida y al que no le importa contarte como lo vivió, como lo hizo y cómo lo está haciendo, por si te sirve de algo. Pero creo que todo el mundo tiene súper claro que yo sólo hablo de mi movida, fin de la historia. Ni trato de sentar cátedra ni voy a tener las respuestas de absolutamente todo.

P.- ¿Cómo llevas la relación con tus seguidores? 

R.- En internet hay una comunidad muy sólida en el momento que construyes algo que se retroalimenta. Muchos de ellos ni siquiera están porque seas tú, simplemente por el tipo de interacción que se crea ahí, entre ellos. Va mucho más allá. Estás en un sitio en el que si mencionas abiertamente algo, la gente te va a responder de buena onda, porque no hay otra opción y eso es muy sano.

Da mucho vértigo el tener que hacer un WiZink con un monólogo porque no se ha hecho antes y no tienes una referencia de cómo enfrentarte a eso

P.- El 28 de diciembre estarás en el WiZink de Madrid con el monólogo 'Punto para los locos' y con las entradas agotadas desde hace tiempo. ¿Da vértigo eso?

R.- Da mucho vértigo el tener que hacer un WiZink con un monólogo porque no se ha hecho antes y no tienes una referencia de cómo enfrentarte a eso. Se ha hecho comedia, por supuesto, las chicas de 'Estirando el chicle' hicieron su podcast, creo que 'La vida moderna' en su día también lo hizo e incluso Dani y Flo, hace muchos años, cuando estaban en 'Tonterías, las justas', pero espectáculo de stand up, no. La sensación de poder desbloquear esa puertecita y hacerlo en un recinto de esta magnitud intimida. En España,  no hay recintos intermedios para esto, pasas de 2.000 a 12.000.

P.- Llevas todo el año construyendo este monólogo con representaciones por toda España. ¿Cómo va la cosa?

R.- Cumple la misión que pretendía. Después de escribir los libros, me doy cuenta de que la comedia, en combinación con las palabras, puede servir mucho si las utilizas, aparte de entretener para tratar de construir algo que pueda ayudar a los demás. Independientemente de que sepas quién soy, hayas leído los libros o no, lo importante es que al salir dijeras 'pues me he reído y encima me llevo como tres o cuatro cosas que creo que me pueden servir de algo'. Todo esto ha servido para tratar de construir lo que se verá al final de este año en el WiZink.

Si nos consigues que se rían, la culpa es tuya, nunca del público

P.- ¿Siempre has notado que la gente se lo pasaba bien y se reía? ¿Has sentido en algún momento el miedo al fracaso o a no conectar con el público?

R.- Muchas veces tenemos tendencia a decir que cuando no se han reído es porque el público estaba flojo. No, ese público ha pagado una entrada para ir a verte y predispuesto a reírse. Nadie compra una entrada para un espectáculo de comedia pensando en 'no me voy a reír, voy a dinamitar la función'.  Si nos consigues que se rían, la culpa es tuya, nunca del público. 

P.- ¿Eres muy crítico contigo mismo?

R.- Sí, claro, pero porque me sirve. Y sobre todo, porque considero que si la gente que invierte tiempo en ti, tienes que tratar de ofrecer lo mejor que puedas.

Cuando algo está bien, soy capaz de reconocerlo, no me avergüenza decirlo

P.- ¿Y en lo personal?

R.- Soy alguien que presta atención a las cosas. No sé si crítico es la palabra porque tiene un componente casi de insatisfacción constante y yo no soy así. Soy alguien que considera que si puedes mejorar en algo, ¿por qué no intentarlo? También, cuando algo está bien, soy capaz de reconocerlo, no me avergüenza decirlo. 

P. ¿Has aparcado el podcast 'Por si las voces vuelven'?

R.- No, sigue, pero es cierto que cuadrar agendas con gente es más complicado. Es una cosa que hago porque me apetece, quiero y puedo, hablo con la gente con la que me apetece charlar, que pueden tener una historia que sume y no quiero caer en la obligación de generar contenido sí o sí, pase lo que pase, aunque no haya nada. Si no tengo a alguien con quien poder charlar, pues esa semana no hay, y si puedo cuadrar tres charlas, pues habrá tres charlas seguidas.

Normalizar cosas como la salud mental es bonito

P.- ¿Cada vez son más los que quieren hablar de salud mental?

R.- Normalizar cosas como la salud mental es bonito. En el momento en el que tú ves que hablarlo no sólo no es un problema, sino que ayuda a otra persona a normalizar lo que está viviendo y descubrir que no es tan raro lo que le pasa es bonito. Hay un efecto bola de nieve. 

P.- ¿'Detrás del ruido' es apto para todo tipo de públicos?

R.- Toda esta movida te sirve también si no has pasado nunca por nada parecido, te permite ubicar ciertas cosas que a lo mejor creías que eran normales y que no hacía falta prestar atención. Llevo solo dos días, pero es el feedback que recibo. No me atrevería a decirte rotundamente sí. Quizá no te sirva ahora, pero quizá sí justo después porque te tienes que enfrentar a algo a lo que no pensabas que te ibas a enfrentar. Y bueno, como has leído no sé qué aquí o allí, pues dices '¡Ah!, mira, menos mal que me encontré con esto'. Entonces es útil.

Es muy sencillo saber si algo va a ayudar a una persona que lo está pasando mal, porque todos hemos pasado momentos así y sabemos lo que no nos venía bien

P.- Nadie nos enseña a qué tenemos que hacer cuando alguien muy cercano tiene un problema de salud mental. La tendencia más común es animar y minimizar el problema para que salgan adelante y seguramente sea todo lo contrario de lo que debamos hacer, ¿no?

R. Es muy sencillo saber si algo va a ayudar a una persona que lo está pasando mal, porque todos hemos pasado momentos así y sabemos lo que no nos venía bien. Si algo a ti te generaba presión, ¿por qué carajo lo haces tú cuando otro está mal? Muchas veces nos olvidamos de que hemos estado en los dos lados y hablamos de que nadie nos enseña, pero quizá tú ya estás aprendiendo y no estás prestando atención. El hecho de haber estado mal ya te está dando una enseñanza.

P.- ¿Cómo te encuentras de tu enfermedad? ¿Tomas alguna medicación para evitar un nuevo brote, qué haces?

R.- Dejé la medicación en 2018 y hace años que ni he ido al médico ni al psicólogo ni nada. No porque no crea en ellos, que son muy buenos, pero tuve una experiencia mal con uno y no fui a otro porque no tenía ganas de repetirlo todo y volver a pasar por el mismo proceso. Estoy en un momento muy consciente y tomando las decisiones que considero más inteligentes para mí.

Habrá quien piense que sigo siendo gilipollas y me parece razonable, pero no creo que lo sea ahora mismo

P.- Has dicho que gracias al brote psicótico dejaste de ser un gilipollas. ¿Es definitivo?

R.- Habrá quien piense que sigo siendo gilipollas y me parece razonable, pero no creo que lo sea ahora mismo. En el momento en que descubrí que no había sabido escuchar durante 40 años, pensé que era un gilipollas porque si no sabes escuchar, eres idiota. Hay gente que cree que escuchar es estar en silencio mientras el otro habla, pero mientras el otro está hablando, él está pensando en la réplica, en lo que va a decir, en a dónde quiere ir, lo que quiere decir. Le importa un pijo lo que el otro esté diciendo y eso no es escuchar, eso es ser un monigote que ha ido con una lista de frases que quiere soltar y cuando llegue su turno las soltará. Entonces las relaciones no avanzan, las situaciones no crecen, las conversaciones están totalmente muertas: no hay dos personas hablando, hay dos personas simplemente rellenando silencios. Cuando aprendes a escuchar, de repente sucede una cosa muy distinta, todo tiene un significado y un sentido. 

El problema de descubrir que estabas equivocado es que tienes que reconfigurar toda tu cabeza, asumirlo, pedir disculpas y reconocer que has sido idiota. Eso es un ejercicio duro. Pero en el momento en el que empiezas a escuchar, puede que haya gente a la que le parezcas un gilipollas, pero por lo menos no te sientes un gilipollas contigo mismo porque estás siendo consecuente con las cosas.

P.- ¿Con qué disfrutas más ahora? ¿Con los monólogos, la escritura, con tus redes sociales, con todo?

R.- Probablemente lo que más me llena sean los monólogos, porque tienes una especie de interacción a tiempo real. Es muy gratificante. Lo que he descubierto es que, si me embarco en proyectos que incluyan comedia y palabras, todo va a estar bien. Me da igual el formato, me da igual si es en redes, me da igual si es escribiendo, me da igual si es un monólogo, me da igual si es una película, si tiene el componente de palabra y comedias, y además tengo la sensación de que sirve de algo, tiene los tres ingredientes suficientes para que me interese.

La televisión no me parece una herramienta para alguien interesado en la comedia

P.- ¿Sigues pensando que de televisión cero?

R.- Ahora mismo, la televisión no me parece una herramienta para alguien interesado en la comedia. Si te dedicas a la comedia, entre la broma que te apetece hacer y la broma que finalmente se puede emitir por televisión, tiene que pasar por tantas cabezas, por tantos filtros, por tantos miedos, tantas inseguridades y tantos peajes que se acaba convirtiendo en una cosa que no es la que tú querías hacer ni como tú la querías hacer. No sólo eso, también es el formato, la velocidad, los ritmos, en incluso los cortes de publicidad. La televisión tiene una serie de reglas que ahora mismo, para el tipo de cosas que me interesan, no es el medio adecuado.