Luz Gabás vive en un estado de eterna felicidad desde que el pasado 15 de octubre, se convirtiera en la ganadora del Premio Planeta 2022 por Lejos de Luisiana’, una novela que rescata un desconocido episodio del pasado colonial de España al oeste del rio Misisipi. La autora no puede ocultar su enorme orgullo -más que justificado-, por un texto al que ha dedicado cuatro años y que conlleva un titánico trabajo documental. Durante este tiempo su despacho se convirtió en un centro de datos sobre las costumbres de la época, las comidas, los mapas, la naturaleza de entonces… con el objetivo de dar arropar con sumo rigor a una historia de amor entre Suzette, una criolla francesa, e Ishcate, un indio de la tribu kaskaskia.

Mark Twain describió muy bien la vida en el río Misisipi, pero mi trama transcurre 40 años antes, antes de que todo eso existiera y si quieres ser preciso es necesario investigar”, nos comenta en una entrevista concedida a ElPlural. Su hermana Mar ha jugado un papel clave en esta labor documental y, además, es su primer banco de pruebas. “Ella es mi lectora. Me guío de sus consejos, si ella me dice que no ha entendido algo o que necesita alguna explicación histórica, es que algo falla y lo tengo que disolver o mejorar”.

‘Lejos de Luisiana’ tiene mucho de las grandes novelas románticas del siglo XIX en la que encontramos aparte de la pasión prohibida de los dos personajes principales, una gran historia sobre el amor por la tierra y unos ideales de libertad que ya emergían en una etapa tan convulsa como fascinante. Hemos hablado con Luz Gabás de sus personajes, a través de los cuales retrata una época, del amor por su tierra, Aragón –“es mi Misisipi”, dice-, y del orgullo que siente con este premio. “Es como el Premio Nobiliario de la Literatura. Es un poco raro este título, pero es algo honorífico y esto, sí es para siempre”, asegura.

Portada Lejos de Luisiana

En la novela hay diferentes formas de amar y diferentes formas de sentirse libres o de desear la libertad

PREGUNTA.- 'Lejos de Luisiana' es una novela coral, con muchísimos personajes, hombres, mujeres, indios, criollos, esclavos, españoles, franceses, ingleses..., pero quizá los personajes más relevantes, que llevan el peso de la historia, son mujeres, todas ellas muy fuertes.
RESPUESTA.- Así es. Me han preguntado antes por ello y me ha hecho reflexionar. Contesté que también hay personajes masculinos fuertes, pero me ha replicado que ‘a ellos se les presupone’. Sin embargo, ellas son perfiles muy diferentes: Cecile, a quien su marido la abandona y se va con su amante río arriba. Ella es valiente y quizá el personaje que más comprendamos desde el punto de vista actual. Pero no la podía poner como protagonista porque realmente no es una mujer que chocase con las convenciones de su tiempo. Para eso quería a Suzette, que choca con su racional hermana Margaux por su espíritu libre. Sin embargo, ella se siente en una cárcel hasta que consigue romper esos barrotes y encontrar su camino.

P.- ¿Son todas ellas una adelantadas a su tiempo, el siglo XVIII?
R.- Margaux es rompedora solo porque es capaz de aceptar que el amor por su hermana es superior a las acciones que ella realice. Pero ella precisamente entra muy bien en lo que le toca y, de hecho, conscientemente prefiere estar con un hombre mayor porque le da seguridad. Para mí sería la más convencional, pero como digo, es capaz de entender otras cosas, ser respetuosa y esto la convierte en una adelantada. 

Además está Anne, la esclava, con ella quería reflejar a una persona que ha estado tanto tiempo sin gozar de libertad, que cuando puede disfrutarla no tiene muy claro qué hacer con ella. Ha creado una relación de dependencia con su ama y no sabe qué hacer ante algo a lo que no está acostumbrada. En la novela hay diferentes formas de amar y diferentes formas de sentirse libres o de desear la libertad.

P.- ¿Qué estatus tenía la mujer en Louisiana? ¿Estaba, digamos, en una situación de inferioridad total?
R.- En el caso de Luisiana hay mucha diferencia entre las grandes familias criollas, con mujeres socialmente muy bien consideradas, casadas para tener hijos y perpetuar las tradiciones francesas y las mujeres de los colonos que llegaban, por ejemplo, de Málaga o Gran Canaria. Imagínate, llegaban en barco, les daban un carromato, utillaje y semillas y se iban río arriba a montar un asentamiento. Ahí la vida era mucho más dura y ellas tenían otra consideración. Había dos mundos. Pero en las familias criollas también había sorpresas: Felicité de Saint-Maxent, la mujer del gobernador español Bernando de Gálvez, y su hermana Isabele, tenían cierta cultura y los españoles, se sintieron atraídos hacia ellas, porque eran personas con las que podían conversar. Dependía un poco de quién fueras y el nivel económico. 

Siempre he sentido algo especial por 'Regreso a tu piel', pero 'Lejos de Luisiana' quedará en mi historia como la más difícil de escribir y de plantear

P.- Aunque es complicado elegir entre un hijo u otro, ¿cuál es tu novela preferida de entre todas las que has escrito?
R.- Yo siempre he sentido algo especial por la segunda, 'Regreso a tu piel', no lo puedo evitar. Hay magia, hay una reflexión sobre cómo hemos recuperado pasajes de la historia, cómo hemos frivolizado sobre algunos episodios... Hay una injusticia terrible contra las mujeres ejecutadas, acusadas de brujas. Aprendí a mirar hacia el pasado con la ceja levantada diciendo 'Bueno, todavía nos queda mucho por aprender y por descubrir'. Y tiene una parte muy de novela romántica, de derroche de pasión. Siempre he tenido debilidad por esta novela. 

Pero 'Lejos de Luisiana' es la última, es la que más fresca tengo y sería muy fácil decir es mi favorita. Cada una es especial y te he respondido con sinceridad. Ahora, esta última quedará en mi historia como la más difícil de escribir y de plantear. Fui ambiciosa.

P.- Hemos descubierto una parte de la historia de España completamente desconocida para la inmensa mayoría.
R.- Cuando empecé a dar vueltas a todo el contexto de la época y de Bernando de Gálvez, la verdad es que en mi entorno nadie sabía nada de aquella Luisiana. Solo fueron 40 años dentro de la línea histórica y solo los expertos en el tema lo conocen. Además, la historia de aquel momento la escribieron franceses, ingleses y norteamericanos, por lo que España se queda fuera. Por otro lado, la generación posterior a Bernardo de Gálvez estuvo en guerra contra Francia, por lo que no era momento de destacar sus grandes gestas juntos. 

Volver al mundo rural, a mi pueblo, me ha permitido ser escritora

P.- En la novela el amor por la tierra y los orígenes se convierte en un eje conductor, una pasión que tú compartes en tu vida personal.
R.- Sin duda. Y eso me ha servido para describir a Suzette, en los momentos que pasa fuera y quiere volver. Creo que a todos nos pasa: idealizamos la tierra de nuestra infancia, nuestra juventud. En mi caso, tomé la decisión de volver. Nací en un entorno rural, me fui a estudiar a la ciudad, saqué una plaza en la universidad, pero eso no era lo que yo quería, que era vivir en la naturaleza. Fue una decisión arriesgada, lo reconozco, pero ahora, vista con perspectiva, quizá tuve razón porque me permitió ser escritora.

P.- ¿Han mejorado las cosas a raíz de la pandemia en la España despoblada, de la que cada vez se habla más?
R.- Un poco sí, o por lo menos así apareció en prensa, pero me gustaría decir dos cosas. Durante la pandemia realmente el mundo rural sufrió. Gran parte del mundo rural vive del turismo y cuando cerraron las fronteras entre comunidades y la gente no se pudo desplazar, no pudieron seguir trabajando. Hay gente que perdió dinero y no se comprendía que no pudieses desplazarte a un entorno natural, con mascarillas, cumpliendo las reglas… Pero bueno, ya ha pasado un tiempo. 

En segundo lugar, parece que hubo un deseo de volver al mundo rural para que, si volvía a pasar, no nos pillase en un apartamento pequeño de ciudad sin balcón, por ejemplo. El confinamiento quizás lo llevamos un poquito mejor en los pueblos donde podías salir fuera a cuidar de las gallinas o trabajar en ell huerto... La sensación de estar encerrado en una ciudad tuvo que ser horrorosa. Aunque ese empuje inicial por el mundo rural parece haberse frenado. Me da pena. 

Estas respuestas nunca pueden ser en blanco o negro. Por ejemplo, las carreteras. ¿Cuántos coches pasan por las de mi comarca?¿Dos al día? ¿Cuánto vale asfaltar estas carreteras? Es difícil.

En resumen, se trata de un poquito más: mejores servicios sanitarios, mejorar un poquito las comunicaciones y facilitar. Si la administración, no toma cartas en el asunto abiertamente, no sé si mucha gente viviría la experiencia de experimentar un cambio. 

P.- ¿Te han vuelto a proponer que vuelvas a la política?
R.- No. Sinceramente, yo fui alcaldesa de 2011 a 2015 y cuando me fui ya dije 'señoras y señores, me voy a dedicar a la literatura y es muy exigente'. Tienes que estar leyendo y al día, no solo para escribir tu novela, sino también para saber y poder participar en encuentros literarios. Tomé esa decisión y punto. 

La política te enseña mucho de la naturaleza humana. Pero igual que conoces la traición, conoces la generosidad

P.- Cierto, ya lo comentaste en la rueda de prensa justo después de ganar el Planeta, pero me llamó la atención que comentaste que ‘ahora ya sabías lo que significaba la traición’. ¿A qué te referías exactamente?
R.- Es muy sencillo. Cuando estudias en la universidad a Shakespeare tienes 20 años. ¿Cuál es la mayor traición que puedes haber sufrido? ¿Que te has enfadado con una amiga o un amigo y te lo hayas tomado a la tremenda? Enonces no puedes entender el concepto de traición. Cuando te metes en política, conoces a realmente a las personas y sabes quién se acerca a ti porque quiere algo, o quién es un alma generosa y tiene una idea fantástica. Los ves desde otra perspectiva. La política te enseña mucho de la naturaleza humana. Pero igual que conoces la traición, conoces la generosidad. Vamos a darle la vuelta. 

P.- ¿Con qué faceta de cada personaje te quedas? ¿Qué valoras más de ellos desde el punto de vista personal?
R.- Con el padre de Suzette yo tengo algo especial, porque es una persona tenaz que quiere conseguir sus objetivos, que es le vaya bien en la vida, en los negocios, cuidar de la familia, de los hijos... Me sorprendía este hombre. Además, está inspirado en una persona real, Gilbert Antoine de Saint Maxent. Es una figura paterna, un hombre aparentemente avaricioso, pero en el fondo un ser generoso y una persona muy curiosa.

De Ishcate, que es el protagonista masculino, me quedo con ese descubrimiento de sí mismo, al que le cuesta en llegar ya que ha sido educado entre dos mundos. Sin embargo, al final sabe cuál es su sitio y lo sabe de verdad. No es una pose. Esto a mí me gusta mucho. 

De Suzette me gusta su fortaleza y su capacidad para anteponer a otros seres queridos antes que a ella. Es un personaje generoso, aunque sufra por dentro. Del padre Meurin me quedo con su valentía. Admiro mucho a los misioneros.

Del aragonés conde de Aranda, que sale al final y es un personaje real, me quedo con lo que fue en la vida: obstinado, tenaz. muy aragonés, firme, muy trabajador y muy responsable. 

De Anne me gusta de ella el concepto de lealtad, a pesar de ser una esclava y tiene también una sabiduría de la vida y una fortaleza que le impide, a pesar de todo lo que pasa en la novela, abrir una ventana y tirarse al vacío. Para mí es un personaje dramático. Y de Bamboula, aunque lo he criado yo, no lo entiendo, pero quería que fuese cimarrón porque me costaba entender las dos cimarrones y él lo explica muy bien: ‘Prefiero vivir así y ser libre que ser esclavos de nadie’. Es fuerte.

P.- En aquella época la esclavitud estaba normalizada e incluso aquellos que tenían una visión, digamos moderna de la vida y que luchan por su libertad, no se dan cuenta de lo que supone esa privación de libertad para esas personas.
R.- Esto es así, de hecho, las 13 colonias que formaron el primer Estados Unidos, luchan por su libertad, no por la de los demás. Y ahí está luego la Guerra de Secesión Americana, ya en el siglo XIX.

Una de las cosas que aprendí es la influencia de la Revolución Francesa en Luisiana, donde llegaron panfletos e igual que hubo rebelión de esclavos en Haití y República Dominicana, también llegaron a finales del XVIII a las plantaciones del Mississippi, lo que queda reflejado en la novela.

P.- Crear una trama en la que insertar tanta cantidad de acontecimientos históricos me parece resolver un puzzle complicadísimo. ¿Qué fue lo primero que dijiste cuando pusiste punto y final?
R.- La frase fue '¡No me lo puedo creer! ¡Gracias!’ Daba gracias a los cielos, a Dios… Ha sido como encajar las piezas de un puzzle, porque no se trata de poner los hechos porque sí. Todo está asociado a un personaje y tiene que tener sentido para que parezca lo que es, una novela como las del siglo XIX.

La mitad del premio lo he repartido entre todos, porque es para Hacienda

P.- ¿Qué vas a hacer con el millón de euros del premio?
R.- La mitad del premio lo he repartido entre todos, porque es para Hacienda, algo que la gente, en general, no sabe. Los escritores no cobramos un sueldo cada mes y esta novela me ha costado cuatro años y hasta que publique otra, igual pasan otros tres o cuatro años. Este dinero me da una tranquilidad para poder escribir. Pero mira, hay una frase que define lo que yo he sentido con este premio: 'el dinero se va, pero el prestigio queda'. Creo que el Planeta supera a lo económico, sinceramente, o así lo he percibido. Esto me decía otra persona que ganó el Planeta, que es un premio para toda la vida. Es como el ‘Premio Nobiliario de la Literatura’. Es un poco raro este título, pero es algo honorífico y esto, sí es para siempre

Los Premios Planeta son como una radiografía del momento. Cristina Campos, en ‘Historias de mujeres casadas’, ha hecho una reflexión valiente sobre algo muy contemporáneo, que no estaba. En el caso de Luisiana, yendo al pasado, estamos pensando también en lo que nos ha tocado vivir a nosotros: etapas de enfermedad, de guerras, situaciones para las que no estábamos preparados. En la novela histórica siempre hay una evasión en el pasado, pero también una reflexión sobre lo que sucede en el presente.

Javier Sierra me dijo, 'he ganado dos veces el planeta el día que lo gané yo y el día en que lo has ganado tú'. Es pura poesía

P.- La noche en la que recibiste el Premio lo celebraste muy especialmente con Javier Sierra, cuando tras gritar ¡Viva Aragón! le abrazaste emocionadísima. 
R.- Javier Sierra me dijo, 'he ganado dos veces el planeta el día que lo gané yo y el día en que lo has ganado tú'. Es pura poesía. Me hizo mucha ilusión porque, además, no fue el único, estuve rodeada de muchísima gente vinculada o que ama a Aragón. 

P.- ¿Se puede decir que llevas a Aragón en el corazón y esa pasión la has llevado también a Luisiana?
R.- He vivido en Zaragoza. Soy nacida Monzón, pero de origen en Benasque, en Cerler... Ese ha sido mi territorio, es como mi Nueva Orleans. Mi río arriba: de Zaragoza a Benasque y de Benasque a Zaragoza pasando por Huesca. Ahora la gente de Benasque viaja mucho y todo ha cambiado, pero nos gusta volver.