Greta Alonso pisa con fuerza como autora de novela negra en nuestro país. Acaba de publicar ‘La Dama y la muerte’ (Planeta), un thriller apasionante con el que nos invita a reflexionar sobre el arte, la fama, el dinero y el estatus social. Ella misma es un misterio casi tan grande como los que plantea en sus novelas. Ni siquiera se llama Greta Alonso, aunque sí lo siente como algo propio ya que, entre otras cosas, fue el nombre que inicialmente quiso ponerle su madre. Escribe bajo seudónimo porque le "aterra la exposición pública" y apenas revela detalles de su otra vida. Sabemos que está en la cuarentena (cuarenta y pocos) y que trabaja como ingeniera una localidad cercana al Cantábrico, el mar que la vio nacer.

El norte es una constante en su vida y en su literatura. ‘El cielo de tus días’, su primera novela, transcurre entre Bilbao y Cantabria. ‘La Dama y la muerte’ nos lleva de vuelta a Santander, como escenario principal. El protagonista principal es Mateo Valtierra, el responsable del Grupo de Homicidios de la Brigada Judicial, que inicia una carrera contrarreloj para resolver el asesinato de un futbolista de élite. Para ello tendrá que descubrir la identidad de Dama, una pintora o pintor de quien nada se sabe. El secretismo en torno a su figura llega incluso a sus cuadros, que se venden tapados sin que el comprador pueda verlos. Pese a ello, su cotización se duplica en cada subasta.

Carmen Mola, sin saberlo, cambió la vida de Greta Alonso

PREGUNTA.- ¿Quién está detrás de Greta Alonso? ¿Qué nos puedes contar de ti?

RESPUESTA.- Soy una chica normal. Estudié ingeniería y soy de una ciudad de muy cerca del Cantábrico, nunca explico cuál es. Tengo un trabajo relacionado con mis estudios de ingeniería pero siempre me ha gustado mucho la literatura. De niña ya es escribía cuentos y a medida que fui creciendo se convirtieron en relatos. En 2018 pasé una etapa laboral complicada y utilicé la literatura para evadirme, casi como si fuera terapia. Me lancé a escribir una novela y la gente de mi entorno me animó a contactar con una editorial, pero yo siempre he tenido pánico a determinadas cosas y una de ellas es a la exposición pública. Fue justo cuando salió Carmen Mola y envié a su agente, Justyna Rzewuska, los primeros seis capítulos. Pensé que ella me entendería porque ya tenía otra autora como yo -yo pensando que Carmen Mola era una mujer como yo-. Aunque me dijo que lo del seudónimo es un arma de doble filo porque se vende menos, apostó por mí.

P.- ¿Has superado ese miedo a la exposición pública?

R.- Me aterra la exposición pública y me muevo en mi círculo de confort. Me he animado a hacer entrevistas por teléfono, me siento cómoda y no tengo problema en hacerlo. Es cierto que llega un punto en que lo del seudónimo llega a pesar. Mi relación con los lectores es a través de Instagram, donde escribo prácticamente todos los días.

P.- ¿Cómo consigue alguien completamente anónimo y alejado del mundo editorial contactar con una agente importante y que le haga caso?

R.- Le envié un email. Ni siquiera llamé por teléfono le envié los seis primeros capítulos. Me contestó a la media hora, no tardó, para pedirme el manuscrito entero. Llevaba meses enviándolo a todos lados y no tenía respuesta de nadie. Era como lanzar el manuscrito al mar. Estuve en una librería y me llamó la atención Carmen Mola, precisamente porque publicaba con seudónimo. Busqué a su agente y probé.

P.- Contigo no funcionará eso de presentarte a un premio para luego desvelar quién eres. ¿No?

R.- No. Me muero. Tener que salir ahí y dar un discurso.

P.- ¿Qué hace una ingeniera como tú en un mundo como el de la literatura y el arte?

R.- Siempre me ha gustado. Fíjate, cuando estudié estuve dudando si elegir ciencias o letras. 

P.- ¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Cuánto tiempo te ha llevado 'La Dama y la muerte'? ¿Cómo te documentas?

R.-  El mundo del arte me interesaba desde hace muchísimo tiempo, porque en mi casa se pintaba. Cuando publiqué 'El cielo de tus días' estuve un tiempo sin escribir porque los personajes estaban como muy dentro y pensaba que si me ponía iba a hacer algo parecido. Quería algo distinto, relacionado con el arte. Estuve como tres meses dándole vueltas  y en enero de 2021 empecé a escribir. Siempre llevo un cuaderno y un montón de blocs donde pongo mis ideas y llega un momento en que todas se conectan. Entonces me pongo a escribir. Hay veces en que la idea principal se bifurca y yo dejo que se bifurca. Doy bastante libertad a los personajes y a la trama. Aparecen ideas nuevas, surgen personajes nuevos, actitudes que yo no había planeado... Todo ello convierte la novela en algo más dinámico y rico.

"Yo diseño a los personajes, pero ellos me sorprenden haciendo cosas inesperadas"

P.- Los personajes de 'La Dama y la muerte' esconden muchos secretos. Esta circunstancia ¿es algo buscado a propósito, un signo de identidad de tu forma de escribir?

R.- No es buscado ni pretendido, pero ahora que lo dices, es cierto. De todas maneras, dicen que las personas tenemos cuatro sectores: hay algo que nosotros sabemos de nosotros y los demás también saben de nosotros; algo que nosotros sabemos y los demás no saben; algo que saben los demás y nosotros no; y algo que no sabemos ni nosotros ni los demás. Creo que los personajes de esta novela hay muchas cosas que no saben de sí mismos y van surgiendo. Es un poco como lo que me pasa a mí como autora. Yo diseño a los personajes, pero ellos me sorprenden haciendo cosas inesperadas. El paradigma de esto es Mateo, que evoluciona mucho a lo largo de la novela, que hay cosas de sí mismo que ni él conoce. 

P.- ¿Cuáles son tus fuentes de inspiración?

R.- Realmente no lo sé. Leo mucho, muchísimo. Veo mucho cine, pero no series, me gusta mucho el cine clásico. Algunos lectores me dicen que se nota. Cuando leo es como si me metiera en una película y eso me inspira. También me inspira mucho lo que yo llamo, explorar. Me encanta tener una tarde libre, coger el coche e ir a explorar un pueblo, una ciudad o una zona que no conozco. A veces me acompaña una amiga, pero voy mucho sola. Ahí surgen muchas ideas y llevo un cuaderno para escribirlas.  De todas formas, la creación no es algo buscado. Hay un momento de click, cuando de repente todo encaja y sale. 

"Sólo en el perfil de Lucas, el futbolista, hay algo de real, aunque no relacionado con una persona concreta, sino con ese mundo"

P.- Me llama también la atención la advertencia de que todo es ficción y que los personajes no son reales. Sin embargo, algunos de los perfiles que planteas te llevan directamente a personajes públicos muy conocidos, por ejemplo un juez gay. ¿Tomas de la realidad determinados clichés para utilizarlos luego en tus personajes?

R.- Inconscientemente quizás sí, pero no a propósito. Lo puse porque en la primera novela muchos lectores me preguntaban si tenía similitudes con el personaje femenino de la primera novela, con la inspectora de Policía Natalia Herreros. Tenía que estar continuamente explicando que no tenía nada que ver. Muchas veces la gente asocia a los personajes con el autor como si fuera una novela biográfica. Incluso había gente que me preguntaba si había sufrido maltrato. Quise dejar claro que todo era ficción, marcar una especie de línea que separa ficción de realidad.

Sólo en el perfil de Lucas, el futbolista, hay algo de real, aunque no relacionado con una persona concreta, sino con ese mundo. Había leído que muchos deportistas de élite padecían de ansiedad y me llamaba mucho la atención ese mundo de éxito, focos y contratos publicitarios. Muchos de ellos, aunque no lo muestren en sus redes sociales ni lo comenten en público, seguro que lo tienen que estar pasando mal.

P.- ¿La novela negra es el género en el que más cómoda te sientes?

Me divierto como lectora. Al final es como un acertijo, más allá de la lectura. Y como autora, mucho más. Hay que hilar todas las tramas para conducir al lector donde yo quiera. Pero de la misma manera, cuando llega al final, cuando se descubre quién fue y por qué, en esta caso descubrir quién es Dama, quién pintó los cuadros, qué hay, quién es el asesino... Hay muchas intrigas pero me gusta conseguir que el lector se sorprenda, pero al mismo tiempo que no se sienta atrapado. Que vea que, evidentemente, tenía que ser así y tenía lógica. 

P.- ¿A quién lees? ¿Qué tipo de literatura tienes en tu mesilla?

R.- Leo de todo menos novela histórica, que no me gusta. Ahora estoy leyendo mucho ensayo, sobre el estoicismo. Novela negra también, sobre todo novela negra americana, los clásicos. James Elroy, Dashiell Hammett... Novela negra española también, me gustaba mucho Domingo Villar, que murió, me encantó su trilogía. Es de lo mejor que he leído en mucho tiempo. Lo que no me gusta es la novela nórdica. Lo he intentado con autores distintos, pero no lo he conseguido.

"No me gusta la novela nórdica porque tengo la sensación de que escriben con un patrón"

P.- ¿Qué es lo que no te ha gustado? ¿Qué es lo que echas en falta?

R.- Aunque sé que hay gente a la que le encanta, yo tengo la sensación de que escriben con un patrón y unos tiempos que van siguiendo. Me parece la misma novela, el mismo prototipo un poco maquillado. No me gustan los clichés. Estoy un poco cansada, por ejemplo, de los típicos inspectores de la policía de la novela negra, con un pasado truculento, lleno de desgracias y violencia. Quería a una persona normal, un hombre sin traumas que podría ser cualquiera de nosotros. 

P. ¿Y Carmen Mola, que tanto ha influido para que hoy puedas estar hablando conmigo? ¿La has leído?

R.- Sí, el último, 'Las madres', es el que más me ha gustado. Ha sido una de mis mejores lecturas del año pasado. 

P.- En 'La dama y la muerte' se habla mucho sobre el arte y se llega a plantear si el secretismo que rodea a Dama no es más que una operación de marketing. Cada personaje tiene su idea particular sobre lo que convierte a una obra en arte. Trasladado a la literatura, ¿dónde crees que está la línea entre gran literatura y literatura comercial? ¿Podrías reflexionar sobre este tema?

Yo creo que al final toda la literatura es importante. Hay momentos en que busco literatura comercial, un libro que me entretenga, que no me haga pensar mucho porque no quiero agobiarme ni que me haga reflexionar demasiado. ¿Es de peor calidad? Creo que no. Hay muchos tipos de lectores. Yo hablaría más bien de literatura de entretenimiento y literatura de reflexión, no de más o menos calidad. Al final, si un libro te lleva a lo que buscas en ese momento ha cumplido su misión.