Erik Alejandro Rodríguez (Pinar del Río, Cuba, 1989) destaca en una gris mañana en el centro de Madrid. Desprende aura. Pelo ochentero y unas gafas de color azul que solo puede llevar sin hacer el ridículo alguien llamado Cimafunk. Sentado en una terraza en la plaza de Santo Domingo, Erik reflexiona sobre sus orígenes. Esclavitud, música y Cuba. 

Pregunta: ¿Con flow se nace?

Repuesta: Eso lo tengo desde chiquito.

P: Vienes de un pueblo llamado Pinar del Río, cerca de La Habana. ¿Qué recuerdo tienes de tu infancia?

R: Fui un niño muy feliz porque somos una familia grande. Recuerdo aquellos domingos en los que nos juntábamos en casa de mi abuela y todo giraba alrededor de la música. Había mucha unión.

P: Música como sinónimo de alegría, me imagino.

R: Siempre para gozar. Poníamos un altavoz y a bailar salsa toda la tarde.

P: ¿Qué crees que has tenido tú de diferente para poder llegar a dedicarte profesionalmente a esto?

R: Lo primero es que tomé la decisión de serlo. Dejé los estudios y me puse a hacer música. Hay que tener en cuenta la necesidad, ya que tenía que vivir de algo. Luego, tuve que decidir qué música quería hacer. No fui a ninguna escuela. Todo lo que aprendí fue en la calle. Me di cuenta de que todo el mundo en Cuba estaba haciendo salsa y reguetón. No quería tener tanta competencia y opté por el funk.

P: ¿Si hubiera sido al revés?

R: Probablemente hubiera hecho otra cosa. Necesitaba mi público y dinero. Si todo el mundo va hacia la derecha, tienes que tratar de ir un poco a la izquierda.

P: ¿Crees que haber sido exitoso con una propuesta que se aleja de lo mainstream tiene más valor?

R: Lo importante no es la propuesta, es lo que pones encima de la mesa. A mi música le doy mucha importancia porque me gusta y la disfruto. No veo diferencia entre géneros, solo música de calle. El funk y el jazz también son música urbana. Cada género tiene su momento.

P: Dejaste los estudios de medicina. Teniendo en cuenta lo que significa la salud pública en Cuba, ¿cómo se tomó eso tu familia?

R: La opinión de mi abuela siempre fue muy importante. Ella, al no poder estudiar, siempre quiso que su descendencia tuviera estudios. Somos descendientes de esclavos y tuvimos que levantar un estatus social. Entonces, mi abuela se empeñó en que sus hijos fueran a la universidad. Tuvo siete hijos y los siete estudiaron. De hecho, fui a la Universidad por ellos. Sin embargo, al segundo año, mi mente no estaba en los estudios sino en la música. Se lo dije a mi madre y a mi abuela, que son las personas que toman las decisiones importantes en mi familia. Mi abuela me dijo que si no iba a ser un buen doctor y iba a estar "matando gente", que me dedicara a la música (ríe).

P: Familia matriarcal, entonces.

R: Totalmente.

No me crié con el trauma que lleva implícito el descender de esclavos

 

P: ¿Es complicado salir de Cuba al mundo?

R: No lo tuve tan difícil como otros artistas anteriores a mí, ya que no sufrí tantas limitaciones a nivel político y económico. Tuve suerte de empezar en esto después de la visita de Obama en 2015. Antes de eso no había internet. Tras aquello, comenzamos a ver lo que era el mundo y a usar redes sociales. Empecé a subir música a YouTube y tuve visibilidad. Contacté con una distribuidora francesa y comenzamos a organizar conciertos pequeñitos. Conseguí fondos suficientes para producir más música. Al tiempo, trabajé con compañías estadounidenses. 

P: ¿Qué tal por España?

R: Me encanta. Mis vacaciones siempre las paso aquí. Disfruto yendo a Mallorca o cogiendo el coche en Madrid y viajar a Andalucía. Visitar los pueblos de Jaén, Málaga, Granada...

P: ¿Has cogido algo de la música popular española?

R: Por supuesto. Sobre todo los cantos. Hay música que se puede hacer en cualquier lado, pero, por ejemplo, flamenco sólo se puede hacer aquí. Pasa parecido con la rumba cubana. Sin unas cualidades físicas y mentales determinadas, hay cosas que son imposible hacerlas. Por otro lado, existe mucha conexión entre España y Cuba. Piensa en las habaneras y todos los géneros españoles que se han fusionado con lo afro cubano, creando tantos estilos que tenemos hoy en día. Por eso, sentir esa identificación es muy sencillo. En España también hay mucha devoción por artistas cubanos.

P: Mira Lágrimas Negras, de El Cigala con Bebo Valdés.

R: Uno de los mejores discos de la historia de la música.

P: Acabas de lanzar Pa' Tu Cuerpa.

R: Ha sido un trabajo muy especial y divertido de hacer. He trabajado con gente como Pancho Céspedes, George Clinton, Nick West, Trombone Shorty, Eric Krasno, Jelly Joseph... Catalina la hice con Monsieur Periné, que está nominada al Grammy a mejor grabación, La Pomada con Wampi, que está muy fuerte en TikTok... Hay muchas canciones lindas. Es un disco que nació en el tour y es producto de la sensación de la gente en los conciertos. Se desprenden de su idiosincrasia y sus problemas, para volverse carne en movimiento. Por eso el nombre. Quería acentuar ese concepto. El cuerpo y la carne mandan y tienen su propia consciencia. Hay que darles felicidad.

P: Estoy de acuerdo. Hay que dejar que el cuerpo mande.

R: A veces nos hace cometer errores, pero también hay que pecar.

P: Has comentado en otras entrevistas que descendiendes de esclavos. De hecho, Cimafunk nace de los cimarrones, aquellos esclavos rebeldes que huían del yugo opresor. ¿Cómo cambia tu vida al conocer tus raíces?

R: Sirvió para comenzar todo esto. Antes no estaba interesado en ello y no es algo que me inculcaran. Y lo agradezco porque no me crié con el trauma que lleva implícito el descender de esclavos. Me sirvió para buscarme la vida y resolver las cosas por mí mismo. Enterarme después me sirvió para crecer y poder construir un mensaje artístico.

P: ¿Qué sabes de aquel antepasado?

R: Mi tía abuela, que murió con 101 años, le conoció. Según ella, era un hombre que hablaba muy poco. No sé su historia porque no se comunicaba.

P: No me puedo imaginar las penurias que tuvo que pasar.

R: Esa es nuestra realidad y somos producto de aquellos esclavos. Es muy importante conectar con tus raíces. Aunque sean cosas difíciles de procesar, hay que conectar con ello y tratar de resolverlo desde una perspectiva positiva.

P: ¿Sabes de dónde le trajeron?

R: Según mi tía abuela, vino de Nigeria.

P: ¿Has ido?

R: El año que viene voy a ir. Es muy difícil todo porque los archivos, en el caso de que los hubiera, están perdidos. Todo es en base a los relatos de los más viejos de mi familia. Era gente que no tenía ni nombre. De todas formas, he sentido esa llamada y tengo que hacerlo.

P: Antes de terminar, quiero preguntarte qué significa ser el primer artista nacido en Cuba en actuar en Coachella.

R: Eso es algo brutal. Siempre me he guiado por personas que han conseguido cosas grandes, como Chucho Valdés, Gonzalo Rubalcaba o Bebo Valdés. Ellos han trascendido y llegado a lugares donde antes nadie lo había hecho. Me hace mucha ilusión lo de Coachella porque también sirve de inspiración a los chamaquitos que están empezando. Ven a alguien del Pinar del Río, de campo, actuando en Coachella. Si lo hice yo, ellos también pueden. Además, fue un gran show, con la gente gozando. Calentamos un lugar lleno de grandes artistas.

P: Es lo que tú dices. De un pueblo de Cuba a Coachella.

R: Siempre creímos en que podíamos hacerlo, y sucedió. Y haberlo hecho ha provocado más ganas de hacer cosas y seguir haciendo parties violentos. Siempre para arriba.

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