Todos nos hemos preguntado alguna vez al terminar de cocinar si podemos guardar en la nevera ese plato caliente recién hecho y metido en un táper que nos salvará la comida del día siguiente. La creencia popular y los consejos de la abuela apostaban por un rotundo "no", siempre era necesario esperar un poco, dejando el recipiente fuera para que se temple antes de meterlo dentro del frigorífico.

No obstante, y como sucede con otros muchos aspectos de la vida, la ciencia llega para demostrarnos que casi todos los consejos que se basan en el "siempre se ha hecho así", están lejos de ser ciertos y mucho menos son saludables. Así, la respuesta a la pregunta "¿se puede meter la comida caliente en la nevera?" es claramente "sí", de hecho se recomienda que los alimentos se pongan a enfriar en la nevera lo más rápido posible con el objetivo de evitar cualquier tipo de proliferación de bacterias.

Concretamente la temperatura debe ser de al menos 4 grados centígrados o menos. Se aconseja además separar los alimentos en diferentes recipientes para su mejor conservación, estando los táperes perfectamente limpios (a poder ser). Aunque, sobre todo, lo principal que hay que entender es que, de ninguna manera, hay que dejar que el táper se enfríe a temperatura ambiente.

¿Es saludable meter la comida recién hecha en la nevera?

A pesar de lo explicado en los párrafos anteriores, no es totalmente aconsejable meter alimentos muy calientes directamente en el frigorífico. No obstante, dejarlos enfriar completamente a temperatura ambiente tampoco es seguro, ya que el rango de temperatura ambiental, que suele oscilar entre los 5 y los 60 grados centígrados, favorece el crecimiento bacteriano. Fuera de estos límites térmicos, las bacterias encuentran más dificultades para proliferar, pero es un otro error común pensar que el calor por encima de 60 grados eliminará las bacterias.

Por otra parte, algunos expertos recomiendan que, según se termine de comer, se guarde lo restante del plato en el congelador. Minimizando así el tiempo que los alimentos calientes permanecen a temperatura ambiente, lo cual es indispensable para disminuir el riesgo de contaminación microbiológica.

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) advierte a los consumidores que en ambientes expuestos, el crecimiento bacteriano en los alimentos es muy rápido. Y destacan que el tiempo exacto que los alimentos cocinados y calientes pueden pasar a temperatura ambiente es un máximo de 2 horas. Menos si en el ambiente hace calor o el lugar se encuentra en una región cálida.

La mejor forma de meter la comida caliente en el frigorífico

Se puede meter en la nevera comida caliente, pero es preferible que no sea directamente en la olla o la cazuela. En su lugar, se recomienda repartir la comida en distintos envases, manteniéndolos separados de otros alimentos almacenados. Utilizar recipientes pequeños facilita que el vapor se libere más rápidamente y así se enfríe sin tener que esperar tanto, enfriándose la comida de manera más eficiente. 

Es importante recordar que a la hora de recalentar la comida, ya sea en sartén, olla o microondas, debe hacer solo una vez y a no más de 75 grados centígrados, para mantener la calidad, la seguridad y la salubridad del alimento.

Si quieres meter la comida caliente en el congelador, es aconsejable que los alimentos se enfríen hasta alcanzar una temperatura ambiente moderada, procurando no exceder las 2 horas máximas de exposición. Aunque sí se puede guardar comida fría, nunca se debe congelar si aún está caliente. Hay que tener en cuenta que enfriar o congelar platos calientes provoca que el frigorífico trabaje más, aumentando notablemente el consumo y el gasto energético.

Otro truco eficaz para enfriar la comida más rápidamente es utilizar recipientes de acero inoxidable o táperes pequeños, dejándolos destapados inicialmente. Remover ligeramente los alimentos también puede ayudar al enfriamiento. Una vez dentro de la nevera, es esencial tapar bien los recipientes para evitar la entrada de bacterias y organizarlos de forma que queden bien separados para que el aire frío circule adecuadamente.

En relación a este último punto, se aconseja que los alimentos fríos y los calientes que se hayan introducido en el frigorífico no estén muy próximos los unos de los otros. Aunque suene contradictorio, es la mejor forma de que los recipientes calientes se enfríen más rápido. Por último, para prevenir riesgos de contaminación cruzada, recuerda mantener separados los alimentos crudos de los ya cocinados dentro de tu nevera.

¿Esta práctica es peligrosa para nuestra salud? ¿cómo nos afecta?

Siempre que metes un recipiente con comida caliente dentro de tu nevera su consumo eléctrico aumenta, lo cual es crucial porque cada grado que la temperatura se eleve dentro de nuestro frigorífico puede comprometer los alimentos que allí se almacenaban, afectando a su conservación.

En el caso específico del arroz, existe el riesgo de contaminación por Bacillus cereus, una bacteria resistente al calor que puede sobrevivir a la cocción. Por esta razón, es mejor evitar recalentar este alimento múltiples veces.

Además, el proceso de enfriar y luego recalentar alimentos puede elevar significativamente el riesgo de contaminación alimentaria. Calentar los alimentos puede no solo permitir la supervivencia de microorganismos sino también propiciar su multiplicación y la generación de toxinas. Por tanto, recalentar los alimentos y después refrigerarlos otra vez aumenta considerablemente el peligro de intoxicaciones alimentarias.

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