Situado en el corazón del Matarraña turolense, este enclave medieval atesora siglos de historia, una fascinante arquitectura artística, un entorno natural privilegiado y una seductora gastronomía, lo que ha llevado a que la localidad sea destacada en renombradas publicaciones como National Geographic.

Valderrobres, considerado uno de los pueblos más bonitos de España, es un destino donde cada rincón cuenta con una historia que logra enamorar a quienes lo visitan, logrando que el alma de sus habitantes continúe caminando de la mano con el alma de sus calles empedradas. 

De un pequeño dominio medieval a un municipio cargado de prosperidad

A lo largo de los siglos, Valderrobres ha vivido una evolución marcada por conflictos, prosperidad y transformación. Su historia refleja el continuo paso de un pequeño señorío medieval a un municipio que, tras periodos de esplendor y retroceso, ha sabido reinventarse. Valderrobres, situado en el corazón del Matarraña, pasó de manos nobiliarias a la Iglesia en el siglo XIII, iniciando una etapa de crecimiento económico en los siglos XIV al XVI. Aunque el siglo XVII trajo epidemias y guerras, el pueblo vivió un resurgir con la industrialización artesanal. La II República y la Guerra Civil marcaron años complicados, con una gran pérdida de población y descenso económico. Sin embargo, en tiempos recientes, Valderrobres ha revitalizado su economía gracias a la modernización agrícola y un creciente turismo cultural y natural.

Joyas góticas y encanto rural en un increíble pueblo de Teruel

Valderrobres, situado en la comarca del Matarraña, es un lugar que respira historia, arte y encanto en cada rincón. Este pueblo medieval cuenta con un casco antiguo espectacularmente conservado, con una amplia variedad de destinos a los que acudir y admirar.

Presidiendo desde lo alto del pueblo, el Castillo de Valderrobres es uno de los puntos más fascinantes para comenzar la ruta por el municipio. Esta joya arquitectónica deslumbra por ser una imponente fortaleza gótica construida a finales del siglo XII, y ha sido testigo de momentos históricos en Aragón. Se trata de uno de los castillos más importantes de estilo gótico y fue residencia de los obispos de Zaragoza durante siglos. Su estructura, de planta hexagonal irregular, se adapta al terreno montañoso, con muros acompañados por torres más altas y puntos defensivos.

Castillo de Valderrobres (Foto: Ayuntamiento de Valderrobres)
Castillo de Valderrobres (Foto: Ayuntamiento de Valderrobres)

En su interior destacan la Sala de Caballerizas, la Sala Capitular, el Salón de las Chimeneas, la Sala de los Leones y la Cámara Dorada. Además, cuenta con diversas plantas y una galería con once arcos, así como un espectacular pasadizo aéreo que lo conecta con la iglesia de Santa María la Mayor.  

El edificio fue restaurado en los años ochenta tras haber estado en ruinas desde el siglo XVII, y en 1931 fue declarado Monumento Nacional. Actualmente, además de contar con un gran valor histórico y arquitectónico, acoge exposiciones culturales de pintura, escultura y fotografía en salas como la de Caballerizas y el Salón de las Chimeneas.

Interior del castillo de Valderrobres (Foto: Ayuntamiento de Valderrobres)
Interior del castillo de Valderrobres (Foto: Ayuntamiento de Valderrobres)

Junto al castillo, y formando un conjunto arquitectónico inseparable, se encuentra la iglesia de Santa María la Mayor. Este templo gótico sigue el estilo típico de la Corona de Aragón, con planta de salón y un ábside del mismo tamaño que la nave. Las capillas laterales presentan un diseño sencillo pero muy armónico. Su portada es una auténtica joya, que junto al castillo, domina visualmente todo el casco antiguo y el valle.

Continuando con el recorrido, se llega al edificio del Ayuntamiento, construido a finales del siglo XVI. Esta gran construcción arquitectónica representa un ejemplo típico de la arquitectura civil del Bajo Aragón. Su belleza y valor histórico hicieron que en 1924 fuera elegido para presidir la plaza principal del Pueblo Español de Barcelona. Finalmente, en 1982 fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC).

El monumento se encuentra completamente fabricado en piedra sillar y cuenta con tres curiosas plantas. La planta baja tiene una lonja con arcos de medio punto, donde se encuentra un antiguo calabozo. En el sótano se conserva la antigua cárcel con sus puertas y rejas originales. Por su parte, la planta noble destaca por su fachada decorada con pilastras y frontones, así como por un balcón de hierro forjado. Por último, la planta superior presenta una espectacular galería de arcos de medio punto.

A su vez, ningún visitante se olvida de contemplar su gran casco urbano, que se extiende por todas sus calles. Desde la muralla de Valderrobres hasta la ribera del río Matarraña, el pueblo conserva su estructura medieval, con callejuelas empedradas, rincones únicos y diversas casas de piedra.  

Una de las primeras obras urbanísticas fue el proceso de amurallamiento en 1390, del que todavía se conservan restos, como el Portal Vergós o el Portal de San Roque que cerraba el acceso principal al cruzar el puente de piedra. Este puente, una sólida construcción medieval, es la puerta de entrada al pueblo y ofrece una primera imagen inolvidable.

Entre los edificios históricos destacan el Palau, una antigua casa administrativa de estilo gótico; la Fonda de la Plaza, que conserva un torreón, almenas y gárgolas; la cárcel medieval; y el Torreón de Valentinet, que a día de hoy se encuentra en ruinas.

Para complementar la visita cultural, el Museo de Valderrobres es una parada muy recomendable. Está dividido en tres plantas, con un recorrido que incluye desde la historia local hasta el arte comarcal gótico, renacentista y barroco. Las salas cuentan con paneles informativos, maquetas y exposiciones temáticas. El museo también ofrece una tienda de productos típicos para poder llevarse recuerdos, una sala audiovisual donde se proyectan vídeos sobre el arte de la zona, y un aula para grupos escolares.

Museo de Valderrobres (Foto: Ayuntamiento de Valderrobres)
Museo de Valderrobres (Foto: Ayuntamiento de Valderrobres)

Rincones naturales y rutas inolvidables en Valderrobres

El entorno natural de Valderrobres y la comarca del Matarraña es un auténtico paraíso para los amantes de la naturaleza y las rutas al aire libre. Este territorio ofrece más de 30 itinerarios señalizados que permiten descubrir paisajes espectaculares y hermosos. Entre las rutas más destacadas se encuentran la subida al Perigañol y La Caixa, el impresionante paraje del Parrisal, o las formaciones rocosas de Les Roques del Masmut. También es muy popular la Vía Verde Val de Zafán, un recorrido perfecto para realizar a pie o en bicicleta.

En Valderrobres en concreto, parten rutas como la de Beceite-Valderrobres, Valderrobres-Torre del Compte, o la que conecta con La Fresneda. Además, los visitantes pueden acercarse al observatorio de aves Mas de Bunyol donde cada día se pueden observar centenares de buitres leonados en su entorno natural, una experiencia realmente impresionante para quienes disfrutan del contacto con la fauna.

Observatorio de aves Mas de Bunyol (Foto: Ayuntamiento de Valderrobres)
Observatorio de aves Mas de Bunyol (Foto: Ayuntamiento de Valderrobres)

Sabores auténticos en cada plato de Valderrobres

Valderrobres no solo enamora por su patrimonio histórico y natural, sino también por su exquisita oferta gastronómica para todos los gustos y presupuestos. Uno de sus destinos gastronómicos más populares es el restaurante Baudilio, dirigido por la chef argentina Fabiana Arévalo. Su propuesta culinaria combina producto local de temporada, caza menor y huerta, en una experiencia gastronómica de autor.

La localidad ha sido reconocida por publicaciones como National Geographic, que la destacan como una parada imprescindible en una ruta por la provincia de Teruel. 

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