Adéntrate en las paradisíacas Islas Baleares y descubre un fascinante municipio mallorquín cargado de historia, donde aún resuenan ecos de batallas contra piratas y gestas heroicas. Este rincón del norte de Mallorca deslumbra con su encanto mediterráneo con mercados artesanales, vistas de ensueño, vinos para todos los paladares y una costa de postal. A ello se suman sus tradiciones y festividades vivas como las emocionantes recreaciones de las batallas entre moros y cristianos, que convierten a Pollença cada verano en una experiencia única.
Historia viva entre templarios, piratas y leyendas
Pollença, joya del norte mallorquín, guarda en sus calles milenarias historias fascinantes que continúa conmoviendo a todos sus residentes. Aunque todo comenzó hace más de 3.000 años con los Talaiots, fueron los romanos quienes dejaron una huella imborrable con ruinas a las afueras de la pequeña ciudad y el majestuoso Pont Romà. Tras la destrucción causada por los vándalos, los árabes llegaron y revitalizaron la zona gracias a sus sistemas de riego, hasta que el Rey Jaime I los expulsó con ayuda de los Caballeros Templarios.
Los templarios marcaron una era dorada para Pollença, construyendo la iglesia de Nostra Senyora dels Àngels y más tarde habitando un palacio aún presente. Aunque su influencia fue bastante relevante para la historia de Pollença, su fin llegó en el siglo XIV tras intrigas políticas.
En medio de estas transiciones, el pueblo resistió incluso ataques piratas, como el del héroe local Joan Mas, que lideró una valiente defensa. Actualmente, esa hazaña se celebra cada 2 de agosto durante la fiesta de Mare de Déu dels Àngels, donde cristianos y moros reviven la historia a ritmo de tambores, disfraces y memoria colectiva.
Qué ver en Pollença: arte, vistas y alma mallorquina
Esta localidad en las Islas Baleares es encanto en estado puro, con un recorrido completo. La primera parada que ningún visitante se pierde es la Plaça Major, el corazón del pueblo, donde cada domingo late al ritmo de uno de los mercados más populares de Mallorca. En este punto se pueden encontrar frutas frescas, artesanías locales y un ambiente auténtico donde disfrutar de perfectos cafés con leche mientras se observa la vida pasar.
Callejuelas empedradas en Pollençe (Mallorca)
Desde allí, se va adentrando en el centro histórico, un laberinto de callejuelas empedradas y casas con alma, donde la tradición artística aún vibra en cada rincón. Pollença es un paraíso para los amantes del arte y la artesanía, con galerías y talleres escondidos tras puertas antiguas. El museo del Convent de Santo Domingo y la Casa Museo Dionís Bennàssar permiten conocer de cerca la expresión artística de Mallorca.
Para quienes disfrutan al aire libre, el Puig de María es una visita imprescindible. Esta montaña, de unos 330 metros, se puede subir en menos de una hora por un sendero sombreado por encinas que lleva hasta un antiguo monasterio del siglo XIV. Hoy en día, el lugar funciona como alojamiento rural con restaurante, y desde allí se pueden contemplar unas fascinantes vistas panorámicas.
El Puig de María en Pollença (Mallorca)
Sin embargo, uno de los rincones más fascinantes del municipio son los 365 escalones del Calvari, un camino flanqueado por cipreses y patios interiores encantadores, que lleva hasta una iglesia del siglo XVIII. Allí, la leyenda del Cristo Crucificado hallado por pescadores añade un toque místico al lugar. Finalmente, la subida merecerá totalmente la pena, ya que al llegar a la cima, las vistas inmejorables del valle de Pollença dejan hipnotizado a todos los que lo contemplan.
Camino flanqueado por cipreses y patios interiores encantadores, que lleva hasta la Ermita del Calvario
La Ermita del Calvario, en Pollença
Paraísos entre mar y montaña: las playas que enamoran en Pollença
Pollença no solo es historia, cultura y tradición: también es un edén costero que conquista con algunas de las playas más encantadoras de Mallorca. En Port de Pollença, la imagen idílica de arena dorada y aguas azul turquesa parece salida de una postal. Este tramo de litoral ofrece una experiencia completa con restaurantes de alta cocina, tiendas con encanto y la posibilidad de practicar todo tipo de deportes acuáticos. Para los amantes del golf, la zona también cuenta con un encantador campo para perfeccionar el swing con vistas al mar.
Deslumbrantes calas en Pollença (Mallorca)
A pocos kilómetros, Cala Formentor cautiva con su silueta semicircular y su arena blanca que acaricia las aguas más cristalinas del norte mallorquín. Frente a la costa, la pequeña isla de Formentor añade un toque mágico al paisaje, mientras que desde el cercano mirador de Es Colomer, las vistas del Cap de Formentor impresionan con una imagen inolvidable.
Por su parte, Cala Sant Vicenç es un secreto bien guardado entre montañas, formada por cuatro calas: Barques, Clara, Molins y Carbó. Situado junto a la grandiosa Serra de Tramuntana, este destino es perfecto tanto para relajarse como para practicar senderismo o ciclismo, con el Mediterráneo como telón de fondo.
Pollença en fiesta: recreaciones y vinos deliciosos
Entre toda su historia, paisaje y mercado, Pollença también logra brillar con sus grandiosas celebraciones, llenas de emoción, cultura y sabor. Uno de los eventos más esperados del año es la recreación de la batalla entre moros y cristianos, que se celebra cada 2 de agosto. En ella, los vecinos se transforman en guerreros de otra época, reviviendo una victoria histórica con trajes, gritos, tambores y mucha pasión.
Durante la Semana Santa, el Viernes Santo se convierte en una experiencia única con el ‘Davallament’, una emotiva representación del descenso de Cristo. A la luz de las velas, actores locales escenifican la pasión de Cristo bajando por los 365 escalones del Calvari, en un silencio conmovedor que impacta a todas las personas que lo presencian.
En verano, el corazón cultural de Pollença late en los Claustros de Santo Domingo, donde el prestigioso Festival de Música de Pollensa llena las noches de ópera, conciertos y cine al aire libre. Grandes artistas internacionales han actuado aquí, elevando a el pueblo como un referente cultural en Mallorca.
Finalmente, para los amantes del vino, la Fira del Vi, celebrada en primavera, reúne a más de 40 bodegas. Una de sus deslumbrantes joyas es la Bodega Mortitx, situada en plena Serra de Tramuntana, donde se elabora el único vino de hielo mallorquín: el Mortitx Dolç de Gel.