Al norte de España, en el corazón de La Rioja, un rincón de una belleza exquisita se encumbra como la cuna de la lengua española. Enclavado a tan solo 42 kilómetros de la bulliciosa ciudad de Logroño, encontramos San Millán de la Cogolla, un tesoro histórico nacional que despierta la curiosidad de los viajeros y les sumerge en las raíces de nuestro idioma. Sus dos mayores atractivos turísticos, el Monasterios de Yuso y el Monasterio de Suso, fueron el jardín donde germinaron los primeros escritos de la lengua romance que hoy conocemos como castellano: las llamadas Glosas Emilianenses. Así, San Millán de la Cogolla se alza en medio del valle del Río Cárdenas como un faro de cultura e historia en la región riojana y en todo el territorio nacional.

Aunque su nombre resuena en los oídos de los peregrinos del Camino de Santiago, al ser un pueblo fundado en honor a San Millán de la Cogolla, en esta ocasión queremos descubrirlo como una joya por derecho propio. Los Monasterios de Suso y Yuso, ambos designados Patrimonio de la Humanidad, nos abren las puertas a un mundo de espiritualidad y conocimiento que ha forjado el curso de la historia. En este reportaje, emprendemos un viaje por las piedras centenarias y los manuscritos que atestiguan el nacimiento de una lengua y una cultura que hoy abarca los confines del mundo hispanohablante. 

¿Quién fue San Millán de la Cogolla?

San Millán de la Cogolla, también conocido como San Emiliano, fue un sacerdote y ermitaño nacido en La Rioja alrededor del año 473. Su vida y hazañas están documentadas en un santoral llamado Vita Sancti Emiliani, escrita por el obispo Braulio de Zaragoza alrededor del año 640. La historia cuenta que Millán, en su juventud, decidió dejar su vida como pastor para buscar una existencia austera y espiritual, y se retiró a la soledad de las montañas, donde pasó casi cuarenta años.

La fama de su santidad llegó al obispo Dídimo de Tarazona, quien lo ordenó obispo y lo asignó a la parroquia de Vergegio. Sin embargo, su radicalidad evangélica lo llevó a distribuir los bienes de la iglesia entre los pobres, lo que provocó su destitución y la acusación de dilapidar las riquezas de la iglesia. Entonces, Millán regresó a la vida ermitaña acompañado por otros que buscaban seguir su estilo de vida.

Según los registros, San Millán vivió hasta una edad muy avanzada, llegando a los 100 años, y murió cuidado por sus seguidores. Sus reliquias fueron inicialmente enterradas en su propio oratorio y luego trasladadas al Monasterio de San Millán de Yuso en 1076. Aunque se creó una magnífica arca de oro, marfil y piedras preciosas en 1067 para albergar dichas reliquias, lamentablemente esta fue destruida por las tropas francesas en 1809, salvándose solo algunos de los marfiles. El culto a San Millán se generalizó durante la época visigoda, y su sepultura se convirtió en un lugar de peregrinación muy concurrido.

Vista panorámica de San Millán de la Cogolla y el Monasterio de Yuso, cuna del castellano
Vista panorámica de San Millán de la Cogolla y el Monasterio de Yuso, cuna del castellano
 

La historia del pueblo homónimo

Para adentrarnos en lo que San Millán de la Cogolla tiene para ofrecer, es esencial comprender su rica historia. Como se ha mencionado en párrafos anteriores, durante el siglo VI San Millán vivió retirado en una cueva en las laderas de la sierra de la Demanda riojana. Después de su fallecimiento en el año 574, se erigió un monasterio en su honor en torno a la cueva que usaba de oratorio, dando origen al Monasterio de Suso.

Desde sus inicios, el Monasterio de Suso recibió el patrocinio de los reyes navarros, quienes lo protegieron y lo convirtieron en uno de los centros católicos más importantes del norte de la península. Tanto fue su renombre que, a principios del siglo XI, el monasterio sufrió un incendio provocado por las razzias de Almanzor.

Unos años más tarde, en 1053, el rey navarro García IV intentó trasladar las reliquias de San Millán desde el monasterio de San Millán de la Cogolla hasta el monasterio de Santa María la Real de Nájera utilizando una carreta. Curiosamente, los bueyes que tiraban de la carreta se negaron a avanzar, quedando inmóviles. Un episodio que se interpretó como una señal divina que indicaba que el santo debía permanecer en aquel lugar. En consecuencia, se construyó un edificio románico en el punto donde la carreta se detuvo, lo que dio origen al Monasterio de Yuso, en torno al cual se desarrolló una pequeña comunidad que fue creciendo en lo que se entiende en la actualidad como el pueblo de San Millán de la Cogolla.

La cuna del castellano

El monasterio de San Millán de la Cogolla es considerado la cuna de la lengua castellana, y su contribución al desarrollo de la escritura hispánica es de suma importancia lingüística. Fue en el siglo XI cuando se gestó el primer testimonio escrito en castellano, conocido como las Glosas Emilianenses, que marcaron un hito clave en la evolución del castellano como lengua común entre el pueblo llano, al proporcionar explicaciones en romance hispánico para palabras difíciles en latín. En otras palabras, en las glosas se recogieron las traducciones que se usaban en aquel entonces para comprender el nuevo idioma que se estaba formando.

No obstante, estas glosas no son solo testimonios escritos del español de aquella época, ni tampoco se limitan a ayudar a comprender el latín de manera más accesible, sino que representaron el castellano íntegro por primera vez, desde su morfología hasta su pronunciación. A pesar de que lo oral ya existía en ese momento, las Glosas Emilianenses proporcionaron una evidencia tangible de la evolución del español desde el latín a lo largo de los siglos. Estas glosas son, en definitiva, un punto de partida crucial para comprender el origen y el desarrollo de la lengua.

Una página de las Glosas Emilianenses desarrolladas por San Millán en el Monasterio de Suso. Real Academia de Historia

Una página de las Glosas Emilianenses desarrolladas por San Millán en el Monasterio de Suso. Real Academia de Historia

El castellano antiguo plasmado en las Glosas Emilianenses, aunque resulte complicado u obsoleto para la mayoría de los hablantes actuales, es la base de la posterior evolución del español. Y la preservación de estos escritos en los códices de San Millán de la Cogolla representan un "certificado de nacimiento simbólico" del castellano como lengua escrita. 

¿Qué ver en San Millán de la Cogolla?

Durante nuestra visita a esta localidad riojana, lo principal será acudir a los Monasterios de Suso y de Yuso, pues son los mayores tesoros que aquel lugar alberga. Sin embargo, ahí no debe terminar la aventura, ya que también recomendamos visitar los barrios de San Millán de la Cogolla, así como la Sierra de la Demanda y los alrededores naturales que encuadran este hermoso lugar.

El Monasterio de Suso

El Monasterio de Suso es el más antiguo de los dos y como se ha mencionado, su historia se entrelaza con la cueva donde residía San Millán. Aquí se conservan manuscritos de gran relevancia, siendo reconocido como uno de los escriptorios más importantes de la Edad Media, además de ser considerado la cuna de la lengua española.

El Monasterio de Suso, situado en la localidad San Millán de la Cogolla, en La Rioja. Canva

El Monasterio de Suso, situado en la localidad San Millán de la Cogolla, en La Rioja. Canva

El monasterio guarda, además de los manuscritos, los tesoros de las tumbas de los Siete Infantes de Lara y el impresionante cenotafio de San Millán, situado en la misma cueva. Este cenotafio, una escultura de alabastro del siglo XII, es una representación única del santo. Por último, además de su importancia histórica, este monasterio se erige como una joya arquitectónica, con una estructura que combina estilos visigótico, mozárabe y románico.

El Monasterio de Yuso

A poca distancia del Monasterio de Suso se encuentra el de Yuso, fundado en el siglo XI. Este monasterio alberga una valiosa biblioteca con más de trescientas antigüedades bibliográficas y la extraordinaria urna de oro, marfil y piedras preciosas en la que descansan las reliquias de San Millán. En cuanto a la construcción del Monasterio de Yuso, este cuenta con construcción más amplia y accesible y ofrece una oportunidad única para explorar la vida monástica. Por su parte, la iglesia del monasterio, una obra maestra del siglo XVI, presenta un retablo mayor compuesto por lienzos de Fray Juan Ricci y una reja barroca que cierra el coro.

El Monasterio de Yuso, ubicado en San Millán de la Cogolla, La Rioja. Canva

El Monasterio de Yuso, ubicado en San Millán de la Cogolla, La Rioja. Canva

El claustro de Yuso, de dos alturas, muestra una fusión de estilos gótico y clasicista. La puerta de entrada es una obra con relieve que representa a San Millán en la batalla de las Hacinas. Por otro lado, se encuentra la arqueta de San Millán, una obra mozárabe del siglo XI que ilustra episodios de la vida del santo según Gonzalo de Berceo en su Estoria del señor Sant Millán.

Tanto el Monasterio de Suso como el de Yuso han sido reconocidos como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y su preservación y promoción están a cargo de la Fundación San Millán de la Cogolla y el Centro Internacional de Investigación de la Lengua Española (Cilengua).

Los barrios de San Millán de la Cogolla

Una vez conocidos sus orígenes y visitado sus monasterios, llega el momento de acercarnos a esta pequeña ciudad donde nos encontraremos con sus cuatro barrios principales, que cuentan, cada uno, con sus propia historia y encanto único:

  1. Santurde: este es el barrio más antiguo de la localidad, con evidencias de su existencia ya en el siglo IX, según datos del archivo monacal del Monasterio de Suso. Su historia se entrelaza con las raíces más profundas de San Millán.
  2. Barrionuevo: aunque no es el barrio más joven de los tres, Barrionuevo surgió como resultado de la construcción del Monasterio de Yuso. Las tareas de construcción requirieron la presencia de obreros y, con el tiempo, este barrio se expandió. En la actualidad, alberga el antiguo hospital del Monasterio, así como molinos y almacenes que han sido adaptados como viviendas.
  3. Prestiño: este barrio se originó a partir del siglo XIV y rodea el Monasterio de Yuso en su parte norte y este. En él, destacan construcciones relacionadas con el monasterio, como el antiguo hospital del Monasterio, así como molinos y almacenes que se han transformado en viviendas con el paso del tiempo.
  4. Lugar del Río: situado a unos dos kilómetros aguas arriba del Río Cárdenas, el barrio Lugar del Río es el más tranquilo de los cuatro. Mantiene un aspecto casi rural, con amplias praderas y un entorno apacible que refleja la belleza natural de la región.

Sin importar cuál de ellos visitemos, o si conseguimos visitarlos todos, podremos disfrutar durante el paseo de la riquísima historia cultural y religiosa de San Millán de la Cogolla, descubriendo así uno de los lugares más bellos de La Rioja.

Los alrededores de San Millán de la Cogolla

Por si acaso el turismo histórico nos sabe a poco, los alrededores de San Millán de la Cogolla ofrecen un auténtico paraíso para el turismo rural en plena naturaleza. Rodeado por las majestuosas Sierras de la Demanda y Camero Viejo, este rincón de La Rioja invita a los amantes de la tranquilidad y la belleza natural a sumergirse en un paisaje montañoso de una asombrosa serenidad. Aquí, los visitantes pueden disfrutar de interminables rutas de senderismo que atraviesan los frondosos bosques y los pintorescos prados.

Sierra de la Demanda, ubicada en los alrededores de San Millán de la Cogolla. Canva

Sierra de la Demanda, ubicada en los alrededores de San Millán de la Cogolla. Canva

Las vistas panorámicas de este lugar son ideales para la contemplación, tal y como hizo San Millán, y para la conexión con la naturaleza en su estado más puro. Además, si haces turismo rural en esta región no solo aprenderás la cultura local y disfrutarás de la autenticidad de los pueblos, sino que también saborearás la gastronomía tradicional de La Rioja, todo un regalo al paladar.

Las fiestas de San Millán de la Cogolla

Para concluir, aunque recomendamos visitar San Millán de la Cogolla en cualquier momento de la temporada, si es posible hacerlo durante alguna de sus fiestas y celebraciones locales, la experiencia será aún mejor. Como puede ser, por ejemplo, durante el Domingo de Pentecostés, cuando buena parte de los residentes se dirigen, en Romería, al Monasterio de Valvanera, Patrona de La Rioja. Mientras tanto, el tercer sábado de junio los hombres hacen lo mismo hasta la Cueva del Santo, como muestra de su aprecio y respeto.

Pocas semanas más tarde, el 16 de julio, se llevan a cabo las Fiestas de la Patrona la Virgen del Carmen, clásicas del barrio más agreste y alejado, Lugar del Río. El 26 de septiembre, ya en otoño, se conmemora La Traslación de los restos de San Millán. Y el 12 de noviembre, su festividad. Así que toma nota, reserva y prepara las maletas. Este impresionante e histórico destino está esperando tu visita.