Navidad es sinónimo de muchas cosas: familia, regalos, comidas, esperanza… y por supuesto también de villancico. No obstante, cabe destacar que estas alegres canciones no siempre han ido de la mano de estas fechas.

Según algunos historiadores, el canto surgió por el siglo XIII, llegando a España en los siglos XV y XVI, mientras que en Latinoamérica se empezó a difundir desde el siglo XVIII. Originalmente, eran canciones profanas, con un estribillo pegadizo y que se usaban como registro de los principales hechos que ocurrían en una comarca (amores y desamores, fallecimientos y demás noticias de interés del pueblo).

Posteriormente, la sencillez de sus letras llamó la atención de la Iglesia, que decidió apostar por este tipo de cantos como método para divulgar su mensaje evangelizador, sobre todo centrándose en el nacimiento del Niño Jesús -aunque la Iglesia ya disponía de composiciones musicales propias-. Su temática se concentra, además de en el Mesías, en la Virgen MaríaSan José, los Reyes Magos, los pastores y la Estrella de Belén.

De esta manera, y con el paso de los años, el villancico se convirtió (un hecho que se fija en torno al siglo XIX), al igual que las luces y el típico abeto navideño, en un símbolo fundamental del mes de diciembre en general, y de la Navidad en particular.

En nuestro país, hay muchos villancicos conocidos y que se cantan año sí y año también por toda la familia. Hacia Belén va un burra, 25 de diciembre, Campana sobre campana o La marimorena, son algunos ejemplo de ello. No obstante, si hay que quedarse con uno, Los peces en el rio ocupa el escalafón más alto. Un cantar que destaca sobre todo por tres cosas: su animada melodía, su letra extravagante y que el peso de la narrativa de la melodía no cae sobre un protagonista del portal de Belén, sino sobre unos peces. Pero, ¿cuál es su origen?

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En primer lugar, hay que subrayar que su procedencia no está muy clara, aunque algunos estudios apuntan a que tiene una influencia árabe, tanto por su tonalidad, como en la estructura de la composición. Asimismo, tampoco se conoce a su autor, ni la antigüedad que tiene, pero hay fuentes que destacan que este villancico empezó a popularizarse y a empezar a pasar de generación en generación a partir de la primera mitad del siglo XX.

Por otra parte, a diferencia de lo que ocurre con otros villancicos, Los peces en el río es un cantar que apenas tiene notoriedad fuera de nuestras fronteras. De hecho, los pocos países que lo comparten, lo hacen de una forma secundaria. Entre todas ellas, destacan dos: la primera, la versión anglosajona, cuyo estribillo dice lo siguiente: “But look at how the fishes / in the river drink. / But look how they drink / in order to see God born. / They drink and they drink / and they return to drink, / the fishes in the river, / to see God being born”. La segunda, la del grupo Pandora, formado por tres cantantes mexicanas: Isabel Lascurain, Mayte Lascurain y Fernanda Meade.

Sin embargo, si hay una versión de Los peces en el río que ha conseguido el reconocimiento unánime de todos, ese ha sido la interpretación única de Manolo Escobar. Una canción que salió a la luz en 1970 con el disco Aires navideños, y que ahora, medio siglo después, sigue sonando y alegrando los hogares de millones de españoles.

Letra de 'Los peces en el río':

La Virgen se está peinando

entre cortina y cortina.

Los cabellos son de oro

y el peine de plata fina.

(Estribillo)

Pero mira cómo beben

los peces en el río.

Pero mira cómo beben

por ver a Dios nacido.

Beben y beben

y vuelven a beber.

Los peces en el río

por ver a Dios nacer.

La Virgen lava pañales

y los tiende en el romero,

los pajarillos cantando,

y el romero floreciendo.

(Estribillo)

La Virgen se está lavando

con un poco de jabón.

Se le han picado las manos,

manos de mi corazón.

(Estribillo)