Comienza la legislatura en las Cortes de Castilla y León y primer espectáculo deplorable. En el estreno del nuevo vicepresidente de Vox, junto con Mañueco, se ha empezado a ver lo que les espera a las mujeres y hombres castellanos y leoneses, pero, en particular, a las mujeres de esta preciosa comunidad autónoma.

Juan García-Gallardo demostró el talante y actitud característica de la extrema derecha, insultando y menospreciando a la procuradora socialista, Noelia Franco. El líder de la extrema derecha llegó a decirle: “Le voy a responder como si fuese una persona como las demás”, como si una persona con discapacidad fuese una persona de segunda. Lo triste es que la extrema derecha así lo cree. Las mujeres, los gays, lesbianas, transexuales o las personas con discapacidad para la ultraderecha son de segunda.

Para ellos, las mujeres deben volver a la Edad Media, a estar en casa, deben volver al cuidado exclusivo de los hijos e hijas y a cumplir todos esos tópicos fascistas de los cuales ellos se sienten orgullosos. De la misma forma que ellas no pueden tener la libertad para decidir si quieren o no tener a sus hijos ¿Porque qué es eso de que las mujeres puedan pensar por sí solas? ¿Qué es eso de que las mujeres sean independientes? ¿Qué es eso de que una mujer pueda cuestionar sus planteamientos? ¿Qué es eso de la violencia de género?

Ha sido un día triste para nuestra democracia. No es cuestión de miedo a la extrema derecha, son hechos. La ultraderecha representa la involución retrógrada de España. Representa que todos los avances en igualdad conseguidos con tanto esfuerzo por todos los hombres y mujeres de este país se sientan amenazados.

Pero, si creían que era suficiente, el líder de la extrema derecha no se quedó ahí, tuvo también unas palabras para su antecesor. Como, por ejemplo: “No haré como él, que se dedicó a repartir ayudas a la inmigración irregular”, pero siguió profundizando: "Sus compañeros del hospital de Palencia tienen que sufrirle haciendo colonoscopias”. Con todo ello, aún cerró su intervención insultando la ley del aborto, afirmando que: Tritura niños con discapacidad en el vientre de su madre”. Todo ello, regado con afirmaciones sobre que a los niños de 6 años en Castilla y León se les enseña posturas sexuales, sexos no binarios, y demás. Una falsedad palpable, como tuvo que reconocer posteriormente y, sobre todo, una absoluta vergüenza para un representante de toda la ciudadanía castellano y leonesa.

La diputada recibió el apoyo de todo el partido socialista, de numerosas personas anónimas que vieron cómo actúa la ultraderecha, e incluso apoyo del PP. Ciertamente, miedo dan, pero es una cuestión de hechos, de formas, de actitud, de lo que son y de lo que puede llegar a ser.

Esto es lo que nos espera en Andalucía si suman PP y Vox, porque hay que recordar que Moreno Bonilla fue el primero en pactar y acordar con la ultraderecha en toda Europa, él fue el que abrió la puerta a la extrema derecha en Andalucía y en España.

Como muy ha dicho el presidente Pedro Sánchez: “Lo que es un riesgo para Europa no puede ser una solución para Andalucía”. Y ya estamos empezando a ver la verdadera cara de lo que es y representa la ultraderecha.

Como señala el candidato socialista a la Junta de Andalucía, Juan Espadas, el futuro para Andalucía no puede pasar por quienes defienden un recorte de derechos y libertades; no puede pasar por una sanidad y una educación privadas; no puede pasar por el abuso y explotación para los trabajadores; no puede pasar por darle la espalda a Europa dañando a nuestro sector agrícola y ganadero y sobre todo no puede pasar por quienes nunca han querido y defendido lo mejor para nuestra tierra.

No da igual quién gobierna. No es lo mismo que gobierne la izquierda a que gobierne la derecha, y más con la ultraderecha. Para el próximo 19 de junio en Andalucía solo hay dos opciones: O derechos o derechas.

Miguel Ángel Heredia Díaz
Portavoz de Hacienda y Senador del PSOE por Málaga