En el corazón del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, en Girona, encontramos uno de los pueblos más bonitos de Cataluña. Se trata de Castellfollit de la Roca, que desafía a las alturas desde la cornisa de un espectacular precipicio. El casco antiguo de este pintoresco municipio se extiende sobre un risco basáltico de más de 50 metros de altura y casi un kilómetro de longitud. Algunas de las viviendas parecen suspendidas literalmente en el aire.

Sobre los restos de un volcán

El pueblo está construido sobre dos coladas de lava y algunos edificios, además del mobiliario urbano, están hechos con rocas volcánicas. El majestuoso risco sobre el que se eleva es fruto de la erosión de los ríos Fluviá y Torones sobre los restos basálticos durante miles de años. De hecho, se pueden apreciar en la pared perfectamente ambas coladas.

Los primeros vestigios de este pintoresco pueblo se remontan a la Edad Media. Su ubicación estratégica, que le permitía divisar a posibles enemigos, lo convirtió en un lugar defensivo natural. en el año 1906 se le cita ya como 'Kastro Fullit', que derivaría en Castellfollit, nombre al que se le añadió posteriormente el 'De la Roca' para diferenciarlo de otros municipios catalanes con el mismo nombre.

El casco antiguo del pueblo está formado por estrechas calles empedradas y escaleras serpenteantes que ofrecen una estampa digna de cuento de hadas. Antiguamente estaba rodeada de una muralla, que quedó destruida por los terremotos de 1427-1428. El edificio más emblemático es la Iglesia de Sant Salvador, un monumento de estilo neoclásico que destaca por su elegancia y sobriedad. Esta joya arquitectónica fue construida en el siglo XIII sobre los restos de un antiguo templo románico. Alberga en su interior importantes obras de arte sacro. En la actualidad se utiliza como centro cultural y espacio de exposiciones.

Fotografías y vistas increíbles

Castellfollit de la Roca cuenta con varios miradores que ofrecen vistas panorámicas impresionantes. En uno de los extremos del precipicio está la plaza mirador Josep Pla, que da una perspectiva increíble de todo el entorno. Además, está el mirador de la Tosca del Llopo, en la carretera que conduce al pueblo, desde donde se puede contemplar la pared basáltica y el valle del río Fluvià. Por su parte, el Mirador dels Bous es el sitio ideal para fotografiar las casas colgantes al borde del barranco y disfrutar de las vistas.

Existe una ruta circular que te permite recorrer las calles del centro histórico, la antigua iglesia y los miradores. En los principales puntos ofrece información turística, con señalización en braille.

Además de pasear por el pueblo, merece la pena hacer una pequeña excursión hasta el Santuario del Cós, ubicado en la cima de una montaña del mismo nombre. La ruta de ida y vuelta desde el pueblo es de unos ocho kilómetros y ofrece otra perspectiva del Parque Natural de la Garrotxa, un espacio protegido por gran valor paisajístico.

Como curiosidad, destacar que en este entorno privilegiado encontramos también la única cantera de basalto activa que existe en la actualidad en nuestro país. Está activa desde 1929, aunque hay documentos escritos del año 1887 que ya hablan de ella.

¿Qué comer en Castellfollit de la Roca?

En el centro del pueblo hay una centenaria fonda-restaurante, Ca la Paula, que lleva funcionando desde 1870 y que cuenta con un interesante menú diario. Se trata de un restaurante familiar que ofrece una experiencia gastronómica que combina los sabores de la región con técnicas de vanguardia. Sus platos se elaboran con ingredientes frescos y de temporada, muchos de los cuales provienen de productores locales y de la propia huerta familiar. Entre sus especialidades destacan el 'Fricandó de vedella amb bolets", un guiso tradicional de ternera con setas, y el 'Suquet de peix', el tradicional caldero de pescado de la costa catalana.

En general, encontramos en la zona una deliciosa selección de la tradición culinaria de la Garrotxa, con su queso artesanal, de sabor suave y cremoso, elaborado a base de leche de cabra. Entre los platos más populares se encuentran la escudella i carn d'olla, un contundente guiso de carne y verduras típico de la cocina catalana, y la botifarra amb mongetes, una deliciosa combinación de butifarra con judías blancas. Para los amantes del pescado, ofrece una gran variedad de platos elaborados con pescado fresco de la costa catalana. La sopa de pescado, el suquet de peix y la zarzuela de pescado son algunas de las especialidades más destacadas que se pueden encontrar en los restaurantes de esta comarca catalana. en la temporada de setas, encontramos, además, propuestas muy interesantes.

Por último, no podemos olvidar los postres típicos de la región, que son el broche perfecto para cualquier comida. Desde los panellets, unos pequeños pastelitos de almendra típicos de la festividad de Todos los Santos, hasta la crema catalana, un postre cremoso y delicado que no deja indiferente a nadie.

Visitar Castellfollit de la Roca te permitirá reconectar con el pasado, la tranquilidad del mundo rural y disfrutar de la naturaleza en un entorno único.