Todo empezó cuando el CNI localizó en una urbanización de Estoril (Portugal) al dirigente máximo de ETA. Se sabía perfectamente que era al responsable de varios atentados en suelo español con resultado de más de cincuenta muertos y más de cien heridos. Todos conocemos la capacidad de escapar de la policía que tiene el personaje: le llaman Josu “Txapela”. El CNI ha comunicado a su director- Secretario de Estado, general (r) García Esteban, la noticia. El general- Director ha llamado inmediatamente a la ministra de Defensa, Mª del Mar García Fernández. La ministra ha decidido llamar al ministro del Interior, Manuel de la Vega, y poner en alerta a todos los Grupos de Operaciones Especiales (GOEs). La pregunta que la ministra ha hecho al ministro es muy sencilla: ¿qué hacemos?.

En un modelo, esperable, de disciplina de Estado, el ministro del Interior pidió a su colega de Defensa que esperase, que está a punto de llegar a Moncloa para despachar con el presidente del Gobierno. La ministra ha tenido una breve conversación con el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Fermín de las Heras, para ordenarle la preparación de las fuerzas especiales.

El presidente del Gobierno, García Rajoy, ha ordenado inmediatamente que se convoque al Comité de Seguridad. A las dos horas y un poco más, en Moncloa están reunidos todos los ministros y los responsables del Comité. La sala cuenta con todos los medios electrónicos precisos para mantener la comunicación en tiempo real con cualquier unidad militar, de la policía o de la Guardia Civil.

El presidente abre la sesión nada más sentarse en su sillón. Y salta a la mesa la pregunta: “¿qué hacemos?”.

El ministro del Interior argumenta que es preciso organizar rápidamente una operación  con una unidad de operaciones especiales de la policía (GEOs) para detener inmediatamente a “Txapela”. Hay consenso. Pero la ministra de Defensa advierte ¿y si hay resistencia y se produce un choque armado? Hay unanimidad: se resuelve el conflicto con la fuerza. ¿Aunque se produzcan bajas? Aunque se produzcan bajas. El ministro de Asuntos Exteriores -Juan de la Calle- llega a más: nuestras unidades deberían actuar antes de que se pueda producir ningún choque.

El presidente deja unos minutos de debate y cierra de forma rotunda las cuestiones: que actúe inmediatamente una unidad especial de la policía y que quede autorizada para hacer fuego desde el primer momento del encuentro.

La operación se denominó “Apache rojo” (no se sabe muy bien por qué) y fue un éxito rotundo: murió “Txapela”, su ayudante, una cocinera portuguesa y el jardinero de la finca. En Madrid algunos grupos salieron a la calle para festejarlo.

Hoy recuerdo todo aquello cuando se va a iniciar el debate en el Parlamento sobre la operación. Y termino de leer en el períodico “El Orbe” un artículo durísimo de su director Andrés P. González acusando al presidente del gobierno de asesinato.

La verdad es que tengo dudas de si el gobierno ha hecho bien o no ha hecho lo correcto en términos de Derecho nacional y Etica internacional, por eso os pregunto ¿qué hacemos si localizamos a nuestro Bin Laden etarra?

Luis Solana es militante socialista y promotor de Nuevas Tecnologías

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