A Moreno Bonilla nunca le han interesado los pueblos, por eso desde el primer día los abandonó. Nunca le han importado lo más mínimo los andaluces y andaluzas que viven en las zonas rurales. Siempre los ha considerado ciudadanos de segunda, o incluso de tercera, y por ello ha limitado sus oportunidades y ha recortado la calidad de vida de sus habitantes.

La falta de inversiones en sanidad, en educación, en transporte, en cultura y en empleo están condenando a los pueblos andaluces al abandono. La reducción de la financiación de La Patrica, el cierre de aulas, la supresión de líneas de autobús y la reducción brutal de las escuelas taller perjudican a la gente que viven en los municipios rurales. Moreno Bonilla se comprometió a combatir la Andalucía vaciada, pero dicho compromiso tan solo ha sido otra mentira más.

La falta de médicos en Andalucía es cada día más preocupante en las zonas rurales. Muchos pequeños municipios se están quedando sin médicos o hay un facultativo que atiende solo dos horas al día. A ello se añade el recorte en el número de médicos en los pueblos, las promesas incumplidas de construir nuevos hospitales comarcales en zonas rurales, la pésima gestión del servicio de ambulancias o que apenas hay pediatras en ellos.

Moreno Bonilla está consiguiendo que "esté prohibido ponerse enfermo en muchos pueblos". Como es el caso de Zahara de la Sierra, cuando se quedó por primera vez en la historia sin médico. O en la comarca de Estepa, donde sus nueve pueblos, en los que debería haber 41 médicos, pero en realidad solo hay 15, menos de la mitad. O en la comarca de Los Pedroches, donde la Junta promete una y otra vez un hospital comarcal, pero no cumple nada.

Sin olvidar el problema de las ambulancias en Andalucía, que llegan tarde y sin médicos ni enfermeros a los pueblos. Podemos recordar el caso del fallecido en Bentarique (Almería) donde la ambulancia llegó 40 minutos tarde; y ante ello qué dicho la consejera de salud: “La ambulancia llegó cuando llegó”, una explicación muy argumentada y con mucha autocrítica sin duda. ¡Qué vergüenza!

O el reciente caso de la movilización de varios cientos de vecinos de los pueblos malagueños de Cuevas del Becerro y Serrato, donde en los últimos tiempos han sufrido dos casos, un infarto y un desmayo, donde las ambulancias tardaron casi una hora en llegar y por supuesto, venían sin médicos ni enfermeros.

Más del 60% de los pueblos andaluces no cuenta con pediatras. Son datos de la propia Junta de Andalucía. Cientos de miles de niños y niñas sin un médico especialista, obligando a las familias a recorrer decenas de kilómetros hasta hospitales, que, en muchos casos, están a más de una hora de distancia. Y la consejera de Salud en el Parlamento Andaluz ha llegado a insinuar que el problema es de los padres; porque si vivieran en las ciudades, esto no les ocurriría. ¡Qué vergüenza!

También la educación rural ha sido duramente golpeada. Desde que llegó Moreno Bonilla, Andalucía ha perdido 2.402 aulas públicas, sobre todo en los pueblos, según datos de USTEA. Todo ello representa un problema para numerosas familias de las zonas rurales, porque con esta reducción, se incrementa el riesgo de abandono escolar y se dificulta la conciliación familiar.

El transporte público ha sido otro sector atacado por Moreno Bonilla. Básicamente ha deteriorado o incluso ha abandonado este servicio en muchas zonas rurales andaluzas, dificultando la conectividad y el acceso a servicios como la sanidad o la educación. En toda Andalucía, los recortes en transporte público están agravando la despoblación rural, ya que jóvenes y trabajadores se ven obligados a mudarse a ciudades con mejores conexiones.

Moreno Bonilla, que reivindica todos los días mejoras al Gobierno de la nación en materia de transporte público, no cumple cuando se trata de competencia suya. De hecho, los alcaldes socialistas de Almáchar, Antonio Yuste y de El Borge, Raúl Vallejo, llevan años defendiendo con valentía a sus vecinos y reclamando integrar a sus municipios en el Consorcio de Transporte Metropolitano del Área de Málaga, de la Junta de Andalucía, para reducir el coste del billete de sus vecinos, pero el presidente andaluz se niega hacerlo, eso sí, sin dar ningún tipo de explicaciones. El único motivo es que para el PP quienes viven en los pueblos son “ciudadanos de segunda”.

Las Escuelas Taller y Casas de Oficio, que durante años ofrecieron formación y empleo en los pueblos, han sido prácticamente desmanteladas. Según datos oficiales, en 2023 solo se financiaron 42 escuelas taller en toda Andalucía, un 60% menos que en 2018. Estas iniciativas eran esenciales para formar a jóvenes, combatir el desempleo juvenil y dinamizar la economía local en sectores como agricultura, albañilería, electricidad, jardinería o hostelería. Si era una medida positiva para favorecer la formación y la creación de empleo, ¿por qué Moreno Bonilla la ha reducido a la mínima expresión?

Por recortar, Moreno Bonilla ha recortado hasta la cultura en los pueblos, de hecho, desde 2019 el presupuesto destinado a actividades culturales en los municipios pequeños se ha reducido un 20%, afectando a programas de promoción del patrimonio, a festivales y hasta a talleres artísticos.

Moreno Bonilla ataca tanto a los pueblos, que los ahoga financieramente. Lo hace recortando la Patrica. Este es un fondo destinado a garantizar la autonomía financiera de los ayuntamientos, y ha sido reducido drásticamente. Según la Federación Andalucía de Municpios y Provincias (FAMP), los municipios han dejado de recibir más de 800 millones de euros. Y sin estos recursos, los ayuntamientos, sobre todo los más pequeños, se enfrentan a una asfixia financiera que limita su capacidad de acción.

¿Sr. Moreno Bonilla por qué abandona los pueblos? ¿Por qué considera a sus vecinos ciudadanos de segunda? ¿Tanto que prometía que combatiría la despoblación y resulta que los pueblos parece que le estorban? Andalucía no puede permitirse dejar atrás a sus pueblos, que son el corazón de su identidad y su riqueza cultural. Son cientos de miles los andaluces que viven en pueblos y deben tener los mismos derechos y disfrutar de los mismos servicios que los que viven en las ciudades. Los pueblos tienen mucho futuro en Andalucía, aunque el PP no se quiera enterar.

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