El recorte del 7.1 por ciento de sueldo bruto de la monarquía, o dicho en otros términos, el equivalente a la paga extraordinaria de Navidad de forma "libre y voluntaria" por parte de la Corona. Invita a la Crítica a interpretar la medida más que como un "gesto de austeridad" un "lavado de cara" ante la colección de manchas y errores continuos en sus funciones institucionales. Después de ocho meses sin levantar la cabeza por los "tejes y manejes" de su yerno preferido.

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