Hace unas semanas, recordé una vez más a Antonio Machado y su irónica visión de la España de charanga y pandereta. Como asistimos ahora a la recuperación de aquella etapa por parte del trío de la derecha, el poeta enterrado en Colliure volvería a lamentar la situación, que se hizo visible en Sevilla al inicio de esta Semana Santa: La Virgen de la Caridad salió en andas por la puerta de la capilla de la Piedad, ataviada con un fajín que perteneció al dictador Franco, a pesar de que tal acción está en estos momentos siendo estudiada por un juez.

El empeño fue de la hermandad del Baratillo que, año tras año desde el 2000, fecha en la que Carmen Franco donó la prenda de su padre, la ha venido exhibiendo sobre la imagen de la Virgen. La denuncia judicial la hizo un colectivo de juristas sevillanos denominado 17 de marzo. Sus integrantes consideran que esta iniciativa podría constituir un posible delito de odio.

Y únicamente si el trio de la derecha no consiguiera formar Gobierno, podríamos olvidar aquella España felizmente superada.

El juzgado de Instrucción número 7 de Sevilla rectificó un archivo previo de la Fiscalía, abriendo diligencias previas por considerar que los hechos “presentan características que hacen presumir la posible existencia de una infracción penal". Para la Fiscalía, tal reclamación, por el contrario, suponía una exageración y el desconocimiento del natural religioso y cultural (sic) de la Semana Santa en la capital del Guadalquivir.

Esta instancia del ministerio fiscal parece dar a entender que Franco es un elemento tan común a la cultura sevillana como la feria de Abril o la peineta. Sin duda, el líder de VOX,  Santiago Abascal, debe estar encantado con este jurista. 

Como nota de color vi que, desde un balcón próximo, dos invitados de excepción observaban atentos la procesión: José María Aznar, expresidente del Gobierno, que resurge como el fantasma del pasado en los asuntos que interesan a la derecha más casposa. A su lado, el no menos ínclito y popular Juan Ignacio Zoido, que más valdría que dedicara tiempo a aclarar los asuntos oscuros del Ministerio del Interior del que fue titular. También debe ser una casualidad que asistieran precisamente a contemplar ese paso.
¡Ah, estamos volviendo a las andadas! Y únicamente si el trio de la derecha no consiguiera formar Gobierno, podríamos olvidar aquella España felizmente superada.