Con todo el respeto a la diferencia de puntos global en intención de voto, que ahora estaría en 50% para Obama y 45% para Romney según Gallup, estas elecciones no se deciden en base a una mayoría de sufragios en ese cómputo nacional. Los comicios en Estados Unidos se ganan estado a estado, y se pierden en uno solo, como bien saben los demócratas en la historia reciente. Todo el mundo asistió al bochornoso espectáculo de Florida. Mejor no recordarlo. Es en este campo, el de los estados que se mueven, donde el primer debate demuestra que algo ha cambiado. En Ohio, por ejemplo, Obama tenía una ventaja clara pero ha visto como esta se reduce hasta el punto de que la web Real Clear Politics considera al estado en el saco de los indecisos. También es cierto que la distancia es exactamente la misma a estas alturas de la partida que hace cuatro años, pero el repunte de Romney en el gráfico es claro. Son dieciocho votos electorales los que están en juego, y podrían ser decisivos. Por otro lado, en la dura batalla que se libra en Florida - también entre esos territorios que se decidirán en el último minuto - Obama ha caído de tal manera que ahora mismo estaría en un empate técnico con Romney, cuando hace cuatro años en estas mismas fechas llevaba cuatro puntos de ventaja a John McCain. Carolina del Norte, hace cuatro años para Obama, y hoy sometido a dura batalla con Romney por delante, o Colorado, que hoy arroja otro empate técnico cuando a primeros de octubre de 2008 Obama ya estaba cuatro puntos arriba, son lugares en los que el primer debate ha hecho daño al candidato demócrata. Hoy a Obama le faltarían 19 votos electorales para renovar su mandato presidencial (270 para la victoria), que podría conseguir en Nevada (6), Colorado (9), Iowa (6) y el reñido Ohio (18). Por supuesto, no puede permitirse perder más. Romney, por contra, necesita la victoria en prácticamente todos los estados indecisos (106 votos) para sumarlos a los que ahora tendría más o menos seguros. Una empresa casi imposible, pero que ha visto más cerca tras su sorprendente actuación en el debate.

Los estados decisivos que comentábamos hace unos meses siguen siendo los mismos para Obama, lo que demuestra que al final las aguas vuelven al cauce y los republicanos mantienen una base sólida, pese a que en algunos momentos el inquilino del despacho oval parecía arrasar poniendo el color azul en muchas más casillas del mapa de las que en principio parecían favorecerle. Quedan dos debates que para Romney son la única posibilidad de sobrevivir, y para Obama dos oportunidades de hundir definitivamente el sueño presidencial del candidato republicano.

Ion Antolín Llorente es periodista y blogger
En Twitter @ionantolin